Ni el gobierno de la República, ni el partido en el poder, ni la clase política en general parecen entender y reaccionar al malestar del país.
No es solo que no entienden que no entienden. Es que no saben, no pueden, no quieren reaccionar de otra manera.
Ante la crisis, la inoperancia; ante el hartazgo, la simulación; ante la magnitud, la evasión; ante el escándalo, el cinismo.
No es solo Ayotzinapa, Tlatlaya o La Casa Blanca de Peña Nieto. Es más bien un sistema entero que cruje, que se resquebraja de podrido.
Es la corrupción imperante, rampante, descarada, abrumadora, que permea y corroe todas las áreas del país.
Es la desigualdad social, insultante, ofensiva. Es la pobreza, la falta de empleo, la carencia de educación, de comida, de oportunidades.
Es el narcotráfico y el crimen organizado infiltrado simbióticamente en los gobiernos, en los partidos, en las legislaturas, en las empresas.
Es la ridiculez del “blindaje” vs el crimen frente a la realidad del cáncer hasta los huesos.
Es la violencia sexual, la trata de blancas; es la cifra dedesaparecidos que crece, es el maltrato a los migrantes, es la discriminación, son los feminicidios. Es el terror.
Es la impunidad, es el juez corrupto, el policía abusivo, el influyente, la prepotencia; es el inocente preso, el presunto culpable, el sistema penitenciario fallido, es la justicia como excepción.
Es una clase política que solo se mira a sí misma, que solo habla y discute entre ella, que se autoelogia, que se aplaude, y que se paga con el dinero público su propaganda nauseabunda para seguirse aplaudiendo.
Es el dispendio, el exceso, el nepotismo, el robo, el despojo. Es la ambición, la ausencia de escrúpulos.
Es la democracia que no llega, los contrapesos que no funcionan, las instituciones de juguete y las elecciones sin juego limpio.
Es la tentación autoritaria que regresa, la violación a los derechos humanos, la represión justificada.
Es la prensa que se calla, que se acomoda, se arrodilla, que se vende, y luego, que se autojustifica.
Es un status quo que, ante la ganancia que obtiene y su conflicto de intereses, prefiere guardarse su dignidad.
Es la inexistencia casi total de rendición de cuentas, de un sentido mínimo de responsabilidad por las acciones, por los resultados.
Es la olla exprés que hierve, el molde que cruje; es la liga que se estira.
Es el anhelo de justicia, de igualdad, de patria, de paz. Es el anhelo de vida.