El Banco de México (Banxico) no se siente presionado, por ningún lado, para mover las tasas. Tal y como se esperaba, dejó la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 3.5%. Pero además no se percibe ningún tipo de ansiedad para cambiar la postura de política monetaria, ni por factores internos ni por externos. Lea el texto del comunicado aquí.
El aumento de la inflación que se registró a finales del año pasado lo considera de carácter transitorio, tanto por la reciente evolución de los precios (sobre todo la fuerte disminución del componente subyacente en febrero), como por las expectativas de inflación tanto para el corto como para el más largo plazo. De hecho, el párrafo dedicado a la inflación concluye diciendo que, “en el margen, el balance de riesgos asociado a la inflación ha mejorado”.
Pero además, la actividad económica “no ha mejorado de manera notoria”, por lo que sigue dejando una amplia condición de holgura para que no derive en presiones de inflación provenientes del comportamiento de la demanda agregada.
Hasta el tono del comunicado parece traslucir algo de desesperación ante la lenta recuperación económica. Banxico deja claro que la economía volvió a desacelerarse a finales de 2013 y principios de 2014, lo que atribuye a “fenómenos transitorios” (¿se refiere a las adversas condiciones climatológicas en Estados Unidos?). De ser así, implicaría que el bache que atravesó la economía estadounidense como resultados del inclemente clima, también dejó huella en la economía mexicana.
En ese sentido, Banxico reconoce el mayor dinamismo del gasto público, pero “las exportaciones, así como el consumo y la inversión privada todavía no muestran señales evidentes de aceleración”. En lo que se refiere al mercado laboral, señala una ligera mejoría, aunque también prevalecen condiciones de holgura.
En consecuencia, y si se observan las condiciones internas de la economía, Banxico parece satisfecho y confortable con el actual nivel de las tasas de interés, de 3.5%, dada la debilidad de la economía y la expectativa de que la inflación, tras el reciente alza transitorio, se relaje a niveles más confortables en el corto plazo, sin poner en riesgo el objetivo central de 3%.
Por el lado de las condiciones monetarias externas, Banxico tampoco parece muy preocupado, como si la economía estuviera lista para capear con el “tapering”, o política de reducción de la expansión monetaria, de la Fed. Sin embargo, el texto del comunicado advierte que estarán alertas, que Banxico “vigilará las implicaciones que sobre las previsiones para la inflación tenga la postura monetaria relativa de México frente a la de Estados Unidos”.
Sin embargo, Banxico reconoce que hay “incertidumbre” respecto a los detalles de las acciones futuras de la Fed. Por un lado, la actividad se desaceleró al principio de año como resultado de factores que “se presume”, son de naturaleza transitoria, sin darlo por seguro. Por otro lado, la inflación se mantiene en niveles bajos. Y esa es una constante en la mayoría de los países avanzados donde, en la mayoría de los casos, se mantiene “por debajo del objetivo de sus bancos centrales”. Por tanto, el “tapering”, presumiblemente, continuará, pero no es seguro y, en caso de ser así, la economía mexicana puede estar lista para afrontarlo.
En consecuencia, Banxico mantuvo la tasa de referencia en 3.5%, pero además mandó un mensaje de neutralidad: Carstens está cómodo con el actual nivel de tasas dadas las condiciones internas de la economía, y conforme vaya avanzando el “tapering” estará pendiente de cómo reacciona el peso y el impacto inflacionario que pueda ocasionar.