Tendrán que ir bien pertrechados el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y el de Economía, Ildefonso Guajardo, a la reunión del miércoles y jueves en Washington. En su discurso inaugural, Donald Trump, lanzó una perorata mitinera propia de la campaña, pero no de la solemnidad que exigía el momento, esgrimiendo el “America First” como lema de su presidencia. El sector automotriz sigue temblando y nuestros funcionarios tendrán que defenderlo de los acelerones de Trump.
1. El éxito de México para atraer inversión en el sector automotriz es innegable. Por ejemplo, desde el 2011 se han anunciado la construcción de once nuevas plantas de ensamblaje en el continente americano: nueve de ellas se las llevó México. No sólo son las empresas estadounidenses: otras potencias automotrices como Alemania, Japón o Corea del Sur han invertido en México seducidos por sus múltiples atractivos.
2. Las razones para explicar el éxito de México son muchas. Destacan el bajo costo del empleo, su cercanía y acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, lo que abarata los costos de transporte y arancelarios, y la depreciación del peso mexicano (ahora más). Pero se pueden esgrimir razones adicionales: México es de las economías más abiertas y sus acuerdos comerciales le exenta de aranceles para 44 países, incluyendo el 10% de la Unión Europea; ocupa una posición central también respecto a Sudamérica; la inversión inicial es más reducida debido al menor costo de la tierra y la construcción; la mano de obra cada vez está más cualificada gracias a programas de entrenamiento y formación; y el gobierno ha ofrecido incentivos económicos. Todo eso ha convertido a México en un destino deseado por las empresas automotrices globales como centro de producción y exportación.
3. Un ejercicio realizado por el Centro de Investigación Automotriz (CAR por sus siglas en inglés) revela la diferencia de costos entre un Ford Fusion producido en la planta de Hermosillo para exportar a Estados Unidos o a Europa, y el mismo auto producido en la planta de Flat Rock, en Míchigan. En costos laborales supone 600 dólares menos, y en autopartes 1,500 dólares menos. En el 2013, el costo del trabajo promedio en México en el sector automotriz era de 8.24 dólares la hora comparado con 46.35 dólares en Estados Unidos. Esos ahorros superan los costos de transporte: 900 dólares a Estados Unidos y 300 dólares más a Europa. Pero en el caso de Europa, las ventajas arancelarias de México suponen un ahorro de 2,500 dólares adicionales. En México, por tanto, producir dicho auto destinado a Estados Unidos resulta 1,200 dólares más barato que producirlo allí, y si se dirige al mercado europeo, el ahorro es de 4,300 dólares.
4. En consecuencia, el dinamismo del sector automotriz en México ha sido espectacular. En el año 2004 se producían en torno a 1.5 millones de vehículos. Pues bien, el año 2016 terminó con un nuevo récord de casi 3.5 millones de vehículos De esos, un 80%, o 2.768 millones de vehículos se destinan a la exportación. El grueso de esos autos exportados se dirigen al TLCAN: un 77% desembarca en Estados Unidos y un 9% en Canadá. Por tanto, un 86% de todos los vehículos producidos terminan en los socios del TLCAN, o cerca de 2.4 millones de vehículos.
5. El Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) ha contribuido a integrar a todo el sector automotriz de América del Norte. El acuerdo ha permitido a los fabricantes de autos y a los proveedores de autopartes optimizar sus estructuras operacionales instalando sus fábricas en el enclave que consideran más beneficioso con el objeto de mantener a la industria automotriz competitiva. Como se ha dicho muchas veces, antes de ser ensambladas en una fábrica, las autopartes pueden cruzar la frontera ocho o nueve veces. En Estados Unidos, pese a lo que diga Trump, no se venden coches fabricados en el extranjero, sino que se producen en muchos países y en ninguno. El 40% de los componentes de un auto ensamblado en México proviene de Estados Unidos. Cambios sustanciales en la estructura arancelaria podría tener implicaciones tan negativas e imprevistas que dañaría gravemente la ventaja competitiva del sector en Norteamérica respecto a sus rivales mundiales
6. El primero, y fundamental, es que autos que ahora se pueden entregar a precios asequibles al consumidor estadounidense, dejarían de serlo. Los autos serían más caros y el abanico de oferta se reduciría. En consecuencia se resentirían tanto las ventas como el empleo. El CAR estima que un impuesto del 35% sobre los vehículos importados de México significaría una caída en las ventas de 450,000 unidades, y significarían fuertes pérdidas de empleo en México, sobre todo en el sector de autopartes, la más intensiva en trabajo.
