Al menos cada década, un corresponsal extranjero mide la condición del México contemporáneo en un libro de alta difusión. Ejemplos notables incluyen México en la frontera del caos de Andrés Oppenheimer (1996) y El despertar de México de Julia Preston y Sam Dillon (2007), pero ninguno ha logrado el éxito y la autoridad de Vecinos distantes de Alan Riding (1987, y todavía en catálogo). México, democracia interrumpida de Jo Tuckman, corresponsal del diario británico The Guardian, es el mejor estudio periodístico extranjero desde él de Riding.
Hace dos años Tuckman publicó revelaciones sobre vínculos entre Enrique Peña Nieto y Televisa, las cuales causaron impacto en la sociedad mexicana, pero su trayectoria en este país data del 2000. Ahora, su libro investiga hasta dónde el PAN cumplió las grandes esperanzas con las cuales llegó al poder, en el transcurso de sus doce años al timón del país. Como implica su título, al juicio de la autora el PAN en gran medida falló en sus intentos.
Por supuesto, los que vivimos en México conocemos bien la decepcionante historia. Entonces, ¿para que sirve la traducción de este libro?
Hay varios motivos, empezando con el simple hecho de que Tuckman es una observadora juiciosa e imparcial. Rechaza la fácil denigración de los líderes nacionales: analiza a Fox, Calderón, AMLO, e incluso a Elba Esther Gordillo en términos de sus aciertos y logros además de sus faltas y vulnerabilidades. Muestra una sospecha saludable de las teorías de la conspiración a las cuales están propensos muchos comentaristas. Entreteje elegantemente el reportaje, la historia y el análisis. Incluye voces de todo el espectro social, desde los ministros y académicos hasta los pobres que viven en las periferias de las grandes ciudades.
Tuckman declina el pesimismo apocalíptico que marca mucha de la labor periodística sobre México, entendiendo la capacidad histórica del país de salir adelante aún en las épocas más difíciles. No se trata de “unirse a los optimistas” sino de reconocer los logros al nivel de la sociedad civil, desde la insistencia en la rendición de cuentas por los padres de familia de la guardería ABC a los esfuerzos por concientizar a la población sobre el sistema judicial por los creadores de la cinta Presunto Culpable.
Los parámetros cronológicos del libro son novedosos. Mientras la tradición en México es de hacer cuentas cada seis años, la perspectiva de Tuckman, al incorporar dos sexenios, le da la capacidad de trazar tendencias a largo plazo. Además analiza las maneras en que Calderón trató de compensar la paralización gubernamental bajo Fox por distinguirse como un presidente “fuerte”.
Un placer destacado del libro es la lucidez e ingenio de la prosa. La incompetencia del Ejército en Ciudad Juárez, la cual Tuckman atestigua, se resume como “deambular de aquí para allá, armados hasta los dientes sin mucha noción de lo que ocurría, mucho menos de cómo contenerlo”. La gente trabajadora de clase humilde tiene que “frenar la corriente de mala suerte estructuralmente enraizada que los acecha”.
Hay también un principio sobre “la mirada extranjera” que vale destacarse. El ser foráneo trae consigo una visión distinta; nutrida por varios años de viajes por el país, esta visión puede percibir tendencias que los lugareños dan por hecho (como el racismo cotidiano que limita las oportunidades de empleo), o que ven como inevitables mientras la experiencia de otros países muestra que no. Claro, una extranjera puede equivocarse de vez en cuando; aquí se nota unos puntos discutibles, por ejemplo sobre los orígenes del PRI. Pero el familiarizarse con perspectivas extranjeras puede conducir a nuevas preguntas y nuevas epifanías.
Nota: México, democracia interrumpida está editado en México por Debate (Penguin Random House).