Chile en la cima, México rezagado: El Índice Latinoamericano de IA y el futuro digital de la región

En la gobernanza de la IA la región exhibe sus mayores grietas, aunque Chile es excepción; mientras que México muestra un rezago preocupante.
2 Octubre, 2025
La IA en América Latina
La IA en América Latina

Mañana 3 de octubre, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Centro Nacional de Inteligencia Artificial de Chile (CENIA) presentarán en Santiago de Chile la tercera edición del Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA 2025), un esfuerzo pionero para medir de manera sistemática el grado de preparación, adopción y gobernanza de la inteligencia artificial (IA) en 19 países de la región.

El ILIA 2025, elaborado con el apoyo del proyecto Alianza Digital Unión Europea–América Latina y el Caribe (UE–ALC) y de diversas organizaciones académicas, públicas y privadas, constituye una herramienta estratégica para orientar políticas públicas, difundir buenas prácticas y promover la cooperación regional en torno al uso de la inteligencia artificial como motor de desarrollo productivo, inclusión social y sostenibilidad ambiental.

El nuevo informe ofrece un panorama actualizado sobre avances y desafíos en materia de IA en América Latina y el Caribe, basado en más de cien subindicadores agrupados en tres dimensiones fundamentales: Factores Habilitantes, Investigación, Desarrollo y Adopción, y Gobernanza.

En el informe del año pasado, el ILIA presentó a Chile como líder en la clasificación con 73,07 puntos de un máximo de 100, seguido por Brasil (69,30) y Uruguay (64,98). México, con 51,40 puntos, apenas se coló en el grupo de “adoptantes” junto a Argentina y Colombia. El hallazgo fueron reveladores: aunque la región duplicó en los últimos ocho años el porcentaje de talento en IA dentro de su fuerza laboral, seguimos lejos de los niveles que países del norte global alcanzaban al inicio de ese mismo periodo. Es decir, corremos detrás de una maratón en la que partimos con desventaja y seguimos acumulando retrasos.

Tres pioneros y un continente fragmentado

Los tres países punteros —Chile, Brasil y Uruguay— no solo invierten en infraestructura tecnológica y talento, sino que han logrado orientar sus estrategias nacionales de IA hacia la expansión transversal en la economía y la sociedad. La clave, según el estudio, está en el entorno habilitador: políticas públicas de largo plazo, programas de formación especializados, marcos regulatorios claros y una apuesta por la innovación científica.

En contraste, México ilustra la paradoja latinoamericana: un país con alta producción académica y científica en IA (66,18 puntos en investigación, desarrollo y adopción), pero con debilidades crónicas en gobernanza, falta de continuidad en las políticas y escasa articulación entre gobierno, academia y sector privado. Es un reflejo de lo que Zygmunt Bauman describiría como la “modernidad líquida”: instituciones que se derriten frente a la volatilidad política y la urgencia de corto plazo, incapaces de sostener una estrategia de innovación tecnológica a largo aliento.

El espejismo del talento y la fuga de cerebros

Uno de los hallazgos más significativos del ILIA 2024 fue la constatación de una fuga persistente de talento en IA. Con excepción de Costa Rica y Uruguay, la mayoría de los países pierden más profesionales de los que logran retener. Chile encabeza la dimensión de talento humano (74,3 puntos), seguido de Uruguay (62,11) y Costa Rica (46,99). Pero en general, la región se ubica muy por debajo del hemisferio norte.

Este dato desnuda una contradicción estructural: invertimos en formar especialistas, pero carecemos de condiciones para ofrecerles trayectorias profesionales atractivas en nuestros países. Lo que se va no son solo personas, sino también capacidades de innovación, patentes, startups y la posibilidad de diseñar marcos éticos y regulatorios desde nuestra propia realidad.

Byung-Chul Han advertía que la lógica del rendimiento en el capitalismo digital transforma a los sujetos en “empresarios de sí mismos”, obligados a migrar donde las condiciones sean más favorables. América Latina, bajo este prisma, se convierte en un exportador neto de talento cognitivo, incapaz de retener a quienes podrían ser los arquitectos de nuestra soberanía digital.

IA: entre la promesa y la trampa del desarrollo

La CEPAL lo sintetizó con crudeza: la IA puede ser motor para superar las “trampas del desarrollo” que han mantenido a la región estancada durante décadas, pero también puede profundizar las desigualdades existentes si no se actúa con decisión en inversión, regulación e infraestructura.

