Por: Eugenia Sepúlveda
Ethos Laboratorio de Políticas Públicas
Cada año tiene sus particularidades que lo hacen único y el 2016 fue un año de sorpresas. Conforme los meses pasaban creímos que el suceso recién acontecido era el momento que marcaría el ciclo, pero las noticias dentro y fuera del país continuaron asombrándonos.
El 2016 fue un año mediáticamente difícil para México. Internacionalmente la imagen del país es afectada por la cobertura de sus problemas internos, así como otros externos que es difícil controlar. Esto daña y disminuye su importante soft power, que por su riqueza cultural junto con el tamaño del país y sus atractivos naturales debería tener el potencial para tomar ventaja de ese poder y usarlo para su beneficio.
La inseguridad y corrupción, la mala imagen de Peña Nieto y la postura hacia México que tomó Trump fueron los temas que generaron el mayor número de noticias sobre el país en los diferentes periódicos del mundo.
A pesar de los cambios hechos a la estrategia de seguridad, eventos sumamente violentos siguen ocurriendo en el país y apareciendo en los medios internacionales. Aunado a eso, la mayoría de estos crímenes continúan impunes sin una explicación clara de qué y cómo sucedió.
Algunos casos más publicados fuera de México fueron las peleas entre internos de cárteles contrarios en las cárceles que dejaron decenas de muertos y heridos y que demuestran el poco control del gobierno mexicano, los crímenes cometidos contra periodistas que limitan la libertad de expresión y han llevado a México a ser uno de los países más peligrosos para ejercer esta profesión, o los múltiples asesinatos a funcionarios públicos electos a causa del crimen organizado.
La corrupción que va de la mano de la inseguridad e impunidad abarcó también los titulares extranjeros. Uno de los más claros ejemplos fue la recaptura de “El Chapo” Guzmán. El evento que debió ser una victoria para el gobierno mexicano se vio opacado por la falta de confianza en las autoridades ya que desde que escapó de prisión (la segunda vez) muchos dudaron de la versión oficial, creyendo imposible y sospechosa su fuga sin ayuda desde dentro del penal. Y aunque algunos funcionarios fueron detenidos tras la fuga para The New York Times, como para muchos más el gobierno aún no ha dado una explicación convincente de lo sucedido.
Otro ejemplo es la poca claridad en la investigación de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa. Más de un año después de los hechos The Huffington Post publicó que según expertos forenses la explicación de los hechos que dan las autoridades mexicanas no puede ser verdad. En una violación de derechos humanos tan importante y que ha tenido la atención del mundo entero, parece imposible que no se pueda saber con exactitud qué sucedió.
Este tipo de situaciones donde prevalece la impunidad, son algunas de las que llevan a México a estar catalogado como el país más corrupto de la OCDE, posición caracterizada por conflictos y guerras, gobernabilidad deficiente, instituciones públicas frágiles como la policía y el poder judicial, y falta de independencia en los medios de comunicación.
Por otro lado está Peña Nieto. A principios del 2016, The New York Times, publicó un editorial en el que describe a Peña y lo que va de su administración como un corrupta y poco eficiente “parece probable que será recordado más como un jefe de gobierno que evitó rendir cuentas que como el líder transformador que muchos mexicanos creyeron haber elegido.” El Presidente que llegó al puesto en gran parte por el manejo de su imagen, ahora tiene serios problemas con ella, incluso es el Presidente con la popularidad más baja desde hace varios sexenios. Suena lógico, ya que ni él ni la primera dama pueden escaparse de los escándalos. Por mencionar algunos ejemplos, este año The Guardian publicó un reportaje donde señala que Angélica Rivera estuvo involucrada en un conflicto de interés por una propiedad en Miami y la investigación que realizó Carmen Aristegui sobre el plagio que hizo Peña en su tesis fue replicada por varios periódicos internacionales como The New York Times, ABC o La Nación.
Respecto a Trump, la visita que hizo a México fue calificada por The New York Times como surreal, siendo la cúspide de la cobertura mediática negativa para México en el 2016. Con la invitación que le hizo luego de los constantes ataques y las amenazas de construir el muro y modificar los tratados de libre comercio, Peña Nieto no solo terminó de hundir su popularidad, internacionalmente hizo el ridículo provocando burlas y apareciendo como un líder débil “en lugar de castigar a Trump, Peña Nieto lo trató como un Jefe de Estado”. Otros medios como la revista The Slate usaron titulares como “Cómo se burlo Trump de México” y describieron que “hubo un solo ganador, Donald Trump y un perdedor, Peña Nieto y la gente de México”.
Luego de las elecciones diferentes periódicos del mundo se dedicaron a analizar las implicaciones que la victoria de Trump tendrá en México. El panorama, aunque incierto es negativo. Los cientos de miles de deportaciones traerian falta de empleo y por consiguiente crímenes y la pérdida de millones de dólares en remesas, además el comercio y gran parte de los ingresos de México dependen de EE.UU. lo que podría ocasionar una recesión.
Ante la óptica internacional el 2016 fue un mal año para México. Claro que hubo cosas positivas como que la Ciudad de México fuera recomendada como uno de los mejores destinos turísticos en la lista “52 Places to Go in 2016”, la aprobación del SNA, o el boom tecnológico de Jalisco donde exportan $21 billones de dólares anualmente; pero al compararlo con las noticias negativas estas se pierden. Lastimosamente la imagen del país en el extranjero es de desorganización, violación de derechos humanos, crímenes, impunidad y corrupción.