Dos grandes acontecimientos condicionarán a los mercados la semana que viene: la crisis de Ucrania y la reunión de la Fed del 18 y 19 de marzo.
CRISIS DE UCRANIA
Lo de la crisis de Ucrania es tema delicado. Aquí la gran pregunta es qué pasará la noche del domingo, cuando se conozcan los resultados del referéndum de Crimea, que posiblemente sea favorable a anexionarse a Rusia.
El parlamento y el presidente ruso, Vladimir Putin, ya han dicho que ellos aceptarán los resultados del referéndum y abrirán sus brazos a Crimea. EE.UU. y la Unión Europea, por el contrario, sostienen que dicho referéndum es ilegal, y que a partir de él no se puede romper la integridad territorial de Ucrania, si bien Crimea, para anular ese discurso, ya se declaró independiente de Ucrania.
Rusia no pretende cejar en su empeño de anexionarse Crimea. Sabe que la decisión va a levantar ampollas. Y para dejar claro que va en serio ya desplegó, además de las tropas que ocuparon Crimea a principios de marzo (aunque los soldados vayan sin identificar), unidades en la frontera con Ucrania, en Bielorrusia, y empezó a realizar movimientos en el Mediterráneo,
Estados Unidos y la Unión Europea quieren evitar la anexión de Rusia a Crimea, pero hasta ahora sólo han amenazado con sanciones económicas y políticas a Rusia que hasta la fecha sólo han servido para que Putin se carcajee de ellos.
Entonces, ¿qué pasará el domingo cuando se conozcan los resultados? Es previsible que gane el “sí” de la anexión a Rusia, y que tanto los ciudadanos de Crimea como los rusos celebren el resultado.
¿Significará eso una “declaración de guerra” para Ucrania? Quizás sí. Pero Ucrania es débil frente a las fuerzas rusas, y Putin ya se ha encargado de intimidarlo con el reciente despliegue militar.
¿Irá Ucrania solo a una guerra con Rusia? Lo dudamos, pues tiene todas las de perder. ¿Lo apoyaría una coalición occidental, con EE.UU. y la Unión Europea a la cabeza? No está claro: Ucrania no es miembro de pleno derecho de la OTAN, y si entrara en conflicto, la OTAN no estaría obligada a respaldarla. Y hasta ahora, de la boca de ningún líder occidental (Obama y Merkel) ha salido un vocablo bélico, sino que se han limitado a endurecer las posibles sanciones económicas y políticas.
Pero si Ucrania decidiera, de manera unilateral, lanzarse un conflicto armado, ¿cómo terminaría respondiendo el mundo occidental? O si, indefenso por su escaso potencial militar y la falta de apoyo de EE.UU. y Europa, se quedara sin capacidad de respuesta, ¿aceptaría el mundo occidental que Rusia les haya volado Crimea como el que roba una cartera en el metro, siendo la única represalia algunas sanciones económicas y políticas?
Finalmente, ¿existe una vía diplomática de última hora? Obama ha propuesto una mesa tripartita para negociar una solución: el mundo occidental, Ucrania y Rusia. Pero Rusia se niega a sentarse con Ucrania al considerar que ese gobierno es ilegítimo, fruto del golpe de Estado que perpetró al anterior presidente, Víctor Yanukóvich.
Así de enredado está el fin de semana. Los mercados globales, ante la cercanía del referéndum y la incertidumbre sobre las posibles respuestas que se pueden producir, se pusieron nerviosos al final de esta semana. Ante el temor de un derrumbe en los mercados el lunes, los inversionistas se decantaron por vender con el objetivo de no quedar ahorcados. De modo que el fin de semana será crucial para los mercados globales ante el referéndum de Crimea.
LA REUNIÓN DE LA FED
El otro gran acontecimiento para los mercados globales es la reunión de la Fed. Hasta antes de conocerse el dato de empleo, existía la duda, ante la debilidad de los indicadores económicos, de si la Fed se decantaría por proseguir con la política de reducción de los estímulos monetarios (“tapering”), o si lo detendría.
Pero el dato de empleo de febrero disipó esas dudas: la cifra de la nómina no agrícola vino mejor de lo esperado y era suficiente para respaldar el discurso de la Fed de que el actual bache en la actividad económica es resultado, casi en su totalidad, del inclemente tiempo atmosférico de este invierno en EE.UU., y que una vez regresaran las buenas temperaturas, la actividad retomaría la senda expansiva que se observó durante la segunda mitad del año pasado. Las ventas minoristas de febrero, publicadas ayer, también apuntan en la misma dirección.
Por tanto, los mercados han venido descontado la posibilidad de que la Fed continúe con el “tapering”. Lo normal es que se recorte el monto de compra de activos al ritmo al que se hizo en las dos reuniones previas: 10,000 millones de dólares (mdd). De ser así, el monto de compra de activos quedaría en 55,000 mdd. ¿Hay algo que pueda hacer cambiar de parecer a la Fed antes de la junta? Lo único que podría evitar continuar con el “tapering” sería que se detonara un conflicto armado en Ucrania que desestabilizara a los mercados.
LA AGENDA EN EE.UU. Y MÉXICO
Con esos dos eventos pululando por los mercados, los datos que se publican tanto en EE.UU. como en México pasan a un segundo plano. Y eso que habrá datos interesantes. En EE.UU. se publican, antes de la reunión de la Fed, el índice manufacturero del Empire State de marzo, la producción industrial de febrero, los inicios de casas y permisos de construcción también para febrero, y la inflación para ese mismo mes. Quizás si el dato de empleo hubiera sido menos determinante, estas cifras se mirarían con sumo cuidado. Pero el dato de empleo dejó el camino libre para la Fed.
El más delicado de todos será el de la inflación, en caso de que sorprenda a la baja. De hecho, el consenso estima que la tasa anual se desacelerará de 1.6% a 1.2%, un nivel que debería preocupar aún más a la Fed por la tendencia desinflacionista. Sin embargo, la tasa anual de la inflación subyacente se espera que se mantenga sin cambios en 1.6%.
Ya después de la reunión de la Fed, contaremos con las ventas de casas de segunda mano de febrero, el índice de la Fed de Filadelfia de marzo y el dato semanal de subsidios de desempleo.
En México, los principales indicadores serán las ventas al por menor del viernes así como la reunión de Banxico ese mismo día. Para las ventas minoristas de enero, el consenso estima un incremento de 0.9% tras aumentar un 2.2% en diciembre. Por otro lado, es previsible que Banxico mantenga el objetivo sobre la tasa de interés a un día en 3.5% en la reunión del viernes: la recuperación económica es lenta, el peso se ha mantenido estable en torno a los 13.25 pesos por dólar y la inflación, tras el repunte de enero por la entrada en vigor de los impuestos de la reforma fiscal, ha entrado de nuevo en una senda descendente sin que se aprecien efectos de “segundo orden”. Al igual que la Fed, lo único que podría hacer cambiar de parecer a Banxico sería uin conflicto bélico en Ucrania que desestabilizara a los mercados globales.