El 28 de abril de este año se llevó a cabo el Draft de la NFL, uno de los días que cambiaría el rumbo de los Dallas Cowboys. Con la cuarta selección global, el equipo de Jerry Jones, seleccionó contra todo pronóstico a uno de los corredores más talentosos en la historia del futbol americano colegial. Ezekiel Elliott, proveniente de la Universidad estatal de Ohio, provocó mucha polémica, ya que el equipo necesitaba reforzar su defensiva y un corredor no era necesario.
La edad de Tony Romo y las constantes lesiones apuntaban que los Cowboys tenían que seleccionar a un quarterback. La primera opción era Paxton Lynch de la Universidad de Memphis, pero los Broncos de Denver se les adelantaron. La baraja de opciones aún era muy grande para Dallas, aunque las cosas se fueron complicando, ya que cada pasador que tenían en mente seleccionar, era tomado por otro equipo.
Tuvieron que pasar 4 rondas y 135 selecciones para que el equipo dirigido por Jason Garrett seleccionara un mariscal de campo. Dakota Prescott, proveniente de la Universidad estatal de Mississippi, fue el elegido. Poco se sabía sobre este quarterback y su estancia en el equipo aún era una incógnita.
En la semana 3 de la pretemporada, se dio una escena que ningún aficionado al conjunto de la estrella solitaria quería ver. Su líder y mariscal de campo sufriría una grave lesión en la espalda que lo alejaría de las canchas por varias semanas. Fue así como Dak Prescott tomó las riendas del equipo más importante de la unión americana y no las volvería a soltar.
Dallas se perfilaba a empezar una nueva campaña llena de fracasos y decepciones. Su defensa no lucía muy fuerte, ya que las selecciones del draft fueron enfocadas a la ofensiva. Su ataque tenía talento, pero con dos novatos en posiciones clave, el panorama no era muy bueno.
Prescott y Elliott asumieron la responsabilidad con creces, apoyados en la mejor línea ofensiva de la NFL y en una defensa que elevó su nivel significativamente, se han convertido en el mejor dúo de novatos jamás visto. Semana tras semana se han dedicado a romper récords de la liga, récords de la franquicia y lo más importante, a ganar.
Hoy Dak y ‘Zeke’ tienen a los Cowboys con una marca de 12 victorias y 2 derrotas. A falta de dos partidos por disputar, Dallas podría tener la mejor temporada de su historia, si logra ganar en ambos partidos.
El quarterback novato de los Vaqueros ha sido el gran líder en el vestidor del equipo. La presión a la que ha estado sometido desde que se hizo cargo del equipo es inimaginable, sobretodo una vez que Romo regresó de la lesión y ha estado disponible para jugar. Prescott ha respondido de gran forma a los momentos de mayor tensión y ha firmado una de las temporadas más espectaculares para un pasador de primer año.
El caso de Elliott ha sido un poco diferente, aunque igual de espectacular. La presión no era tan fuerte por lo que representaba su posición, aunque debía de demostrar porque fue elegido como cuarta selección global. ‘Zeke’ ha sido la pieza clave para Dallas durante la temporada, ha sorprendido a la liga por su forma de acarrear al balón y está en camino a convertirse en el jugador más valioso de la NFL, pudiendo ser el más joven en hacerlo.
Es difícil encontrar casos como el de este dúo de novatos en el mundo del deporte. Los atletas con poca experiencia suelen desplomarse ante la presión y les toma algunos años explotar su potencial. Dak y ‘Zeke’ llegaron a Dallas como esperanzas hacia el futuro, pero decidieron que no tenía caso esperar y hoy son la luz que ilumina a la estrella solitaria.