El mundo está inmerso en una guerra de petroprecios. Esto no es común. La intención de la OPEP, cuando se creó como un todopoderoso cártel de exportadores de petróleo, era controlar los precios del barril vía cantidades: si los precios del crudo caían demasiado, los volvían a empujar para arriba disminuyendo, de común acuerdo, las cuotas, y así reducir la oferta.
Pero esta vez es distinto. Esta vez hay un torrente de petróleo y el mercado mundial está anegado de líquido negro. El orbe flota sobre un océano de petróleo por varias razones. Por el lado de la oferta, porque Estados Unidos se ha embarcado en una etapa de prosperidad petrolera debido a una agresiva política de explotacion de “shale oil”, de petróleo de esquisto, mediante la técnica de “fracking” o fracturación hidráulica. Pero no sólo Estados Unidos se ha subido al boom petrolero: la producción de países como Brasil y Canadá crece tambien a ritmos esplendorosos.
Por el lado de la demanda, el crecimiento de consumo de crudo durante el 2014 será el más bajo desde el 2009: la desaceleración de China, que es el segundo mayor consumidor de crudo tras Estados Unidos, junto el estancamiento de Europa y la decepción de la recuperación nipona han aletargado el apetito por el oro negro.
Por tanto hay petróleo en abundancia, por doquier. La lógica de antaño dictaría que la OPEP disminuyera la producción de barriles. Pero esa estrategia funcionaba cuando el cártel tenía el control de la oferta petrolera. En este nuevo contexto, que la OPEP recorte el suministro de crudo significaría una invitación para que Estados Unidos y otros competidores le arrebaten cuota de mercado.
Actuar vía cantidades, por tanto, sería contraproducente para la OPEP. ¿Qué pueden hacer Arabia Saudita y sus socios para reducir la oferta mundial de petróleo e incrementar sus precios sin intentar perder cuota de mercado?. La respuesta es una nueva estrategia: batallar por el lado de los precios y tratar de derrocar a sus adversarios haciéndoles quebrar.
Esta estrategia tiene sentido porque los países de la OPEP, en general, tienen el crudo al alcance de la mano y el costo de producir un barril es barato. Sobre todo Arabia Saudita, cuyo barril cuesta en torno a los 23 dólares. En consecuencia, tienen margen para reducir la cotización del crudo en los mercados internacionales y todavía obtener un pingüe beneficio por barril. No es el caso de Estados Unidos: extraer crudo bajo al técnica de “fracking” es caro, implica inversiones elevadas en infraestructura y tecnología, y si la cotización del petróleo desciende, tal y como de manera abrupta ha sucedido en los últimos meses, los márgenes de beneficios se estrangulan y hasta pueden extiguirse hasta dejar de ser rentable.
Por tanto, la reciente caída del precio del petróleo parece resultado de una política de la OPEP, de una guerra de precios: su intención es aniquilar la producción de “fracking” de Estados Unidos bombardeando la explotación de dichos pozos con obuses de precios bajos.
Ahora bien, ¿cuál sería el precio letal del barril de crudo? Sería aquella cotización que aniquilara a la tropa de productores de petróleo de esquisto estadounidense sin que hiciera saltar por los aires las finanzas públicas de los países de la OPEP, tan dependiente de los ingresos petroleros.
Lo malo es que se desconoce con precisión ese precio, y se ha entrado en el bando de las especulaciones. Por tanto, no está claro quien saldrá victorioso de esta contienda. Será una guerra de trincheras, de resistencia, en la que cada bando idea su mejor táctica y hacen uso del factor psicológico.
Los de la OPEP consideran que con el precio del barril debajo de los 80 dólares, como está actualmente, si lo mantienen durante un período suficientemente largo bastará para hacer mella de manera sustancial en la producción de “fracking”, ajustar la oferta a la baja y estabilizar los precios en niveles más elevados. Sin embargo, con esas cotizaciones, con el crudo en niveles de entre 70 y 80 dólares el barril, la OPEP ya no tiene mucho margen de maniobra: anque unos dicen que están “cómodos” con los actuales precios, y otros que no son niveles aún para “entrar en pánico”, lo cierto es que Venezuela y Ecuador, por ejemplo, tiemblan: cada dólar que cae el precio del crudo les abre un agujero en sus finanzas públicas y les deja la cara desencajada. Sin embargo, la OPEP exige de momento algo más de sacrificio: si el Brent no baja hasta los 70 dólares, se duda que recorte las cuotas en la reunión del 27 de noviembre en Viena. Entre tanto, tratarán de estabilizar los precios del petróleo Brent en torno a los 80 dólares.
