Inmovilidad laboral

La pobreza laboral disminuyó significativamente y la desigualdad entre los trabajadores más ricos y pobres lo hizo modestamente, pero los beneficios de los mayores salarios no han llegado al núcleo de los más pobres.
28 Mayo, 2025
A finales de 2024, el 72% de los hogares en pobreza laboral permaneció en esa condición desde 2023, según el CEEY.
A finales de 2024, el 72% de los hogares en pobreza laboral permaneció en esa condición desde 2023, según el CEEY.

Ya sin la participación del CONEVAL, ha sido posible replicar su cálculo de la pobreza laboral y establecer que en 2025 llegó a sus niveles más bajos desde que se mide. Ésta se redujo gracias a la política salarial, la cual también moderó la desigualdad de los ingresos por trabajo. Pese a ello, se mantiene un importante grupo de ocupados en desventaja respecto a los demás. El efecto positivo de los salarios apenas alcanza al grupo de ocupados sin mejora de su posición económica en el tiempo.

El 27 de mayo el INEGI publicó la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo y por primera vez el CONEVAL no retomó estos datos para hacer el cálculo de la pobreza laboral, es decir del número de personas cuyos ingresos por trabajo no alcanzan para comprar los alimentos básicos. En su lugar, la organización México Cómo Vamos y el presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos anunciaron que según sus cálculos la pobreza había descendido a su menor nivel desde 2007.

El CONEVAL guarda silencio desde el pasado marzo al encontrarse en proceso de extinción y prácticamente desmantelado. Su desaparición formal ocurrirá cuando se apruebe la iniciativa presidencial para tal efecto, también enviada al Congreso este 27 de mayo. Mientras tanto, el CONEVAL hereda una metodología que otros pueden reproducir y que ha permitido mostrar que la política laboral, particularmente la de salarios mínimos, ha sido la principal responsable dé reducir la pobreza.

En el sexenio pasado el salario mínimo casi se triplicó nominalmente. Esto se tradujo en poco más que duplicar el salario mínimo en términos reales, mucho menos que el aumento nominal, aunque aún algo sumamente cuantioso. Esta medida no sólo mejoró las remuneraciones de quienes ganaban el mínimo en el sector formal, si bien permeó desigualmente en los demás trabajadores y sus familias, lo que se tradujo en un aumento del ingreso laboral real per cápita de los hogares de más de 30%.

La pandemia retrasó notablemente el efecto benéfico del incremento de los salarios, pues no fue hasta mediados de 2021 cuando la economía del país recuperó cierta normalidad en sus condiciones laborales. Para el tercer trimestre de 2021, la población en pobreza laboral era de 40.7%, la misma que al término de 2018. Para el mismo periodo de 2024 había bajado considerablemente a 35.1% y en el primer trimestre de 2025 alcanza su récord histórico con 33.9%.

No sólo la pobreza tuvo una reducción significativa, también la desigualdad entre los trabajadores más ricos y pobres. En el tercer trimestre de 2021 el 20% de los ocupados con mayor ingreso ganaban por su trabajo 45 veces lo que el 20% con menores percepciones. Para 2024, esta relación era de 41 veces, lo que representa una reducción en la desigualdad, aunque relativamente modesta para el monto en que se incrementaron las percepciones reales de los trabajadores.

Pese a lo informativo de las cifras anteriores, estas no alcanzan a identificar las posibilidades de avance económico de las personas a lo largo del tiempo, su movilidad social, pues no establecen si los progresos ocurren igualmente para todos o se concentran en unos cuantos. Si los salarios, como la marea, elevaran a todos los que navegan en el mercado de trabajo el efecto benéfico sería inequívoco. Desafortunadamente hay quienes se quedan varados en el lugar que les tocó.

El Centro de Estudios Espinosa Yglesias reporta que para finales de 2018 el 19% de los ocupados con ingreso lo aumentaban en el curso de un año. Para 2024 esta cifra fue de 23%. Estos números representan un aumento en aquellos que tienen una movilidad ascendente en sus ingresos, pero aun indica que es una proporción relativamente pequeña la que se ha beneficiado de los mayores salarios. Además, en este grupo no suelen encontrarse los que menos ingreso perciben.

De acuerdo con la misma fuente, a finales de 2024 el 72% de los hogares en pobreza laboral permaneció en esa condición desde 2023. Esto significa que si bien hay hogares que superan la pobreza, suelen persistir en ella la gran mayoría. Si el foco se pone en el 20% de los hogares más pobres, es el 68% de ellos el que no abandona su posición de desventaja. Lo anterior implica que los beneficios de los mayores salarios siguen concentrados en pocos que no son pobres.

Son de celebrar los esfuerzos por aumentar el salario mínimo, que al menos datan de 2016, y la profundización de estos en la administración pasada. Sin embargo, debe de reconocerse que aún hacen falta políticas de mayor profundidad redistributiva, con un enfoque de movilidad social, para evitar el núcleo duro de la pobreza persistente. 

Rodolfo de la Torre Rodolfo de la Torre Actualmente es Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Ha sido coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, y Director de El Trimestre Económico, del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue parte del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es economista por el ITAM, y maestro en Filosofía de la Economía por la Universidad de Oxford.

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