7. En Estados Unidos, el CAR estima que se destruirían al menos 31,000 puestos de trabajo en el sector automotriz. Como se ha dicho, los autos ensamblados en México llevan un 40% de componentes fabricados en Estados Unidos, lo que podría significar la pérdida de 20,000 empleos en el sector de autopartes. Pero además, el aumento de los precios de las autopartes mexicanas podría hacer inviables el ensamblaje de autos en Estados Unidos, implicando el despido de 11,000 trabajadores en las plantas estadounidenses.
8. Detroit, el corazón de la industria automotriz, sería severamente golpeada. Casi el 60% de sus exportaciones se refieren al sector transporte, que se destinan sobre todo a México y Canadá. No hay ciudad estadounidense que venda más a México, y el obstáculo al comercio automotriz podría significar otro golpe para su decadente ciudad.
9. Pero además, la producción perdida por México y Canadá no podría ser suplida por Estados Unidos. México vende a Estados Unidos el 77% de su producción de vehículos. Canadá vende una proporción aún mayor. Y la utilización de la capacidad instalada en Estados Unidos es de 94%. Existe poca capacidad existente para mudar la producción de México y Canadá a Estados Unidos. Y construir nueva capacidad lleva tiempo e incrementaría sustancialmente los costos de capital de las empresas, afectando a los precios finales y a su rentabilidad, aunque Trump otorgue exenciones fiscales o subsidios.
10. ¿Cómo se podrían sustituir entonces? Tendrían que venir autos de fuera del área del Nafta. Los productores japoneses, alemanes, surcoreanos y chinos tratarían de reemplazar los autos perdidos. Pero serían menos modelos y más caros que los existentes.
Un “naftexit”, o aumentar los aranceles es perder por todos lados. Se incrementarían los costos para los productores, se incrementarían los precios de los vehículos, caerían las ventas, se reduciría la rentabilidad de las empresas, se destruirían empleos en el sector, habría menos modelos y marcas, y significaría una pérdida de competitividad del sector automotriz de Norteamérica frente al resto del mundo. Estados Unidos y Canadá pueden retener partes importantes del negocio y ceder a México aquellos segmentos más intensivos en trabajo, como el sector de autopartes, o donde existen menores márgenes de beneficio, como los autos de turismo tipo sedán, como el Ford Fusion.
Quizás sí se debiera revisar el Nafta, pero no en el sentido señalado por Trump. Se le puede exigir a México mejorar los estándares laborales y medioambientales, o actualizar acuerdos para ajustarlos mejor a las actuales condiciones de competitividad global. Pero la locura de Trump… no way.
INFOGRAFÍA
México ha sido un éxito a la hora de atraer inversiones en el sector automotriz. Parte de su éxito se debe a los bajos salarios: en el 2013, el costo del empleo total era de 8.24 dólares la hora, un 18% de lo que se pagaba en Estados Unidos. Ese costo se ha abaratado con la depreciación del peso. Los acuerdos de libre comercio global que ha firmado México y su cercanía a EU son otros atractivos…
Fuente: The Conference Board. Comparaciones Internacionales de Trabajo
… de este modo, México ofrece ventajas comparativas a la hora de producir autos de escaso margen de beneficios, como los autos tipo sedán, o para fabricar autopartes. Un Ford Fusion fabricado en Hermosillo es mucho más barato que el mismo auto producido en Michigan se destine al mercado estadounidense (ahorro de 1,200 dólares) o a Europa (4,300 dólares)…
Fuente: Center of Automotive Research (CAR por sus siglas en inglés)
… el Nafta ha explotado esas ventajas y se ha traducido en un gran dinamismo del sector automotriz mexicano, cuya producción ya ronda los 3.5 millones de autos y, bajo los actuales términos, podría alcanzar los 5.0 millones en el 2020. En México, el sector representa el 17% de las manufacturas, el 30% de las exportaciones totales y empleaba a 730,000 trabajadores en 2014…
Fuente: AMIA
… pero además, de cada auto ensamblado en México y exportado a EU, el 40% de su valor es contenido estadounidense, por lo que se producen sinergias. Las plantas de ensamblaje de México generan empleos en el sector de autorpartes estadounidense, por lo que gravar las exportaciones podría destruir 20,000 empleos en el sector de autopartes de EU, y 31,000 empleos en total.
Fuente: Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER en inglés)