El liderazgo del CCE bajo fuego: Cervantes y De la Vega, los candidatos registrados

Quien resulte elegido será la voz de los empresarios frente al presidente López Obrador en un periodo decisivo para la continuidad de las actuales políticas públicas.
15 Febrero, 2022 Actualizado el 21 de Febrero, a las 10:06
El presidente López Obrador durante la XXVI asamblea anual ordinaria del CCE. (Foto: Presidencia de México)
El presidente López Obrador durante la XXVI asamblea anual ordinaria del CCE. (Foto: Presidencia de México)
Arena Pública

En medio de un clima político y económico retador, la más visible de las organizaciones empresariales del país elegirá a un nuevo presidente.

El próximo 2 de marzo, en una elección adelantada por los cambios estatutarios aprobados recientemente, los empresarios integrantes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) tendrán que escoger entre alguno de los dos candidatos que decidieron lanzarse a liderar su gremio: Francisco Cervantes Díaz, expresidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), y Bosco de la Vega, expresidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).

La elección de este año decidirá quien será el sucesor de Carlos Salazar Lomelín para liderar a la Iniciativa Privada los tres años restantes del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien ha sostenido una ríspida relación con el sector empresarial, sean mexicanos o extranjeros, desde el inicio de un sexenio que amaneció con la noticia de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

El CCE ha sido el principal órgano colectivo de interlocución pública con el Ejecutivo Federal, desde el anuncio de su fundación 1975, como respuesta de los grandes empresarios a las políticas populistas impulsadas por el presidente Luis Echeverría, y ante la violencia suscitada en el país que, entre otros, registró la muerte violenta del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, cabeza del Grupo Monterrey, en 1973. El primer presidente del CCE fue Juan Sánchez Navarro, Vicepresidente de Grupo Modelo y quien también fundó el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios.

El CCE, que busca la coordinación de intereses empresariales comunes y su negociación y representación ante el Gobierno, reúne a siete organizaciones empresariales asociadas (CONCAMIN, CONCANACO, COPARMEX, AMIS, CMN, CNA y ABM), cinco invitados permanentes (CANACO, CANACINTRA, AMIB, COMCE y ANTAD) y dos organizaciones, que en conjunto representan alrededor del 80% del Producto Interno Bruto (PIB) de México.

Debido a las reformas a los estatutos aprobados por el CCE, a partir de 2023 se incoporarán la Asociación Mexicana de Administradores de Fondos para el Retiro (Amafore) y la Cámara de la Industria de Transformación de Nuevo León, en calidad de afiliados especiales al Comité Ejecutivo.

La disparidad de intereses económicos, e incluso políticos, de los organismos miembros del CCE; así como un cierto desdén de los grandes empresarios -en una economía con una importante concentración de mercados y una relación de negocios con el gobierno en turno- han debilitado la representación empresarial del país por largos periodos, como lo han señalado diversos investigadores y críticos.

El próximo presidente del CCE no solo tendrá que negociar con un presidente en conflicto permanente con la iniciativa privada, sino que tendrá que hacerlo frente a una esperada baja tasa de crecimiento, que podría no superar el 1% en el sexenio, luego de la peor crisis económica de la historia reciente. 

“Hay que escuchar a los diferentes grupos empresariales de los estados para tener consenso y que todos estemos en el diálogo, son agendas intensas, pero vamos a estar coordinados. Y tener diálogo con las tres instancias de gobierno, todos son importantes” ha señalado Cervantes, Dir. Gral. de Grupo Minero Cervantes, Industrias Cerplastik y Grupo Inmobiliario Comercial CerPal México.

El expresidente de la Concamin, quién considera que su mayor fortaleza es “representar los intereses del sector empresarial con visión de estado”, tiene una amplia trayectoria al frente de organismos empresariales, además que ha sido funcionario público en el Estado de México. 

Cervantes y AMLO en 2018, poco después de la elección presidencial (Foto: lopezobrador.org)

En 1994, su primera experiencia en este tipo de organizaciones fue como Presidente Fundador del Consejo Empresarial Del Valle de México. A ello le siguió una década de vicepresidencias de organismos industriales, así como participación en los gobiernos locales como Subsecretario de Desarrollo Económico en 2002 y consejero de seguridad pública en 2007 y 2009. 

En 2017 se convirtió en consejero del CCE, y solo un año después ascendió de vicepresidente a presidente de la Concamin, donde terminó su periodo en septiembre del año pasado.

Su contendiente Bosco de la Vega, quién ha concentrado su negocio en la producción de papa, trigo y maíz, en los estados de Sinaloa, Sonora y Chihuahua, tiene una historia más corta en la representación empresarial, aunque su participación en organismos data desde hace más de 30 años. Fue vicepresidente fundador de la Confederación Nacional de Productores de Papa (CONPAPA) y posteriormente vicepresidente Hortofrutícola del CNA y vicepresidente de Políticas Públicas del mismo organismo, del cual fue su presidente entre 2017 y 2021. 

Bosco de la Vega también participó en las negociaciones de diversos tratados internacionales, incluyendo el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC) y su antecesor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). 

En febrero de 2020, durante la Clausura de la Asamblea Ordinaria del CNA, el presidente López Obrador recordó que el CNA le "abrió las puertas en los momentos más difíciles" cuando militaba en la oposición. "El ingeniero Bosco de la Vega es un hombre bueno, íntegro, un hombre honesto que estimo mucho por su firmeza, enfrentó a funcionarios de gobiernos anteriores, no se dejó, y es además un hombre transparente, claro", dijo López Obrador en aquella ocasión.

Sin embargo en los dos años transcurridos desde aquella fecha, el empresario oriundo de Sinaloa ha adoptado una posición más dura frente al gobierno federal, asegurando que la iniciativa privada “necesita reinventarse” para enfrentar “al Estado con datos duros, conciliando, con fortaleza y en unidad nacional”. No obstante ha buscado mediar señalando que su posición no es de confrontación ni de sometimiento, sino que busca una tercera vía conciliadora con sana “independencia, diplomacia y firmeza”.

Bosco de la Vega, a la izquierda de López Obrador, en la Asamblea del Consejo Nacional Agropecuario en febrero, 2020 (Foto: presidente.gob.mx)

“Esa tercera vía también es firme... si yo tengo un desgaste con un grupo importante del sector privado es porque siempre fui leal a mi institución aunque molestara a terceros” señala el expresidente del CNA. Quedó lejano  el ingeniero Bosco de la Vega es un hombre bueno, íntegro, un hombre honesto que estimo mucho por su firmeza, enfrentó a funcionarios de gobiernos anteriores, no se dejó, y es además un hombre transparente, claro.

Solo los siete asociados al CCE cuentan con un voto dentro de las elecciones a presidente de la organización, mientras que el resto tienen voz pero no voto. 

Si bien ninguna de las organizaciones, salvo las de donde provienen los candidatos, han expresado públicamente su apoyo a algún candidato, el propio de la Vega ha reconocido no tener el apoyo del Consejo Mexicano de Negocios, el selecto grupo de grandes empresarios del país, presidido por Antonio del Valle Perochena, y que aglutina a corporativos como Bimbo, Televisa, Femsa, Carso, Lala, Grupo Bal, Alsea, Coppel, Bachoco, Tresalia, entre otros.

En la elección del nuevo líder del sector empresarial, después de tres años de mandato de Salazar Lomelín quien asumió en febrero de 2019, también está en juego la representación de un gremio empresarial fuertemente desgastado y con importantes fracturas, que se enfrentará a un periodo decisivo sobre la continuidad o no de las políticas del gobierno actual.