En plena recuperación mundial, economía se debate entre transición y crisis energética

¿Seguir o dejar de invertir en nuevos proyectos? Es la pregunta que los inversionistas de la industria del petróleo tienen de cara a los desafíos de descarbonización.
6 Octubre, 2021 Actualizado el 6 de Octubre, a las 07:47
La aceleración de la transición energética podría traer efectos indeseables a la economía global. (Foto: Pixabay)
La aceleración de la transición energética podría traer efectos indeseables a la economía global.
Arena Pública

La transición energética está avanzando en el mundo, por lo que las grandes petroleras comienzan a preguntarse ¿hasta cuándo seguirán vigentes?

Los precios del crudo están en su mejor momento desde hace tres años. Este martes el Brent -precio de referencia en Europa- abrió la jornada en 82.78 dólares por barril, mientras el West Texas Intermediate (WTI) -referencia del mercado americano- lo hizo en 78.89 dólares por barril, luego de que el lunes pasado la Organización de Países Exportadores de Petróleo y aliados (OPEP+) decidiera continuar con su política de restablecimiento de solo en 400,000 barriles diarios a la oferta mundial. 

Distintas instituciones internacionales de servicios financieros, han alertado que los precios seguirán creciendo, incluso peligrosamente, cuando en este invierno suba con fuerza la demanda mientras la industria, que no está invirtiendo lo suficiente para mantener el suministro, será incapaz de hacerle frente.

La crisis energética actual que se vive en Europa, China y Estados Unidos (EU), se pensó originalmente como una consecuencia de la rápida recuperación económica luego del COVID, por lo que el presidente Joe Biden llamó, sin resultados, a la OPEP a bombear más petróleo para alivianar la inflación histórica que están viviendo distintas economías en el mundo, entre ellas EU.

Sin embargo, a más de un año del inicio de la pandemia queda cada vez más claro que no es el COVID el que tiene a los los inversionistas titubeantes para realizar nuevas inversiones, sino la transición energética que está cada vez más cerca. 

En 2020, la inversión petrolera se desplomó en promedio entre 20 y 30% para las mayores empresas productoras como la saudí Aramco, quienes redujeron su capex -gasto en capital- para hacer frente al desplome de los precios que causó el confinamiento, pero desde entonces la vuelta a los niveles previos de producción ha sido lenta ante menores incentivos para invertir al nivel de 2019.

“Hay señales muy claras de acelerar la transición energética. Tenemos a Europa con su New Green Deal y lo anunciado por los Estados Unidos en sus paquetes de rescate económico que van alineados a la transición a través de una serie de inversiones necesarias, pero que todas deben están alineadas en ese objetivo” comentó a Arena Pública, Rosanety Barrios, analista independiente del sector energético. 

La transición energética es el proceso por el cuál las economías globales transitarán de los esquemas de explotación y uso de combustibles fósiles -petróleo, gas, carbón- hacía el uso de energías renovables como la solar o eólica. 

Los países que firmaron los llamados Acuerdos de París, un esfuerzo internacional por detener los efectos del cambio climático, están comprometidos a transitar hasta lograr objetivos de descarbonización de las economías hacía el 2035 y el 2050. 

Barrios explica que las inversiones petroleras se han moderado principalmente por el temor de que al realizarse en plazos de seis a ocho años, las inversiones no regresen en forma de ganancia tan rápido como antes, pues para el final de ese lapso, los objetivos 2035 posiblemente estén más allá de la mitad de la meta en detrimento del petróleo.

““En el mundo ya se están instalando más plantas de generación renovables que de fósiles. Esa curva ya se cruzó desde el año 2012. En ese sentido vamos caminando razonablemente, por ello se calcula que ya estemos en franco crecimiento de las renovables para 2030-2035, mientras en 2050 el objetivo es las emisiones casi 0.” señaló en entrevista Antonio Del Río, investigador del Instituto de Energías Renovables de la UNAM

En ese sentido la Agencia Internacional de Energía (AIE) hizo un llamado a través de su informe Net Zero by 2050: A Roadmap for the Global Energy Sector, para no realizar ninguna inversión en nuevos proyectos de suministro de combustibles fósiles y ninguna inversión adicional para nuevas plantas de carbón “a partir de hoy, si es que se quieren alcanzar los acuerdos de descarbonización.

¿Transición sin inversión?

No obstante, del otro lado de la moneda la OPEP advierte que la rápida caída de la inversión en energía fósil a la par del aceleramiento de la transición energética podría derivar en una crisis mundial.

“El tema es que tenemos un conflicto para el planeta porque el planeta tiene que acelerar la transición. Pero en este momento la humanidad que tiene adicción por los hidrocarburos, que en este momento se está recuperando y por tanto necesita consumir energía no tiene forma de consumir una energía diferente” señala Barrios.

La experta ejemplifica que existe un importante porcentaje a nivel mundial de generación eléctrica a partir de gas que no puede ser reemplazado en estos momentos, así como su papel en la mayor parte de los procesos industriales del mundo. 

La negativa de la OPEP, mantiene una explicación cercana a la temporalidad de los altos precios, pues si bien prevé un déficit de oferta en los próximos meses, justifica su moderación en los aumentos en el temor a que la situación se invierta en el primer trimestre de 2022, es decir, las reservas se vean rebasadas en los grandes países consumidores.

Los fondos de inversión van más allá y ven precios de entre 70 a 80 dólares que permanecerán todo el año siguiente. Algunos expertos como los de Goldman Sachs incluso pronostican que el crudo Brent cotizará en 90 dólares, mientras Bank of America estima que un invierno particularmente frío podría llevarlo este mismo año hasta los 100 dólares.

BlackRock, el mayor fondo de inversión a nivel mundial, es una de las empresas encrucijadas entre la transición y los beneficios del repunte. Desde 2019, ha advertido que buscará dejar de invertir en compañías que no estén alineadas con los objetivos del desarrollo sostenible y lucha contra el cambio climático en un intento por causar un “cambio tectónico real en las finanzas”. 

Sin embargo, al día de hoy la empresa reconoce que los combustible fósiles siguen siendo unos de los mejores activos para invertir actualmente, si bien su desempeño ha caído respecto al pasado reconoció la empresa. En ese contexto, el fondo ha sido acusado de simulación, pues a un año de las declaraciones aún mantiene alrededor de 100 mil millones de dólares invertidos en petróleo, gas y carbón, acciones señaladas como insuficientes por los activistas. 

Pero incluso entre este repunte de precios y entusiasmo petrolero, la AIE estima que las inversiones privadas totales en el sector durante 2021 seguirán muy por debajo de las de 2019, con comportamientos divergentes entre las compañías pero con una tendencia general a la baja como venía sucediendo en los años previos al COVID. 

Para los próximos años Del Río, advierte que si bien los objetivos de descarbonización son realistas, también son retadores y requieren de un mayor esfuerzo para asegurarlo.

“Necesitamos no solo la intervención de los gobiernos, sino un papel activo tanto de empresas, que son las que realmente pueden disminuir el consumo y que la crisis del COVID enseño que es posible vivir con un consumo de menor aceleración, así como las personas, quienes debemos también cambiar” concluyó el experto.