El IMER ante la oportunidad de separarse de la SEP
En 2020, el Instituto Mexicano de la Radio (Imer) tuvo dos buenas noticias: creció en audiencias y, como organismo descentralizado, adquirió el carácter de no sectorizado. Ambos elementos serán clave dentro de la visión estratégica para reforzar su papel como medio público en 2021 y a largo plazo.
De acuerdo con mediciones de INRA, entre enero y septiembre de 2020 el Imer aumentó de manera significativa su alcance en el país. En especial, las emisoras del Valle de México llegaron a un promedio diario por hora de 547 mil 746 personas hasta el noveno mes del año.
Además, las audiencias de la Primera Emisión de Imer Noticias aumentaron casi 150 por ciento. En septiembre de 2020, la programación llegó a 33 mil 141 personas por hora, una cantidad superior a los 19 mil 339 usuarios alcanzados en el mismo mes de un año atrás.
Medir a las audiencias ―aseguró la Directora General del Imer, Aleida Calleja― es una acción necesaria en el camino de lograr que el Instituto “se convierta en un espacio de debate, donde realmente se reflejen los diferentes sectores de la sociedad con sus distintas variantes”; alcanzar la independencia editorial; cumplir con el pluralismo informativo que se propone, y construir una agenda informativa eficaz y de calidad.
Para Calleja, el incremento de las audiencias en 2020, un año de confinamiento ante la pandemia de Covid-19, es un indicador de que la radiodifusora está haciendo bien su trabajo. Sin embargo, advirtió que los estudios son únicamente una fotografía que necesitan complementarse con planeación y recursos.
Realizar análisis cualitativos requiere importantes recursos, metodologías y conocimientos que implican un esfuerzo adicional. Por ello, adelantó que el Imer está tejiendo alianzas con universidades y centros de investigación para colaborar en estas evaluaciones de manera sistemática.
Las oportunidades de ser no sectorizado
En diciembre de 2020, el Poder Ejecutivo publicó un decreto en el Diario Oficial de la Federación (DOF), mediante el cual se otorgó al Imer la naturaleza jurídica de organismo público descentralizado no sectorizado, por lo que dejará de depender de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Aleida Calleja detalló que el cambio a no sectorizado significa que el Instituto tendrá mayor independencia en operación, administración y gestión, porque antes las decisiones en torno a temas importantes como el presupuesto anual derivaban de la SEP.
“Se abre un espacio para una mayor participación ciudadana y, en general, este diseño institucional lo que intenta es acercarse un poco más a los estándares en la materia en términos de lo que la Constitución marca: que los medios públicos deben tener autonomía de gestión e independencia editorial”.
En cuanto al presupuesto, en adelante el Imer negociará directamente con la Secretaría de Hacienda y la Cámara de Diputados, como lo hace el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPREM). Esto podría representar una ventaja si se toma en cuenta que la SEP tiene un amplio entramado de dependencias con las cuales abordar los recursos, expuso la directora.
Para el ejercicio de 2021, el Instituto cuenta con 163 millones 300 mil pesos, unos 2 millones 400 mil pesos más respecto a 2020. Aunque en esta ocasión no sufrió un tijerazo, en 2019 atravesó recortes financieros que pusieron en peligro la permanencia de estaciones y varios colaboradores. El problema se resolvió cuando el gobierno le brindó más recursos, después de habérselos quitado.
Asimismo, el decreto da paso a modificaciones en la Junta Directiva, presidida por un representante de Hacienda. Además de integrantes de la SEP, la Secretaría de Gobernación, el presidente del SPREM, un representante del Consejo Ciudadano del SPR y una silla para alguien del Consejo Ciudadano del Imer, quien podrá ampliar la voz de las audiencias en la máxima instancia de gobierno.
Desafíos para reforzar la función social
Si bien el Imer ha logrado avances para reforzar su función social como uno de los medios públicos de México, a largo plazo tiene desafíos importantes en busca de ser un espacio plural y de debate más relevante para todos los sectores de la población: niños, mujeres, adultos mayores, personas con discapacidad, la comunidad sexodiversa y muchos más.
Por un lado, las voces que reclaman medios realmente públicos se enfrentan con la barrera de los recursos. En América Latina, el financiamiento generalmente proviene del gobierno, el cual muchas veces es insuficiente o puede afectar la autonomía de gestión que debería existir.
“Sería deseable, no solamente para el Imer sino para todos los medios públicos, que los presupuestos asignados, como dice la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, fueran aprobados con años de antelación de acuerdo a la inflación, para que, de esta manera, no solamente le genere una mayor autonomía operativa y presupuestal sino también porque eso permite planear a largo plazo los proyectos comunicacionales”, explicó la experta.
No se puede plenamente desarrollar un proyecto sin saber si el próximo año se contará con el dinero para sostenerlo, porque eso dificulta la calidad de los contenidos de las audiencias y construir un plan de Estado y no del gobierno en turno.
Asimismo, Calleja identificó que otro de los retos del Imer es crecer a nivel multiplataforma, incluidas las distintas plataformas tecnológicas, los diversos o renovados formatos como el podcast, desde el periodismo de investigación, e incluso en cómo se construye la agenda informativa a la que se da cobertura en toda la nación.
Y mientras se enfoca en estos desafíos, el Imer no puede olvidar su labor en el combate a la desinformación, la proliferación de noticias falsas o engañosas que se ha acentuado durante la pandemia, acotó la funcionaria del Imer. Será necesario que se mantenga alerta, ya que se espera observar una tendencia de crecimiento en contextos críticos para la sociedad, la economía y la política en todo el mundo.
* Este artículo se publicó originalmente en digitalpolicylaw.com