En México, la industria Fintech -empresas que desarrollan soluciones digitales para servicios financieros- es efervescente. Estas empresas contribuyen al entorno emprendedor del país ya que son intensivas en conocimiento y buscan resolver necesidades a través de innovación. Las startups exitosas generan empleos y fomentan la innovación.
Como toda empresa, las Fintech requieren de un clima de negocios adecuado para atraer inversión. El contexto actual de la pandemia se considera adverso para este tipo de empresas en todo el mundo. Además, las condiciones de la economía mexicana desde antes de la pandemia poco han ayudado a tener un ambiente de inversión favorable. La colaboración entre distintos actores o stakeholders puede contribuir a crear un entorno que estimule el emprendimiento, independientemente de una economía adversa.
Esto es, no sólo se requieren condiciones de mercado propicias, sino un ecosistema que permita a nuevas empresas encontrar oportunidades y superar barreras. En un largo episodio de crisis, esto es ineludible. Aquí me voy a referir como ejemplo a la iniciativa del Prosperity Fund de Servicios Financieros del gobierno de Reino Unido.
México es el país de América Latina con mayor crecimiento sostenido de inversión en empresas Fintech. De acuerdo con el último reporte de Finnovista, desde 2016 el número total de “fintequeras” en México ha crecido a una tasa media anual de 23%.
A mayo de 2019 ese reporte identifica 441 startups. Los segmentos más concurridos son pagos y remesas (90 empresas), crédito al consumo (52), administración financiera para empresas (52), administración financiera para intermediarios (51), finanzas personales (43), seguros (39), crédito a pymes (31) y crowdfunding o fondeo colectivo (27). De esas 441 empresas, 70% están identificadas en Ciudad de México, 11% en Monterrey, 7% en Guadalajara y 12% en el resto del país.
La Ley Fintech (formalmente Ley para Regular a las Instituciones de Tecnología Financiera) de marzo de 2018 ha contribuido a este crecimiento. Esta ley reconoce la figura del “Sandbox Regulatorio” (o "arenero"), la cual permite que la innovación tenga un período de prueba antes del oneroso proceso regulatorio que rige las actividades financieras, así como probar certeza y seguridad para los usuarios.
Bajo el Prosperity Fund, la Embajada del Reino Unido en México, la organización DAI y la empresa Distrito Emprendedor convocaron a emprendedores de Fintech que quisieran probar sus modelos de innovación, se llamó un “Sandbox Challenge”. La representación británica y DAI también organizaron una “Caravana Fintech”, en la que participó el gobierno de Querétaro, así como la Coparmex de ese estado. En esta última, Fintech seleccionadas participarán en una estrategia para apoyar a microempresas en la adopción de medios digitales que les ayuden a una reactivación económica. Cabe señalar que Reino Unido es la potencias en Fintech.
El “Sandbox Challenge” reunió startups que aplican tecnologías como blockchain e inteligencia artificial para diferentes actividades financieras. En este proceso, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) estuvo presente para dar orientación sobre la regulación. Asimismo, los emprendedores recibieron recomendaciones de distintos expertos del medio financiero, tecnológico y de emprendimiento.
Los proyectos finalistas del “Sandbox Challenge” incluyeron a empresas como: Arca Financiera de fideicomisos digitales; Clinch, una plataforma de oferta y demanda de divisas; Ivy, una aplicación móvil de fondos de largo plazo con técnicas de gamificación; Oikos, un marketplace de pagarés bancarios; Quantum, empresa de emisión, negociación, compensación y liquidación de deuda; Tokenise, una plataforma de productos de inversión; e Inverte Más, de créditos grupales.
Por su parte, la “Caravana Fintech”, además de promover adopción digital para microempresas, organiza talleres y mentoría con inversionistas de capital de riesgo, especialistas en regulación, empresas de tecnología digital, asesores de marca y publicidad. Por mencionar algunos de éstos, Addem Capital, Amazon, Amexcap, Arkangeles, Biva, Google y Linkedin. Con ellos también colabora Fintech México, la principal agrupación del gremio. Son estrategias colaborativas, principalmente entre privados, pero con una participación necesaria del gobierno.
Las empresas Fintech son un caso extremo de necesidad de interacción colaborativa entre stakeholders. Ello porque la captación de inversión no es sencilla, ya que su valor se fundamenta en conocimiento e innovación que tiene que ser probada en el mercado; hay un paso muy grande entre concebir una buena idea y que realmente solucione el problema que busca resolver; ya no se diga que el mercado la acepte y sobreviva a la competencia. Además, por ser productos financieros, el cumplimento en materia regulatoria es complejo y costoso (ahí la importancia del “arenero” regulatorio).
Las estrategias colaborativas son una forma de facilitar herramientas de conocimiento y reducir costos de transacción en todo tipo de empresas. Por ejemplo, emprendimientos para innovación en salud, biotecnología e industria agroalimentaria que tienen mucho campo en México. Lo mismo para empresas de corte más tradicional. Esto se traduce en mejorar el entorno de negocios para fomentar la inversión. En estos tiempos, diría yo, es indispensable.