"Facilitemos al gobierno la decisión de un programa de gasto agresivo": Santiago Levy

Para el ex VP del BID, endeudarse es urgente para defender los empleos, pero también el compromiso de pagar esa deuda con más impuestos en 2021-22.
18 Mayo, 2020 Actualizado el 21 de Mayo, a las 08:15
Las legítimas diferencias de visión política que tenemos los miembros de la sociedad mexicana deben ponerse a un lado por unos meses, dice el economista Santiago Levy, ante la implementación de un plan urgente para enfrentar la crisis económica provocada por la pandemia.
Las legítimas diferencias de visión política que tenemos los miembros de la sociedad mexicana deben ponerse a un lado por unos meses, dice el economista Santiago Levy, ante la implementación de un plan urgente para enfrentar la crisis económica provocada por la pandemia.
Arena Pública

En medio del bullicio en los corrillos políticos mexicanos y de un clima de confrontación cada vez más exacerbado, mientras que la pandemia sigue cobrando día a día cientos de víctimas en las casas y en los hospitales, Santiago Levy (1956) deja caer una propuesta en la arena pública: “Tenemos que lidiar con esto de forma pragmática”.

Echar mano del pragmatismo, recuerda el reconocido economista, para afrontar un vendaval económico que se cierne sobre el futuro inmediato del país con consecuencias aún impredecibles, pero que ya en abril dio señales de su gravedad cuando el Instituto Mexicano del Seguro Social dio a conocer que entre marzo y abril se habían eliminado 686 mil puestos de trabajo formales.

“El segundo trimestre va a ser terrible”, acepta e inmediatamente lanza que hay que “poner la mira en la capacidad para sentar las bases para una recuperación hacia la segunda mitad del año y en 2021”. Un asunto nada sencillo en México, con un Presidente que todos los días desafía y descalifica adversarios, mientras que la fragmentada oposición, de partidos políticos y organizaciones empresariales, no logra articular sus propuestas ni hacer escuchar su voz, convirtiendo a las redes sociales en un hervidero de confrontación.

Mientras ello ocurre, los analistas prevén que la economía se desplomará 7.5% en el año, como consecuencia de la pandemia que ha paralizado al mundo y que se traducirá en miles de empresas quebradas, millones de empleos perdidos y un crecimiento de la pobreza extrema que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ha estimado en hasta 10.7 millones de personas.

Pero Levy no se arredra. El doctor en economía por la Universidad de Boston y quien durante más de una década fue vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (2008-2018), tiene un plan bien definido en la cabeza para hacer frente a la crisis que amenaza los empleos y los ingresos de millones. Y lo explica con precisión. Para él, la clave está en la rapidez con la que se actúe. “Mientras más rápido se desplieguen esos programas, menor es la angustia de los trabajadores y menor la destrucción de empleo formal”.

Pero hay un asunto crucial para que la economía salga adelante, según Levy: Dejar a un lado los señalamientos de culpa por la crisis provocada por un virus, y llegar a un acuerdo -entre gobierno, partidos y empresarios- para incrementar temporalmente la deuda pública, pero también para que entre todos se pague esa deuda en los años venideros.

Su fórmula es simple: “Más gasto ahora, centrado en ingresos para los trabajadores informales y apoyo a las empresas formales para mantener el empleo formal. Y, en paralelo, mayores tributos en el 2021-22 para no tener un endeudamiento desbordado".

"Nuestra capacidad como sociedad de hacer un acuerdo alrededor de estos dos temas, facilitaría al gobierno emprender un programa de gasto más agresivo”, dice Levy, un reconocido experto en políticas económicas y sociales para abatir la pobreza, y quien se desempeñó como subsecretario de Egresos en la secretaría de Hacienda (1994-2000) y director general del IMSS (2000-2005). Actualmente, Santiago Levy es Investigador Principal en la Brookings Institution en Washington, DC.

La actividad manufacturera de Estados Unidos (EU) cayó 13.7% en abril. ¿Se pueden vislumbrar cifras muy malas para la economía mexicana, quizá mayor a lo que se había pensado?

El segundo trimestre va a ser terrible. Hay que dar por descontado el segundo trimestre y poner la mira en la capacidad para sentar las bases para una recuperación hacia la segunda mitad del año y en 2021.

