También llama la atención que la decisión parece ir en contracorriente a lo que está ocurriendo en otros países, que están incrementando sus tasas ante la posibilidad de un nuevo episodio de volatilidad financiera internacional. El menor acomodamiento monetario de Estados Unidos podría afectar a los mercados cambiarios, que evocaría presión sobre los precios en muchas economías. ¿No sería buen momento para que Banxico aumentara su TPM para evitar salidas masivas de capital y coadyuvar un ambiente propicio para que la inflación se acerque más al objetivo?
El argumento de las autoridades monetarias es que las presiones inflacionarias actuales son temporales y que esperan que la inflación se vuelva a posicionar por debajo de 4 por ciento en unos meses, para después converger su objetivo. También señalan que aunque esperan una mejoría en la actividad económica, todavía calculan que existe una brecha de producto negativa. ¿Es suficientemente sólida el razonamiento de la Junta?
Hace 22 años, un economista de Estados Unidos desarrolló una fórmula simple para evaluar o anticipar la decisión de política monetaria en Estados Unidos. John Taylor decía que la Reserva Federal debería elevar la tasa de interés objetivo por encima de su nivel neutral cuando la inflación supera la meta de las autoridades monetarias o cuando el producto (PIB) sobrepasa su potencial. El principio básico es que el banco central debe reaccionar ante un aumento de la inflación con un aumento más que proporcional en la tasa objetivo de los fondos federales. Básicamente, la ecuación dice que la desviación de la tasa objetivo es igual a 1.5 multiplicado por la desviación de la tasa de inflación frente a su objetivo, más 0.5 multiplicado por la brecha entre el PIB real y el potencial. ¿Qué pasaría si aplicamos la regla al caso actual de México?
El problema fundamental es que el PIB potencial es una variable no medible, por lo que se tiene que aproximar mediante supuestos y modelos complicados. En principio el concepto de PIB potencial es la tasa máxima de crecimiento que pudiera tener el PIB en un momento dado sin generar presiones inflacionarias. Una de las técnicas estadísticas que se utilizan para aproximarlo es mediante el cálculo de la tendencia de largo plazo de la serie del PIB. El Banco de México realiza un cálculo en forma periódica, pero no lo da a conocer al público a pesar de que forma parte de su toma de decisiones de política monetaria.
Dado que no conocemos el PIB potencial que utiliza el Banco, podemos suponer que es la tasa que resulta de la ecuación de Taylor que nos da cero para el monto en que el Banco debería modificar su TPM (que es lo que anunció ahora). Sabemos que la inflación terminó el año pasado en 4 por ciento y que el objetivo es 3 por ciento, mientras que se estima que el PIB creció 1.3 por ciento. Si metemos estos números a la ecuación y lo despejamos, nos da un PIB potencial de 4.3 por ciento. En otras palabras, si pensáramos que el Banco utiliza la regla de Taylor para determinar su decisión (que fue no mover la tasa), entonces está pensando que el PIB potencial es 4.3 por ciento.
Sin embargo, los números que utilizamos son del año pasado. Si utilizamos la inflación actual de 4.6 por ciento y el mismo crecimiento (1.3 por ciento), el PIB potencial implícito se eleva a 6.0 por ciento. ¿Qué pasa si pensáramos que el Banco tomó su decisión en función de los números que estima para 2014? Supongamos que estima que la inflación terminará el año en 3.5 por ciento y que la economía va crecer 3.5 por ciento, entonces el PIB potencial implícito sería 5.0 por ciento.
Pero en general, la mayoría de los analistas estiman que el PIB potencial se ubica actualmente en un rango de 3.5 a 4.0 por ciento. Banamex acabo de modificar sus expectativas para 2014 a una tasa de inflación de 4.4 por ciento y crecimiento a 3.8 por ciento. Si utilizamos un PIB potencial de 4.0 por ciento en la ecuación, la regla de Taylor sugiere que el Banco debería aumentar su tasa en 200 puntos base (2 puntos porcentuales) este año, es decir, de 3.5 a 5.5 por ciento.
Esto es simplemente un ejercicio simpático, ya que las autoridades monetarias toman en cuenta mucho más variables que el PIB potencial y la inflación actual para llegar a una decisión. Incluso, las minutas de las juntas de gobierno sugieren que no se utiliza ecuación alguna.