Ómicron causa ola de COVID en el mundo; México rehúsa medidas

En Europa, Estados Unidos, Asia y Sudamérica ya se reportan números de infecciones diarias récord o que no se veían en meses.
30 Diciembre, 2021 Actualizado el 30 de Diciembre, a las 09:41
La OMS teme que la nueva variante de COVID-19 abrume los sistemas de salud (Foto: Gobierno de Baja California Sur)
La OMS teme que la nueva variante de COVID-19 abrume los sistemas de salud (Foto: Gobierno de Baja California Sur)
Arena Pública

Mientras todo el mundo registra cifras masivas de casos COVID-19, en México las medidas de prevención han sido mínimas.

Según cifras compiladas por Reuters, en Estados Unidos, a lo largo de los últimos siete días se han sumado 258 mil 312 casos de nuevas infecciones diarias promedio, una cifra récord para el país. En Polonia, el miércoles se alcanzaron 794 muertes en 24 horas por COVID-19, el número más alto de la actual cuarta ola. En los Emiratos Árabes Unidos, las infecciones diarias se alzaron por arriba de los dos mil casos por primera vez desde junio pasado. Y en China, 13 millones de personas en la ciudad de Xian contaron el séptimo día de encierro, sin siquiera poder abandonar sus residencias.

No se trata de casos aislados. A escala global, se estima que el promedio de infecciones diarias para la semana del 22 al 28 de diciembre fue de 900 mil. El fenómeno incluso se ha extendido a América del Sur, una región que había logrado posicionarse como la que ha vacunado con esquema completo a la proporción más alta de su población entre todos los continentes del planeta. Según las autoridades locales, el número de casos confirmados por COVID-19 en 24 horas llegó a casi 34 mil, una cifra que no se había registrado desde hace medio año.

Esta tendencia es preocupante porque una buena parte de estas nuevas infecciones parecen haber sido causadas por la variante Ómicron, la más reciente y transmisible de las mutaciones de la COVID-19.

Esta versión del patógeno ha probado ser agridulce. Su transmisibilidad, según algunos reportes, es hasta cuatro veces más alta que la variante Delta, la previa mutación dominante en la pandemia y que de por sí era entre dos y tres veces más contagiosa que el virus original, en datos de los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Sus síntomas también difieren de previas variantes, frecuentemente causando náuseas, congestión y flujo nasal, así como pérdida de apetito; señales que hacen difícil diferenciarla de otros padecimientos.

Al mismo tiempo, varios estudios sugieren que es menos peligrosa y severa que previas cepas (particularmente Delta) pues parece tener una menor tasa de hospitalización. Incluso hay reportes preliminares que señalan que una infección por Ómicron podría generar inmunidad frente a mutaciones más agresivas de la COVID-19.

Tendencias preocupantes, como un inédito número de hospitalizaciones infantiles en los Estados Unidos a raíz de la expansión de Ómicron, han sido explicados por varios factores (incluyendo la relativamente baja tasa de vacunación entre menores de edad) que han contribuido a pensar en esta nueva variante como menos peligrosa.

La preocupación es que a pesar de que la variante pudiera ser más leve, su mayor transmisibilidad puede provocar enormes daños a la población. Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como otros especialistas médicos han advertido que tiene el potencial de abrumar los sistemas de salud con un enorme número de pacientes, particularmente entre aquellos que no están vacunados, han recibido un esquema incompleto o todavía no tienen dosis de refuerzo.

A pesar de estos temores, las autoridades de México han rechazado tomar medidas estrictas como ha ocurrido en otros países para enfrentar la ola de Ómicron que está ahogando cada vez a un mayor número de países. Una decisión que probó ser devastadora en la India (y luego en el resto del mundo) a inicios del 2021, cuando se ignoraron varias oportunidades de acción para contener una ola de contagios que desembocó en la expansión de la variante Delta por todo el planeta semanas después.