El otro bando, el de las empresas de petróleo de esquisto, también tratan de disimular su nerviosismo. Las principales empresas del sector como Cheasepeake Energy y EOR Resources, no están dispuestos a dar su brazo a torcer. Mucho han invertido en estos últimos cuatro años de auge petrolero para ahora dejarse vencer por la metralla de precios bajos de los árabes. Y nos aseguran que cuentan con una dura coraza para resistir los embates de la OPEP.
Con cara risueña, aseguran que pueden aguantar precios de petróleo de hasta 70 dolares e incluso algunas firmas sostienen que serían rentables hasta con precios de barril de 50 dólares, cotizaciones mucho menores de lo que supone la OPEP. En verdad, el precio de equilibrio del barril para evaluar la rentabilidad de un pozo depende de varios factores, sobre todo si es un pozo maduro donde ya se realizaron los principales gastos de inversión o si es un pozo nuevo.
Entretanto, sostienen con firmeza que la producción seguirá creciendo de forma sólida con los actuales niveles de precios del crudo. Sin embargo, algunas firmas empiezan a reaccionar, cierran pozos y prevén más en caso de que el crudo se mantengan en los actuales niveles o caigan más.
Los analistas empiezan a calcular el número de bajas, cuyo conteo lleva semanalmente la firma de servicios petroleros Baker Hughes. El número de pozos explotados alcanzó un máximo histórico de 1,609 en la semana terminada el 10 de octubre. Desde entonces, el número de caídos en combate abatidos por el continuo mortero de la caída de los precios del petróleo, que acumula un descenso de 28% entre mediados de junio y principios de noviembre, se eleva a 41. La mayoría llevan uniforme texanos: se concentran en el corredor petrolero de Eagle Ford. Se espera que para finales de año, el número acumulado de bajas supere los 100 pozos, y que para mediados del año que viene ronde los 1,325.
Sea como sea, y esto es lo que importa para México, todo parece indicar que el peor trance del precio del petróleo quedó atrás. Si los precios continúan descendiendo a la OPEP no le quedará otra que intervenir y recortar el suministro. Por otro lado, no está del todo claro que los actuales niveles de precios sean suficientes para destruir el “fracking”.
Ahora bien, en el largo plazo, esta batalla la irá perdiendo poco a poco la OPEP, sobre todo conforme Estados Unidos logra rebajar los costos de producción. Los países de la OPEP cometerían suicidio con precios de barril demasiado bajos: son adictos a los ingresos petroleros, y morirían sin ellos. Y ante la avalancha de crudo mundial, irán perdiendo poder de mercado. En el 2013 Estados Unidos produjo más petróleo del que importó, algo que no sucedía desde 1988; en 2015 superará a Rusia y Arabia Saudita para convertirse en el mayor productor de petróleo; y para el 2016, se prevé que logre la autosuficiencia petrolera. Estados Unidos, si ademas consideramos su fortaleza en el gas de esquisto, va derechito a convertirse, también, en la Superpotencia energética.
Infografía
El precio del petróleo ha entrado en una violenta senda bajista. Ese comportamiento se debe, en buena medida, a una guerra de precios en la que parece haberse embarcado la OPEP para derrotar a los productores de “fracking” de Estados Unidos…
… sin embargo, esa política tiene sus límites. Los países de la OPEP son adictos a los ingresos petroleros y el actual rápido descenso puede presionar las finanzas públicas de dichas economías. La OPEP ya ha indicado que en caso de que el Brent caiga a 70 dólares reduciría el suministro…
… por otro lado, no está claro que pese al reciente escenario de bajos precios del petróleo, los productores de petróleo de esquisto vayan a dar su brazo a torcer y se vaya a reducir la producción de crudo de manera sustancial, si bien desde el reciente pico se han cerrado algunas plataformas petroleras…
… la fuerte dependencia de los países de la OPEP de los ingresos petroleros junto con los esfuerzos de los productores de “fracking” de reducir el costo de barril hace pensar que Estados Unidos ganará esta batalla. Las estimaciones son que pronto se situará como el mayor productor de crudo, superando a Rusia y Arabia Saudí.