Oleada de inversiones por nearshoring impulsarían a PyMEs si reciben apoyos

Certidumbre, digitalización y financiamiento aún impiden que las PyMEs mexicanas se integren con fuerza a la cadena de suministro global.
14 Abril, 2022 Actualizado el 14 de Abril, a las 13:07
PyMEs y micronegocios aportan 5.1% del valor total de exportaciones de manufactura (Foto: Gobierno de Querétaro)
PyMEs y micronegocios aportan 5.1% del valor total de exportaciones de manufactura (Foto: Gobierno de Querétaro)
Arena Pública

La pequeñas y medianas empresas (Pymes) tienen una gran oportunidad de subirse a la cadena exportadora con la relocalización de empresas multinacionales, llamado nearshoring, que están llegando al país. Para que ello ocurra a gran escala, serán importantes los apoyos.

Las exportaciones del país no han parado de crecer. En el más reciente reporte de balanza comercial del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) se registraron exportaciones por un valor de 46 mil 246 millones de dólares (MD) durante febrero pasado, un incremento del 27.84% respecto al registro del mismo periodo del año 2021. Aunque esta evolución sugiere un escenario económico favorable para México como un todo para el 2022 en términos de ventas al extranjero, no beneficia de igual manera a todas las compañías.

A pesar que el 54% de las PyMEs en México han expresado un interés en exportar, aún son relativamente pocas las que han tomado ese paso. “Como un 25% [de los pequeños negocios que trabajan con nosotros están enviando sus productos al extranjero]”, informa Bernardo Prum, director de la plataforma de financiamiento para pequeños negocios Creze.

La cifra contrasta con los avances de las PyMEs en el mercado local. “Sí, la crisis sanitaria afectó principalmente a las pequeñas empresas, muchos comercios tuvieron que cerrar sus puertas y dejar de recibir a sus clientes […].Pero durante la pandemia, y hasta la fecha, se han abierto un millón 200 mil nuevos negocios […]. Eso nos indica que surgieron nuevos emprendimientos para atender necesidades específicas que nacen a partir de la COVID-19”, señala Lucía Mier, directora de Oferta de Valor del segmento PyME en Scotiabank.

La baja participación de las PyMEs en la venta de productos al extranjero también contrasta con lo que varios expertos han reconocido como una oportunidad de desarrollo sin igual para estos negocios de menor tamaño, a raíz del crecimiento de las exportaciones esperado para 2022.

Y en última instancia, también juega en contra del potencial exportador de México como un todo. De acuerdo con un análisis de Perú realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (IDB), aunque la venta de productos al exterior actualmente está dominado por algunas compañías líderes, éstas empresas comenzaron sus ventas a otros países cuando todavía estaban clasificadas como PyMEs, sugiriendo un potencial que corre el riesgo de perderse si no se invierte en estos negocios.

Uno de los factores parecen jugar en contra de las PyMEs a la hora de buscar el posicionamiento de sus productos al extranjero es la digitalización de sus negocios. “Para que un negocio pueda subsistir y crecer, de entrada tiene que dejar pensar primero en internacionalizarse y exportar. Primero necesita ser digital. Muchos negocios, al llegar la pandemia, no tenían ni página de internet […]. Son herramientas que necesitan para crecer”, señala la experta de Scotiabank.

También hay un elemento importante en lo que se refiere a la certidumbre económica. De acuerdo con el director de Creze, “habría que dar un mensaje que México es un país competitivo, abierto a la inversión privada, con mucha apertura para celebrar contratos. El actual gobierno […] no ha dado ese mensaje al resto del mundo, de que aquí se puede traer la inversión, que aquí se respecta el estado de derecho”.

Contexto actual, ¿favorable a las PyMEs exportadoras?

Otro problema que tienen los negocios pequeños en el país es que, por su naturaleza, tienden a tener más incentivos para vender en el mercado interno. De acuerdo con Prum,“el 80% de la economía en México sigue siendo de calibre doméstico, muchos de los clientes [de estos negocios] son agentes locales, o se dedican a bienes raíces, transporte y actividades que suelen realizarse con un enfoque local”.

Pero tendencias como el nearshoring podrían estar cambiando el panorama. De acuerdo con cifras del Inegi, la participación de los micronegocios y las PyMEs en el valor total de las exportaciones de manufactura a lo largo de los años había ido cayendo poco a poco desde que tocó su nivel máximo en 2009. Pero en 2020, en medio de una mayor demanda de Estados Unidos (y las primeras señales de una relocalización de cadenas de suministro), la tendencia se revirtió.

A eso se debe sumar que varias PyMEs se las han arreglado para formar parte de cadenas de producción internacionales. Una de ellas es RGF Manufacturing, con 45 colaboradores, que ha encontrado un espacio en la cadena de suministro de Estados Unidos en el ramo de espacios industriales, convirtiéndose en una proveedora de estantes para almacenes del otro lado de la frontera.

Pero, al mismo tiempo, la crisis logística podría haber servido como un incentivo para que estos negocios de menor tamaño se enfocaran en el mercado local, aún si tienen la capacidad (o la intención) de enviar sus productos al extranjero.

“Dadas las circunstancias, y derivado de la contingencia sanitaria, muchas empresas empezaron a recurrir a proveedores locales […]. Eso generó un círculo virtuoso en el que, aún si las compañías tenían un proveedor afuera que podría atender sus necesidades, hoy consiguieron aliados mexicanos, [muchas veces PyMEs], que pudieran ofrecerle el mismo producto hasta en mejores condiciones”, advierte Lucía Mier.