La balanza comercial de Estados Unidos no hace más que dar argumentos a Trump. Si algo está limitando el crecimiento de la economía estadounidense es el sector externo. Ya se vio en el PIB para el cuarto trimestre: si no fuera por el sector externo, la economía estadounidense se habría expandido en torno a un 3.5% impulsado por el poderoso dinamismo de su demanda interna.
Pero el gigantesco déficit externo, ese que dice Trump que les está robando empleos, recursos y crecimiento, restó 1.7 puntos porcentuales al PIB, lo que llevó la expansión del PIB a un modesto 1.9%.
Pues bien, el sector externo seguirá minando el crecimiento estadounidense al inicio de 2017. El déficit comercial de Estados Unidos en enero fue de 48,500 millones de dólares (mdd), en línea con lo esperado. Eso supone un aumento en el déficit comercial de 9.6% respecto a diciembre, cuando se ubicó en 44,300 mdd.
Y lo peor, es el déficit más elevado en casi cinco años, desde marzo de 2012, cuando registró un déficit de 50,248 mdd.
El vigor del consumo privado y de la inversión hizo que las importaciones en bienes de consumo, equipo de capital y vehículos se incrementaran un 2.3%, el mayor aumento en las ventas externas desde marzo de 2015.
De hecho, las importaciones de automóviles y autopartes treparon a un nuevo récord. Por el contrario, las exportaciones estadounidenses siguen reprimidas por el fortalecimiento del dólar, lo cual resta competitividad a las exportaciones estadounidenses, y la debilidad de la demanda global.
¿Y por países? Pues bien, el déficit comercial de Estados Unidos con China se amplió a 31,300 mdd en enero comparado con 27,800 mdd en diciembre.
Ahora bien, con México se estrechó a 3,900 mdd, el más pequeño desde julio de 2015.