Ahora bien, también asegura que la Fed seguirá de cerca los acontecimientos.
La Fed admite que la volatilidad surgió en los mercados emergentes a mediados del año pasado, cuando el ex-presidente de la Fed, Ben Bernanke, dio a entender que podría empezar a reducir las dosis de estímulo monetario (“tapering”) si el comportamiento del empleo, la inflación y las variables financieras (tasas de interés de largo plazo de EE.UU.) así lo aconsejaban.
Y fue precisamente el repunte de la tasa de 10 años en EE.UU. lo que detonó un abrupto incremento de las tasas de interés de largo plazo de los países emergentes junto a una rápida depreciación de sus divisas.
Las tensiones duraron hasta inicios de septiembre: en aquellas fechas se publicó un débil dato de empleo que abortó los planes de la Fed de iniciar el “tapering” en la reunión del 17-18 de septiembre, lo que alivió las tensiones en el tramo largo de la curva de EE.UU. y relajó, en consecuencia, las convulsiones en los mercados emergentes.
Cuando por fin la Fed inició el “tapering” en la reunión del 17-18 de diciembre, reduciendo el monto de compra de activos en 10,000 millones de dólares (mdd) para situarlo en 75,000 mdd, el mercado reaccionó con relativa calma, al tenerlo ya incorporado en sus valuaciones. Sin embargo, desde principios de año, la volatilidad ha retornado a los emergentes.
La Fed, ahora, ya no achaca el nerviosismo sólo al “tapering”, sino también a otros factores: desaceleración de China, el zarandeo del peso argentino, o los problemas de Turquía, que ha terminado por afectar a toda la categoría de “emergentes”.
Ahora bien, la Fed también reconoce que los inversionistas no han tratado por igual a todos los emergentes, sino que han sabido discriminar entre los más vulnerables y los menos. Y en el texto menciona que, entre los más afectados, están “Brasil, India, Indonesia, Sudáfrica y Turquía”. Sin embargo, otros países como Corea o Taiwán se han mostrado más resistentes.
Pero para tener un mapa general de los emergentes, la Fed construyó un índice de vulnerabilidad entre 15 países, y lo contrastó respecto al movimiento de sus divisas desde que empezó la volatilidad en los mercados emergentes a finales de abril.
El índice de vulnerabilidad se basa en seis indicadores: 1) el déficit de cuenta corriente respecto al PIB, 2) el déficit público respecto al PIB, 3) el promedio anual de inflación en los tres últimos años, 4) el cambio del crédito bancario al sector privado como porcentaje del PIB, 5) el ratio de la deuda externa total respecto a las exportaciones anualizadas, y 6) el porcentaje de las reservas internacionales respecto al PIB.
En el eje horizontal, la Fed establecó el índice de vulnerabilidad, indicando mayor vulnerabilidad cuanto mayor fuera la cifra; y en el eje vertical, el cambio, en tanto por ciento, del valor de la divisa emergente, como indicador de tensión financiera en dicho país. ¿Cómo sale México?
Como se puede aprecia, México aparece como el séptimo país más vulnerable, en esa muestra de 15, entre los emergentes. Le supera Turquía, Brasil, India, Indonesia, Sudáfrica y Colombia.
Mejor que México, según el índice de vulnerabilidad de la Fed, está Chile en Latinoamérica, y el resto en Asia: Tailandia, Rusia, Filipinas, China, Malasia, Corea y Tailandia.
Sin embargo, pese a ser más vulnerable, el peso mexicano ha resistido mejor que la de países que teóricamente poseen fundamentos macroeconómicos más firmes. Salvo las divisas de Corea y China, que se han apreciado ligeramente contra el dólar, o el dólar taiwanés, el país menos vulnerable según el índice de la Fed, el peso mexicano aparece empatado con el ringgit malayo.
¿A qué se debe ese mejor comportamiento del peso mexicano de lo que le correspondería su grado de vulnerabilidad respecto a otros asiáticos o al peso chileno? Creemos que en esencia se debe a su menor dependencia del ciclo económico de China, como argumentábamos en una reciente nota: “Por qué México es diferente de sus pares latinoamericanos (y los de más allá)”. Y claro, también a las expectativas que han generado las reformas económicas y que llevó recientemente a Moody´s a elevar la calificación crediticia de México.