Tras golpe de realidad, el avión presidencial no encuentra comprador en EU y regresa a México

La cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México y la venta del avión presidencial, han sido dos de los símbolos más potentes de López Obrador en contra de la corrupción y el despilfarro en el gobierno.
14 Enero, 2020 Actualizado el 14 de Enero, a las 12:32
El Boeing 787-8 Dreamliner "José María Morelos y Pavón" fue adquirido por el gobierno de Felipe Calderon y usado por Peña Nieto en 214 vuelos a partir de 2016 (Foto: LopezObrador.org.mx)
El Boeing 787-8 Dreamliner "José María Morelos y Pavón" fue adquirido por el gobierno de Felipe Calderon y usado por Peña Nieto en 214 vuelos a partir de 2016 (Foto: LopezObrador.org.mx)
Arena Pública

Dos días después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el poder, el lujoso Boeing 787-8 Dreamliner en el que viajó por el mundo el expresidente Enrique Peña Nieto, salió de la Ciudad de México rumbo al aeropuerto de San Bernardino en California. En aquel momento, se dijo que sería su último vuelo al servicio de la Presidencia de la República. Sería vendido por decisión de López Obrador.

Pero después de 13 meses embodegado en territorio californiano esperando infructuosamente por un comprador, el avión presidencial TP-01 regresará a México, según informó hoy Jorge Mendoza, el director general del banco estatal Banobras, responsable de la venta. El avión será estacionado en el Hangar del Sexto Grupo Aéreo, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

El avión presidencial -cuya compra por 218 millones de dólares fue gestionada durante el gobierno de Felipe Calderón y utilizado por el expresidente Enrique Peña Nieto durante dos años y 10 meses en 214 vuelos- se convirtió en un 'caballo de batalla' para López Obrador durante su larga campaña para alcanzar la presidencia.

Casi dos años antes del inicio formal de las campañas electorales rumbo a la presidencia, y un mes después de que Peña Nieto estrenó el moderno avión presidencial en un vuelo a Nueva York para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, López Obrador calificó a Peña Nieto como "un principito con séquito". “Se siente su alteza serenísima, es como una caricatura del dictador Antonio López de Santa Anna", dijo en relación al vuelo inaugural que realizaría Peña Nieto.

Una y otra vez, el entonces candidato presidencial habló de vender el avión presidencial, símbolo del despilfarro que criticó a los gobiernos anteriores y de la austeridad que caracterizaría a su gobierno.

López Obrador es un viejo político que sabe plantar símbolos y usarlos como referentes populares. La cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México y la venta del avión presidencial, han sido dos de los símbolos más potentes durante su campaña de cada mañana en contra de la corrupción y la ostentación en el sector público. No por nada, ambas fueron de las primeras acciones que anunció al asumir la presidencia de la República.

Incluso el presidente ha "dispuesto" de los recursos de la venta del avión presidencial, sin siquiera concretar una venta. El 12 de junio -cuando el tema migratorio con Trump y Centroamérica estaba en auge- habló de que se obtendría un "mínimo" de 150 millones de dólares de la venta del avión presidencial y que éstos recursos irían a financiar el plan de migración.

El 17 de septiembre, de visita el hospital rural de Zacualtipán, Hidalgo, López Obrador se comprometió a destinar parte de los recursos obtenidos de la venta del avión presidencial a garantizar el servicio de agua en la región. Las promesas siguen pendientes porque el avión no encuentra comprador y sus detractores han criticado los altos costos de ésa y otras decisiones.

Durante los 13 meses que el Boeing 787-8 bautizado como "José María Morelos y Pavón" estuvo a la venta en California se gastaron 30 millones de pesos en mantenimiento y rentas, dijo el propio presidente en su conferencia de este martes, mejor conocida entre los periodistas como "la mañanera". Ahora el gobierno pretende vender el avión al 50% de su precio original, en 130 millones de dólares que es el valor del avalúo, según dio conocer esta mañana.

El 787-8 Dreamliner -uno de los aviones más eficientes del mercado, según la compañía- vuela comercialmente desde 2011, y a la fecha Boeing han lanzado dos nuevas versiones del 787, el 9 y 10. Pero el José María Morelos y Pavón fue rediseñado completamente para el uso presidencial con materiales de alta tecnología y de lujo.

Es el lujo del avión y su desgaste natural, de tres años, lo que ha impedido su venta dijo en junio pasado, Fabrizio Feliciani, director regional para América Latina y el Caribe de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), reporta Forbes.

De acuerdo a los precios observados en el mercado de aviones usados, es probable que el avión presidencial mexicano deba venderse a un precio menor al que pretende el gobierno. Controller.com, un portal para la compra y venta de aeronaves y sus partes, cotiza un 2017 Boeing 787-8 con configuración comercial (244 asientos en clase económica y 18 en business) en 122 millones de dólares.

Hoy por la mañana Mendoza expuso que se planea exhibir el avión presidencial -junto a otras 28 aeronaves puestas a subasta por el gobierno federal hasta el 31 de enero- y se buscará la venta directa, la venta en copropiedad o su alquiler por hora.

Hace dos semanas, a finales de diciembre, el vocero presidencial, Jesús Ramírez, declaró a una estación radiofónica que el avión presidencial se mantendría en EU para su venta y aseguró -en aquella entrevista- que había tres compradores interesados. La realidad del mercado ha sido más dura y el lujoso avión José María Morelos y Pavón seguirá buscando compradores o arrendatarios, desde el oriente de la Ciudad de México, al precio que imponga.

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