Y fue hace un año, en abril de 2013, cuando se declaró la cesación de pagos de la compañía que en la década de los ochenta impuso una moda en el estilo de vestir de los mexicanos con jeans de terciopelo; sacos de pana y hasta blusas confeccionadas con esos materiales francamente extraños en un país en donde el clima cálido podría haberse contrapuesto a sus venta.
El terciopelo de Confecciones Martin tenía una gran virtud para la economía nacional: el 80 por ciento de sus insumos eran de origen nacional.
Una buena campaña, de corte aspiracional, y diseños que para la época se ubicaban a la vanguardia de la moda, catapultaron al Grupo Edoardos a los cuernos de la luna hasta convertirlo en una emisora del mercado de valores.
Sin embargo, a treinta años de su época dorada, Edoardos – constituida en 1948 – solicitó su declaratoria de quiebra, de acuerdo con la Pizarra Concursal del Instituto Federal de Concursos Mercantiles. Se dio por vencida.
En 1980 colocó acciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Ahora sus títulos sólo valen 0.46 pesos después de que en este mes se desplomaron de su nivel de 0.60 pesos en abril del año pasado. En 2011 llegaron en cotizarse en más de 1.10 pesos.
La textilera mexicana, con un concepto propio de moda, se aventuró a buscar sus principales canales de distribución al abrir 21 boutiques propias y 16 centros de distribución para el mayoreo. Tres décadas después después de cerrar una a una para reducir costos, terminó con ese sueño.
“Calidad y precios bajos”, fue la filosofía que impulsó a esta compañía textilera mexicana. Sin embargo, Xavier Antoni Martin se equivocó y así lo demuestra la estrategia de empresas españolas como Zara: “Baja calidad, precios altos y mucha moda”; prendas confeccionadas en Asia que no resisten tres visitas a la tintorería.
Edoardos, sin embargo, se aferró a la calidad y prueba de ello es la blusa de terciopelo negro que impecable permanece en mi clóset con sólo un par de puestas.
Los acreedores de Edoardos, frente a su intención de declararse en quiebra, no son bancos sino proveedores y el Servicio de Administración Tributaria (SAT). El monto de sus deudas, según los registros de la BMV, asciende a 169 millones de pesos. Los proveedores representan el 40 por ciento de los pasivos y el Fisco, el 31 por ciento.
El resto está representado por un crédito de último momento que una de sus subsidiarias logró cerrar con una Sociedad Financiera de Objeto Múltiple (SOFOM), Vinta Capital. El monto, no obstante, fue pequeño para las necesidades de este grupo: tan sólo 249,500 dólares.
La buena noticia es que entre los pasivos de Edoardos no se registran, al cuarto trimestre de 2013, intereses bancarios porque, simplemente, ningún banco ha otorgado créditos a esta textilera mexicana. Sus ventas cayeron más de 55 por ciento a diciembre del año pasado al pasar de 50.2 millones de pesos a 22.1 millones
“No obstante los esfuerzos para lograr una conciliación, la situación financiera de Confecciones Martín no mejoró por lo que solicitó su declaración de quiebra”, dijo la compañía a los inversionistas del mercado de valores.