Por: José Luis Chicoma
Director General de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas
No debería importar quiénes son los familiares de los políticos. Cada persona debería ser juzgada por sus propios méritos, aciertos o faltas. Por eso, más que hablar de su familia, para los lectores curiosos, les recomendamos los siguientes artículos de medios americanos que investigan cómo Donald Trump ha actuado con algunas figuras de su entorno familiar.
El hermano. Freddy Trump, ocho años mayor que Donald, tuvo una vida muy complicada. El piloto murió joven, a los 43 años, aquejado por el alcoholismo, y por las presiones de una “familia dominada por un patriarca muy motivado y perfeccionista y un agresivo hermano menor”. En este perfil del The New York Times se detalla la relación conflictiva entre los hermanos, con un evento muy revelador en el que Donald le quita el apoyo financiero para los gastos médicos a un nieto infante de Freddy que tenía parálisis cerebral.
Los suegros. Trump conoció a Viktor y Amalija Knavs en un viaje relámpago a Eslovenia, única vez que ha visitado el país de su esposa. Llegó al aeropuerto a las 8pm en su avión privado, cenó rápidamente con ellos (Melania se encargó de las traducciones), y ya estaba listo para despegar de ahí a la medianoche. No se sabe mucho de ellos y la campaña de Trump parece haber impedido que hagan declaraciones. En una entrevista a Melania e investigación de GQ se conoce un poco más de sus padres, desde cómo en tiempos comunistas tenían recursos para tener una vida muy acomodada, hasta acusaciones al suegro de problemas fiscales y un hijo nunca reconocido.
La esposa. Ya se saben muchos detalles de su vida, en especial desde el discurso de la semana pasada, donde la potencial primera dama plagió en algunas partes a la actual primera dama. En este perfil del The New Yorker, “La Americana Modelo”, se detallan algunos episodios interesantes, como la persistencia de Donald cuando se conocieron, como siempre ha resaltado los atributos físicos de ella (en algún discurso de antaño llamándola desde el estrado con un “¿dónde está mi supermodelo?”, para después hablar de su falta de celulitis), o que sólo fueron tres invitados eslovenos a su boda con 450 invitados (sus suegros y su cuñada Inés). También se le describe, si Trump sale electo, como “la Primera Dama con menos experiencia y la menos preparada en la historia”.
La hija menor. Tiffany es la que casi no ha estado bajo la luz de los reflectores. Al menos hasta hace unos días, cuando apareció por lo grande con un discurso en la Convención Republicana, dónde tal vez lo más resaltante fue su aplomo para poder hacerlo. O tal vez alguien cree que es fácil dirigirse a una audiencia de más de 10 millones de personas, y sobrevivir en el intento, ¡a los 22 años! Al igual que su hermana mayor, resaltó cómo su padre siempre la ha incentivado para ser mejor. Aunque de todas formas algunos opinan que sus anécdotas fueron muy vagas y denotan cierta distancia con la figura paterna.
La hija mayor. Ivanka probó ser la mejor comunicadora de los hijos, siendo muy efectiva para conectar con la audiencia, contando historias muy personales en su discurso en la Convención Republicana sobre cómo construía edificios con lego en el escritorio de su padre y cómo la incentivó a pensar en grande. La contradicción entre cómo Trump se ha relacionado con sus esposas y su hija ha generado análisis, como este del The New York Times, de por qué muchos hombres tradicionales quieren casarse con Melanias y criar Ivankas. Esto se ve reflejado claramente en el rol de Ivanka en el mundo Trump. La amiga de Chelsea Clinton no sólo ha sido fundamental en decisiones grandes de la campaña, como el despedir al ex-jefe de campaña e impulsar la elección del candidato a vicepresidente, si no también en el imperio corporativo, ocupando vicepresidencias ejecutivas junto con sus hermanos Donald Jr. y Eric, y es la que ha generado más aceptación en gran parte del espectro político.