Datos atípicos: una vez es suerte, dos es coincidencia…

En su primer informe de gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó la salida de 13.5 millones de personas de la pobreza entre 2018 y 2024. Poco importa que haya agregado, sin explicación alguna, cien mil personas a la cifra exacta reportada por el INEGI; lo que sí importa es que esta cifra probablemente esté sobreestimada. La persistencia de datos atípicos en la captación del ingreso de los hogares se suma a los problemas de comparabilidad en algunas carencias sociales -como la de salud-, lo que dificulta ofrecer un panorama preciso sobre la magnitud y evolución de la pobreza en el país.
Una razón clave por la cual la reducción de la pobreza podría estar artificialmente magnificada es la mejora en la captación del ingreso de los hogares. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), utilizada para medir la pobreza, históricamente subestima el ingreso reportado en las Cuentas Nacionales -la fuente más confiable-, aunque esta subestimación solía mantenerse relativamente constante. Sin embargo, para 2024, la ENIGH mejoró su captación del ingreso en casi siete puntos porcentuales respecto a las Cuentas Nacionales. Esto es atípico.
Mejorar la medición del ingreso es positivo, pero debe subrayarse que medir mejor no significa tener más. Si alguien cuenta apresuradamente los 450 pesos en su cartera y concluye que tiene solo 400, cuando finalmente los cuenta bien y llega a la cifra correcta, tal vez se sienta feliz, pero no ha ganado más dinero. Algo semejante parece haber ocurrido con las cifras de ingreso utilizadas para calcular la pobreza. La mejora en la contabilidad del ingreso de los hogares puede parecer una ganancia, pero en realidad no lo es.
Esta situación ha sido señalada recientemente por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana y explicada con amplitud por el exdirector de investigación del INEGI, Gerardo Leyva . De su análisis se desprende una implicación clave: “Si una parte importante del incremento en el ingreso resulta de una mejora en la calidad de su medición, entonces también una parte importante de la disminución estimada en la pobreza pudiera tener la misma causa, por lo que no sería del todo real”.
Es importante enfatizar que la ocurrencia de datos atípicos en el ingreso no necesariamente responde a cambios en los métodos de medición, el diseño de los cuestionarios o los operativos de campo. Puede deberse a las vicisitudes propias de toda encuesta y al azar en su levantamiento. Los datos atípicos pueden surgir sin que exista intención alguna y no representan un cuestionamiento a la capacidad técnica del INEGI. No obstante, su presencia debe ser advertida y, en la medida de lo posible, considerada para interpretar mejor los datos y calcular con mayor precisión la pobreza.
La idea de que existen datos atípicos enfrenta la crítica de que la mejora económica de los hogares no se debe a mayores ingresos generales, medidos o reales, sino a una redistribución del ingreso existente que ha favorecido las remuneraciones al trabajo frente a otras fuentes. De ser así, los ingresos laborales habrían aumentado no por un crecimiento del ingreso total en la economía, sino por un incremento en las percepciones de asalariados y trabajadores independientes. Esta crítica, sin embargo, tiene respuesta.
Si se analizan únicamente los ingresos por trabajo (subordinado, independiente o de otro tipo) y se comparan los datos de la ENIGH con los de las Cuentas Nacionales, también se observa un efecto de mejor captación, aunque menor que en el ingreso total. La captación de los ingresos laborales en la ENIGH mejoró en 3.3 puntos porcentuales entre 2018 y 2024, lo que implica que casi una quinta parte del aumento en estos ingresos se debe a una mejor medición, no a un crecimiento real en las percepciones de quienes laboran.
Los datos de ingreso, si no se interpretan con la debida precaución, pueden sobrestimar el éxito de políticas para combatir la pobreza -como el aumento del salario mínimo-. Del mismo modo, el cambio en la forma de preguntar por el acceso a servicios de salud en la ENIGH puede llevar a una supuesta mejora en esta carencia que no necesariamente refleja la realidad. En el caso del ingreso, los datos atípicos merecen atención en cuanto se presentan, como ya ocurrió en 2022. Pero cuando se repiten, es urgente incorporarlos a la agenda de investigación pública sobre pobreza.