Y eso depende de varios factores: Primero, el éxito que tengamos en controlar la pandemia. La recuperación va a depender de que realmente la diseminación del virus se reduzca. Segundo, de qué tan rápido se recupere EU y en tercer lugar, de las acciones contracíclicas del gobierno. Este tercer elemento es el que nos está faltando. Un programa de gasto público contracíclico agresivo que transfiera ingreso a los trabajadores informales y fortalezca a las empresa formales, allí hay un espacio para actuar con más decisión para crecer más rápidamente.

En un artículo reciente que escribió en la revista Nexos dice textualmente: “Enfrentamos una emergencia inusitada. Para evitar costos sociales y económicos de gran magnitud, la política económica debe cambiar rápido, con medidas novedosas y contundentes. Tiempos inéditos requieren respuestas inéditas”. Y para ello ha pedido no ver hacia atrás. Pero ¿cómo un líder puede implementar medidas novedosas cuando tiene la vista puesta permanentemente en el espejo retrovisor?

Tenemos en la memoria la crisis de 1994-95, la crisis de 2008, y se razona de forma análoga a lo que pasó. Lo que estaba tratando de subrayar en el artículo es que esto es totalmente diferente.

Sí, es cierto que el endeudamiento en general es algo no deseable; sin embargo en este contexto el endeudamiento es indispensable para aminorar los costos de las crisis.

Estoy sugiriendo que tengamos un endeudamiento transitorio. Subir el déficit de manera importante –digamos en unos tres puntos del PIB- acompañado de garantías de crédito para las empresas de forma agresiva. Y que después todos reconozcamos que este gasto adicional de emergencia tiene que ser pagado más adelante.

He propuesto que en 2021 o en 2022 se ponga una sobretasa a los impuestos –se pueden discutir los detalles- que generen recursos para pagar este endeudamiento. Es nuestra capacidad como sociedad para ponernos de acuerdo. Todos debemos reconocer que es indispensable gastar más, urgentemente, pero también que eso habrá que pagarlo en algún  momento de 2021 o 2022.

Nadie en México tiene la culpa de esta crisis; es una situación desafortunada. Tenemos que lidiar con esto de forma pragmática y acompañar a las autoridades para el esfuerzo fiscal que se tendrá que hacer en el 2021 o 2022. Más gasto hoy, centrado en: ingresos para los trabajadores informales, y apoyos a las empresas formales para mantener el empleo formal. Y en paralelo, mayores tributos en el 2021-22 para no tener un endeudamiento desbordado.

Nuestra capacidad como sociedad de hacer un acuerdo alrededor de estos dos temas, facilitaría al gobierno emprender un programa de gasto más agresivo.

¿Cuánto más endeudamiento?

No quiero lanzar una cifra irresponsable. Alrededor de tres puntos del PIB. Hay que pasar una tempestad –de dos o tres meses- y luego retomar el crecimiento. La tempestad se va a alargar si no actuamos.

Plantea más impuestos para pagar la nueva deuda. ¿Allí estarían implicados los propios empresarios?

Sí, por supuesto. Tendrá que haber mayores impuestos en 2021-22 para pagar esta deuda. Una discusión importante es la mezcla de impuestos que se tiene que hacer. Tenemos tiempo para esa discusión, para lo que no tenemos tiempo es para seguir perdiendo empleos formales. Es un momento de solidaridad social y de reconocer que nadie tiene la culpa de lo que está pasando.

La pandemia es un problema externo, no de México; pero las respuestas al problema sí son locales; se digieren, se negocian y se deciden en las tuberías del sistema político y económico. Allí –en ese marasmo- puede pasar todo y arrojar soluciones no satisfactorias. ¿No es ingenuo asumir que esas tuberías son asépticas para tomar decisiones?

Las legítimas diferencias de visión política que tenemos los miembros de la sociedad mexicana deben ponerse a un lado por unos meses. En Estados Unidos ocurrió algo interesante. Sabemos que los demócratas y republicanos han tenido disputas muy fuertes, sin embargo el Congreso norteamericano logró, después de que estalló la pandemia, un acuerdo para un programa de gasto contracíclico, todo endeudamiento, equivalente a casi 10 por ciento del PIB norteamericano y ese acuerdo lo logró en dos semanas.

Requerimos un esfuerzo de todos. Los que estamos abogando por mayor endeudamiento y más gasto digamos en la misma oración que estamos dispuestos a pagar más impuestos en 2021. El costo político de subir los impuestos en el futuro es de todos; y el beneficio de subir el endeudamiento y gastar más hoy, es para todos.

 

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