Regulación débil en remesas abre agujero para lavado de dinero y esconde el 10%

Arena Pública es un brief diario matutino. Ésta es una parte del texto publicado primero ahí, en la edición dominical del 31 de agosto. Suscríbete y no te lo pierdas.
La débil regulación para el envío de remesas al país y la intensa competencia en ese mercado, ha abierto un boquete que vulnera las medidas de prevención de lavado y financiamiento ilícito, que preocupa a las empresas receptoras en México y que ha llamado la atención de los reguladores en Estados Unidos (EU). Este vacío regulatorio también explica parcialmente la reciente caída en las estadísticas de remesas hacia México.
👉🏼 ¿Por qué es importante?: El Departamento del Tesoro de EU ha alertado reiteradamente su decisión de perseguir y eliminar las redes de financiamiento y lavado de dinero de las organizaciones criminales mexicanas a las que considera como terroristas.
🧐 ¿De qué se trata?: Tradicionalmente, una remesa enviada desde EU llega a México a través de un banco o una remesadora reconocida. El flujo pasa por un intermediario regulado, que convierte los dólares en pesos, los liquida con instituciones financieras mexicanas y dispersa los fondos al beneficiario final. Todo el proceso queda trazado y reportado como “remesa familiar” bajo las reglas de Banxico y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
- Sin embargo, ese esquema ha sido alterado en los últimos años con la entrada de fintechs y algunos bancos que, a fin de bajar costos y ganar participación de mercado, utilizan directamente el Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI) del Banco de México, como vía de dispersión. El mecanismo es simple: el transmisor en EU liquida los pesos en México con un intermediario; éste, a su vez, envía los fondos al beneficiario como una transferencia nacional.
El resultado: El dinero entra como “transferencia SPEI” (código 01) en lugar de clasificarse como remesa internacional (códigos 35 o 36), dado que no es obligatorio el registro. Basta con una CLABE válida para que los fondos lleguen, aunque el nombre del destinatario sea falso. Ejemplos: como “Superman” o “Juan Escutia” han pasado sin obstáculos.
- De este modo, las remesas pierden trazabilidad desde su origen y dejan de aparecer en los registros de Banxico como “remesas”.
- Así, en los últimos meses las estadísticas oficiales de Banxico muestran una caída abrupta en las remesas hacia México. Caída que, entre otros, es consecuencia del no registro de estas operaciones.
- Algunos intermediarios han estimado que este subregistro alcanza entre 8% y 10% del flujo anual de remesas; un monto que va de 4 a 6 mil millones de dólares. Incluso, Elektra ha calculado que las “remesas invisibles” llegarían hasta el 15% del total.
¿Por qué ocurre?: La respuesta está en los costos, en la lucha por un mercado de miles de millones de dólares, y en la omisión o rezago de las autoridades regulatorias. Procesar remesas bajo los esquemas tradicionales implica inversión en cumplimiento: monitoreo de operaciones, validación de identidad, reportes a la CNBV y a FinCEN en EU. En cambio, dispersar vía SPEI no requiere esos sistemas.
- Las fintechs y algunos bancos participantes en el SPEI ofrecen a las remesadoras en EU un servicio más barato, sin el mismo nivel de controles. Y aunque este ahorro debería trasladarse al migrante en menores comisiones, en la práctica muchas veces se queda en la cadena de intermediarios.
- El arbitraje regulatorio se resume así: “cumplo en EU, pero en México ya no”.
- Mientras que, los registros para estas operaciones de remesas en el SPEI no son obligatorios, ni se auditan, por lo que no quedan registros verificables de beneficiarios reales.
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