No pudo ser más oportuna la emisión de un bono catástrofe de México, emitido apenas a principios de agosto.
En su conferencia sobre el presupuesto de 2018, el secretario de Hacienda José Antonio Meade, señaló que están evaluando si el terremoto registrado ayer, el de mayor magnitud en la historia del país, activa los bonos catástrofe.
El 4 de agosto el Banco Mundial completó la emisión de un bono catástrofe de 360 millones de dólares (mdd) en tres tramos que cubría al gobierno mexicano del riesgo de algunas catástrofes naturales: un tramo daba protección contra el riesgo de un terremoto, un segundo tramo contra huracanes en el Atlántico, y un tercero contra huracanes en el Pacífico.
En caso de que una catástrofe se produzca, parte o todos los recursos del bono se recuperarían e irían destinados al Fondo de Desastres Naturales de México (FONDEN).
El jueves 7 de septiembre se registró un sismo de 8.2 grados Richter al sur de México, uno de los mayores que se hayan registrado.
Pues bien, el tramo destinado a proveer de protección al gobierno mexicano en caso de terremoto era por un monto de 150 mdd: el bono paga un cupón a los tenedores; pero en caso de catástrofe, los inversionistas ceden parte o todo el principal en función de la magnitud y los daños ocasionados por el terremoto.
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Dada la magnitud del terremoto, de una magnitud de 8.2 en la escala Richter, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el seguro del bono catástrofe podría ser activado y además podría significar la pérdida total de principal.
Aparentemente, el detalle final para que se active o no depende de dónde fue el epicentro. De ser activado y recibir el 100% de principal, 150 millones de dólares ingresarían al FONDEN.