Gravar actividades clave y patrimonios, mejoraría las finanzas de los estados
Ante la enorme dependencia de los estados del gobierno federal, expertos urgen a revertir esta tendencia que puede agudizarse ante la caída de la recaudación federal, el alza de tasas y el crecimiento de la desigualdad.
Para esto, los estados deben observar cuidadosamente dónde están sus fortalezas económicas para mejorar su recaudación a través de nuevos o de mejores impuestos.
Desde la década de los 90, más de la mitad de los ingresos de los gobiernos sub-nacionales provenían de participaciones y aportaciones que otorgaba el Gobierno federal, de acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Desde entonces, los ingresos recolectados directamente por los estados representaban apenas una cuarta parte de los recursos disponibles para el año.
Con el paso del tiempo, esta proporción continuó desequilibrándose en favor de los recursos que provienen del Gobierno federal. En 2019, previo a la crisis de la COVID-19, el 83.1% de los ingresos estatales provino de transferencias federales.
Varias soluciones se han propuesto a lo largo de los últimos años para mejorar las finanzas de los estados, muchas veces con un enfoque nacional. Una de las más recientes ha sido la propuesta de la Comisión Permanente de Funcionarios Fiscales de homologar al 3% el cobro mínimo para el Impuesto Sobre Nómina (ISN), que actualmente varía entre 0.5% y hasta 6% según la entidad.
Si bien estas soluciones de escala nacional podrían tener un impacto positivo en la recaudación de los estados, expertos proponen un acercamiento más quirúrgico. “Tienen que ver sus vocaciones productivas. Todos son distintos, así que deben ver qué pueden hacer” según sus fortalezas económicas, señala José Luis Clavellina, director de investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Por ejemplo, apunta el experto, en áreas densamente pobladas como la Ciudad de México (CDMX), fortalecer el cobro de predial y servicios como el agua y el saneamiento podría ser preferible debido a la intensa presencia de negocios y habitantes. En las zonas turísticas, por ejemplo, hay una oportunidad grande para cobrar impuestos a actividades como el hospedaje.
Incluso en grandes zonas de actividad industrial existe la oportunidad de cobrar impuestos innovadores, señala el experto del CIEP. Algunos estados podrían cobrar “derechos por descargas al medio ambiente o contaminantes […]. Se pueden crear certificaciones ambientales y buscar que las empresas lo implementen”, lo que al mismo tiempo les ayudaría a mejorar su recaudación y, con el apoyo de otros incentivos y programas, incluso avanzar en metas de sustentabilidad.
Pero lo anterior también tiene el inconveniente que no todos los estados tienen una vocación productiva particular que les permitiría incrementar los impuestos locales que cobran a la población. “Es difícil decirle a un estado como Chiapas, con una población indígena alta y un nivel de pobreza también muy alto, que eleve su recaudación local. Como decíamos, dependerá de la realidad de cada estado y municipio. Y habrá quienes ya no podrán hacer mucho más”, advierte.
En este contexto, una alternativa importante para los estados podrían ser los impuestos a la riqueza y el patrimonio. “En impuestos al patrimonio entra todo el tema de predial y de tenencia, pero también el traslado de dominio o la adquisición de bienes inmuebles. La idea es gravar la capacidad de pago de los contribuyentes, entonces es progresivo y se acerca más a la justicia fiscal. No se gravan los ingresos ni el trabajo a través del desarrollo de profesionistas, ni actividades mercantiles que en estados más pobres tienen menor valor agregado” afirma Manuel Guadarrama, coordinador de Gobierno y Finanzas del IMCO.
Reforzar estos impuestos locales a la riqueza también podría tener implicaciones importantes dado el momento económico que se está viviendo ahora. Ciertas políticas a nivel federal sugieren que el panorama de recaudación nacional será complicado durante 2022, algo que indirectamente afectará a los gobiernos sub-nacionales debido a su dependencia en el Gobierno de la República. Esto, junto con las perspectivas de alza de tasas amenaza con restringir la capacidad financiera de estas administraciones locales.
Sin embargo, la pandemia también provocó que se ensancharan las brechas económicas entre el sector más acaudalado de la población y el resto del país. Eso significa que hay una oportunidad importante de recaudación con los impuestos al patrimonio, siempre y cuando estén bien implementados y realmente se dirijan a grupos e individuos de mayor poder económico.
“Hay que tener cuidado que la tributación sea proporcional. Así, evitaremos incurrir en alguna carga gravosa al contribuyente”, advierte el especialista del IMCO.
No solo es crear nuevos impuestos en los estados
Al mismo tiempo, ambos especialistas señalan que el problema no es solo que las entidades no han aprovechado del todo sus habilidades tributarias para reforzar sus ingresos. Hay otros desafíos que se tienen que abordar en la recaudación para asegurar un buen aprovechamiento de los recursos.
Hay que cuidar que cualquier nuevo impuesto que diseñen los estados no afecte negativamente el desarrollo económico interno, señala Manuel Guadarrama. “No sería la mejor opción a los ingresos derivados de actividades profesionales ligadas a la innovación, las agencias digitales; porque estaríamos generando un desincentivo a la innovación y a la creatividad cuando lo que en realidad necesitan son estímulos y apoyos”, apunta.
Para Clavellina también se requiere cambiar la lógica política al interior de los departamentos de recaudación y seguimiento tributario de los estados. “En los estados y municipios, como el ciclo político es más corto, cuando cambia la administración cambian también los oficiales encargados de cobrar impuestos. Se pierde experiencia y conocimientos en cada cambio. Y eso limita las capacidades tributarias de los estados”, señala.
El experto del CIEP incluso sugiere que se deben desarrollar mejores prácticas de cooperación y delimitación entre las actividades de recaudación de los estados. “Hay estados que, de alguna forma, compiten en materia fiscal. En la CDMX, muchos habitantes llevan sus coches a matricular a otros estados para ahorrar el pago de la tenencia. Entonces es importante que haya arreglos entre entidades para que no compitan entre sí por los recursos que les corresponden”, afirma.
Dentro de esta reorganización, asegura Guadarrama, también es importante hacer ajustes a la forma en la que el Gobierno federal distribuye recursos a los estados. “Ahora, no importa si un estado aumenta mucho su recaudación, el beneficio adicional que recibirá no será de la misma magnitud […]. El acuerdo de coordinación fiscal tendría que generar más incentivos [para que los estados decidan mejorar su recaudación]”, defiende.
Sin embargo, el cambio más importante tendría que darse desde el gasto público. “Queremos que los estados puedan cobrar más impuestos, pero como ciudadanos, tenemos que preguntarnos en qué se van a gastar. Hay que revisar que estén gastando de forma adecuada", señala Clavellina.
"Solo si queremos que sigan gastando en los programas que están implementando, deberíamos pensar en una reforma que fortalezca sus ingresos”, concluye el experto dl CIEP.