¿Qué pedir a las cifras de ingreso y de pobreza?

26 Julio, 2023

Al escribir estas líneas no está disponible la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022 que permite identificar los recientes avances y retrocesos en materia de distribución del ingreso y pobreza. Sin embargo, aún sin estos datos es posible separar aquellos resultados que tendrán escaso contenido informativo, al ser poco sorprendentes, de los asuntos que deberían ocupar el debate público. Estos últimos corresponden al desempeño de la política social.

Primero, sin ninguna sorpresa, es posible que mejoren el ingreso y la mayoría de los indicadores no monetarios entre 2020 y 2022. Tras la catástrofe del inicio de la pandemia está el normal rebote de las condiciones de bienestar de la población. Sería sorpresivo que hubiera algún declive en los indicadores de nivel de vida. La comparación pertinente será entre 2018 y 2022.

Segundo, los cambios en el ingreso no son tan importantes como los de su distribución. Aunque las ENIGHs subestiman la desigualdad y no son del todo certeras para identificar su tendencia, si bajara notablemente el coeficiente de Gini, indicador comúnmente usado para medir la desigualdad, esto sería indicio de un cambio duradero en las diferencias económicas entre los mexicanos. Entre 2018 y 2020 se redujo menos de la mitad de lo que cayó de 2016 a 2018.

En tercer lugar, más importante que el monto de las transferencias monetarias que reciben las personas, donde destacan las hechas por otros hogares (como las remesas) y los programas sociales, será observar su capacidad redistributiva. Para 2020, pese a que las transferencias totales aumentaron 8% respecto a 2018 su efectividad para reducir la desigualdad apenas aumentó 1% en el mismo periodo.

En cuarto lugar, sabemos que los programas sociales han distribuido más dinero, pero no si han corregido su sesgo distributivo. Entre 2018 y 2020, las transferencias provenientes de programas gubernamentales aumentaron 50%, pero el CONEVAL estima que su efectividad contra la pobreza prácticamente no cambió. Lo anterior debido a que se redujo el monto recibido por los más pobres de los pobres. Habrá que ver si los pobres extremos fueron la prioridad en 2022.

Quinto, más importante que las transferencias o ingresos en dinero son las carencias de derechos sociales, entre los que destaca el de acceso a los servicios de salud. Entre 2018 y 2020, la población con carencia del derecho al acceso a los servicios de salud creció de 20.1 a 35.7 millones de personas. Regresar al menos a la cifra de 2018 sería recomponer el camino, no alcanzarla confirmaría el fracaso de la política de salud.

Sexto, hay que prestar especial atención al rezago educativo. Al menos desde 2016 las carencias educativas han venido aumentando, y si bien entre 2018 y 2020 este deterioro se desaceleró es posible que este vuelva a aumentar de forma significativa. La razón es que el abandono escolar derivado de la pandemia, y de la falta de una atención especial a sus efectos, se presenta gradualmente al acumularse las lagunas de destrezas y conocimientos de los alumnos.

En suma, al examinar la ENIGH 2022, en vez de detenerse en la recuperación del ingreso y la caída de la pobreza de corto plazo, hay que identificar lo logrado desde el principio de esta administración. En lugar de concentrarse en los niveles de ingreso hay que ver la distribución de sus componentes. Particularmente, hay que analizar la corrección de los sesgos contra los más pobres de las transferencias de los programas sociales, y, sobre todo, los avances en la cobertura de los servicios de salud y la evolución del rezago educativo.

Con un análisis apresurado de la ENIGH 2022 será sencillo obtener un trivial y engañoso panorama sobre el desarrollo social.  Examinándola con detenimiento podrá verse la verdadera magnitud de los retos por enfrentar y si la política social ha estado a la altura de ellos.

Rodolfo de la Torre Rodolfo de la Torre Actualmente es Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Ha sido coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, y Director de El Trimestre Económico, del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue parte del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es economista por el ITAM, y maestro en Filosofía de la Economía por la Universidad de Oxford.

Archivado en