México ignora avance de la COVID-19

El pasado 28 de diciembre se registraron cuatro mil 426 nuevos casos positivos en el país, la cifra más alta de contagios diarios desde hace exactamente dos meses. Si bien este número representa sin duda un salto en el estado de la COVID-19 en México, para finales de octubre, según cifras del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el país estaba en la última fase de la tercera ola de casos que dominó el tercer trimestre del 2021.

En otras palabras, las cifras oficiales de infecciones por COVID-19 aún están muy lejos de los niveles vistos en previas olas. Y este hecho ha provocado que la actual administración federal tome decisiones muy distintas a las de otras naciones respecto a la gestión de la pandemia.

El mismo 28 de diciembre, como parte de un compromiso del Gobierno federal de mantener las fronteras abiertas, se le permitió atracar en Sonora a un crucero con varios casos confirmados de COVID-19 a bordo. El subsecretario Hugo López-Gatell, líder de la estrategia de respuesta sanitaria contra la pandemia, reafirmó que no se vacunaría a los menores de 15 años en México. Y tanto el funcionario como el mismo Presidente han minimizado los riesgos sanitarios a futuro, aún cuando reconocen el avance de la variante Ómicron y la inminente llegada de una cuarta ola.

A esta pasividad se le debe sumar un avance poco satisfactorio en la vacunación contra la COVID-19. México está, según algunas estimaciones, entre los cinco países con menor cobertura de dosis (incompletas, completas y con refuerzo) de las Américas, junto a Paraguay, Bolivia, Guatemala y Honduras.

Reportes indican que, además de tener una reserva de al menos 50 millones de dosis que aún no se han aplicado, López-Gatell habría también convencido al resto del gabinete federal  de evitar nuevas compras de dosis, argumentando que los contratos pendientes son suficientes.

Sin embargo, expertos en salud pública han reiterado que estas decisiones estén basadas en información imprecisa. Las cifras oficiales revelan que la situación de COVID-19 en México aún no está ni cerca de ser tan grave como en previas olas, pero también hay certeza a nivel global que es complicado tener una visibilidad perfecta de cuántos infectados hay en el país y se asume que los casos de infección están sub-contados.

Pero en México la brecha podría ser más grande. De acuerdo con Our World in Data, una tasa de positividad de 10% o menos significa que se están haciendo pruebas suficientes como para tener claridad de la evolución de la pandemia. En México la tasa de positividad es de 20%, con una tendencia al alza desde mediados de diciembre.

La misma plataforma muestra que el país tiene una de las proporciones más bajas del mundo en número de pruebas en relación con su población. Al 25 de diciembre, en el país se hacían solo 76 pruebas por millón de habitantes. Costa Rica, Costa de Marfil, Senegal, Bangladesh y Gambia están más o menos en el mismo nivel, y solo Madagascar, Brasil y Nigeria hacen menos pruebas en relación a su población. El escaso número de pruebas aplicadas hace creer que la inacción del Presidente y del responsable de la lucha antiCovid en el país, se basa en datos no representativos de la situación de la pandemia en México.

Recientemente Israel puso a México en su lista negra de países a los que no se puede viajar por el riesgo de COVID-19 junto con Estados Unidos, Reino Unido y Canadá. Y en la Ciudad de México (CDMX), mientras los ciudadanos incrementan su demanda de pruebas, el gobierno local ha decidido suspender algunos eventos masivos que tenía planeados como parte de los festejos para finales del año.

Y aunque algunos expertos han felicitado al gobierno capitalino ante estas acciones, muchos otros advierten que no es suficiente para compensar la pasividad general de la administración federal o las acciones pasadas del mismo gobierno de la CDMX. Incluso adelantan que la crisis sanitaria podría experimentar una nueva fase de enorme impacto sanitario y económico tan pronto como a mediados de enero, suponiendo que no se tomen acciones preventivas ahora mismo.

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