Los datos del ILIA son elocuentes. En infraestructura tecnológica, Uruguay (67,90) y Chile (67,58) lideran, mientras que Costa Rica sobresale en capacidad de cómputo (51,11). Brasil y México destacan en entornos de innovación con unicornios, patentes y empresas de alta tecnología. Panamá sorprende en producción de código abierto. Pero el mosaico es desigual: mientras algunos países avanzan hacia un ecosistema innovador, otros siguen atrapados en la escasez de inversión y en la ausencia de incentivos para la adopción de IA.

La asimetría regional en IA no es un tema técnico, es político. Implica preguntarnos si queremos ser meros consumidores de tecnologías importadas o si aspiramos a construir capacidades propias que respondan a nuestras realidades sociales, lingüísticas y culturales.

Gobernanza: el talón de Aquiles

Si hay un área donde la región exhibe sus mayores grietas, es en la gobernanza de la IA. Chile aparece como excepción, con políticas que trascienden gobiernos y proporcionan un marco jurídico claro para el uso ético de la IA. México, en cambio, muestra un rezago preocupante: se producen investigaciones y desarrollos, pero no se consolidan en políticas públicas robustas que garanticen transparencia, rendición de cuentas y protección de derechos.

La gobernanza en IA no es un accesorio, sino el núcleo de la discusión. Sin reglas claras, la innovación se convierte en terreno fértil para la desigualdad, la explotación de datos y la manipulación de la opinión pública. Como advirtió la ministra chilena Aisén Etcheverry, “próximamente quienes van a votar no se van a informar por la puerta a puerta o por lo que lean en los medios formales, sino por contenidos de las redes sociales”. En ese escenario, ¿quién decide qué contenidos circulan, qué algoritmos priorizan y qué sesgos se perpetúan?

El reto de género y la deuda pendiente

Otro de los puntos críticos que revela el ILIA es la baja participación de mujeres en investigación y desarrollo de IA. La región no solo enfrenta una brecha digital, sino también una brecha de género tecnológica que amenaza con reproducir desigualdades históricas. Chile, a pesar de liderar el ranking, no escapa a esta tendencia.

Aquí se abre un campo de acción urgente: diseñar políticas de inclusión que garanticen la participación de mujeres y grupos subrepresentados en todas las etapas del ecosistema de IA, desde la formación académica hasta la toma de decisiones regulatorias.

De la modernidad líquida a la soberanía digital

El ILIA 2024 no es solo un ranking. Es un llamado de atención a la región. La metáfora de Bauman sobre la liquidez se vuelve evidente: tenemos avances que fluyen, se dispersan y se evaporan sin cristalizar en estructuras sólidas de innovación y gobernanza. Mientras tanto, el norte global consolida su hegemonía digital y dicta las reglas del juego.

La pregunta de fondo es si América Latina se conformará con ser espectadora de la revolución de la IA o si asumirá el desafío de construir una soberanía digital. Eso implica inversiones sostenidas, marcos éticos propios, estrategias de retención de talento y políticas públicas que sobrevivan a los cambios de gobierno.

Expectativas y urgencias

El ILIA es valioso porque nos proporciona una brújula. Nos dice dónde estamos rezagados, qué capacidades hemos desarrollado y qué riesgos enfrentamos. Pero el índice por sí solo no cambia la realidad: son los gobiernos, las universidades, las empresas y la sociedad civil quienes deben traducir este diagnóstico en acción concreta.

La presencia de actores globales como Google, Amazon y Microsoft en el evento de lanzamiento, presentando casos de uso exitosos en la región, revela otro dilema: ¿queremos depender de gigantes tecnológicos para aplicar IA en salud, educación y medio ambiente, o apostaremos a la construcción de soluciones locales con pertinencia cultural y social?

El programa de esta edición contempla la presentación oficial de los hallazgos del ILIA 2025 en tres paneles temáticos

  • Adopción: de consumidores a productores de IA
  • Talento para la era de la IA: cerrar brechas y potenciar capacidades
  • Infraestructura: datos, nube y cómputo para un ecosistema sostenible de IA

Analizaremos el reciente informe para una próxima entrega, pero mientras tanto sólo decir que en la medida en que seamos capaces de tejer estrategias comunes, superar la lógica fragmentada y construir una visión latinoamericana de la IA, estaremos más cerca de transformar esta promesa líquida en una arquitectura sólida de futuro.

Claudia Jiménez Claudia Jiménez Politóloga e Internacionalista en temas de cooperación internacional y derechos humanos en América Latina, con 20 años de experiencia en consultorías nacionales y gobierno. Profesora universitaria y conferencista. Desarrolladora de cursos y proyectos de tecnología y ética para la academia y empresas. Catedrática de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, y de Estudios Humanísticos y Educación del Tecnológico de Monterrey. Pionera en Inteligencia Artificial en educación.