Cambio climático amenaza cultivos ante la inacción del gobierno

La capacidad de producción agrícola y sus rendimientos se verán seriamente afectados en el futuro próximo si el país no actúa de manera decidida para mitigar los efectos climáticos, dicen al unísono investigadores.
10 Junio, 2022 Actualizado el 10 de Junio, a las 14:09
El sector agrícola mexicano ya sufre las consecuencias del cambio climático. (Foto: Gobierno de México)
El sector agrícola mexicano ya sufre las consecuencias del cambio climático. (Foto: Gobierno de México)
Arena Pública

El cambio climático ya está afectando a los cultivos en el país, encareciendo los alimentos aún más y comprometiendo la seguridad alimentaria, y los investigadores advierten que este fenómeno se agravará en los próximos años.

Sequías prolongadas en algunas regiones y lluvias torrenciales en otras, mientras que el calor se intensifica en buena parte del territorio nacional afectando los cultivos y encareciendo el acceso a los alimentos. Los efectos del cambio climático en la agricultura son una realidad en México, y se profundizarán en los próximos años, mientras que las estrategias para hacerle frente aún no aparecen, advierten los investigadores en este campo.

Desde 1975, México se ha calentado 0.3 grados por década y se estima que la temperatura aumente 1.5 grados centígrados para inicios de 2030 y dos grados para 2040 en el mundo. Pese a este panorama, las estrategias desde las políticas públicas en el país son reactivas, acusan los investigadores.

“Ya que sucede el impacto, ya que sucede la pérdida, se ponen a trabajar, estudian cada caso”, responde en entrevista José Ariel Ruiz, profesor-investigador del departamento de Ciencias Ambientales del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Guadalajara (UdG).

Señala que “si hay apoyos, a veces reaccionan de manera eficiente a veces no tanto, pero en ese sentido creo que la estrategia más inteligente es la de prevenir esos desastres; es decir, tratar de minimizar el impacto negativo y esto se logra haciendo una caracterización de los eventos climáticos”.

Y es que el cambio climático ya está afectando severamente a los cultivos. El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, citado por el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, reportó una caída de 14.2% en la producción de frijol durante el periodo octubre 2019- septiembre 2020, debido principalmente a la sequía. Además, “el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas proyectó, para el año agrícola 2021, una reducción de 3.1% en la producción nacional de maíz, respecto a la producción reportada del año agrícola pasado; como consecuencia de la sequía”.

Al cierre de febrero de este año, el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, reportó que a nivel nacional, por falta de agua de presas de uso agrícola, se dejó 4 millones 955 mil 985 hectáreas sembradas en áreas de riego aún sin cosechar, siendo Sonora el que presenta la mayor vulnerabilidad con 10 mil 322 hectáreas.

Por ellos, hasta marzo de este año se realizaron cinco operativos en tres entidades, donde se han rescatado más de 11 millones de metros cúbicos, en beneficio de 6 mil 808 hectáreas, según datos de la Comisión Intersectorial para Atención de Sequías e Inundaciones.

Entre octubre de 2018 y septiembre de 2019, los factores asociados con la pérdida de agrícolas y pecuarias fueron sequías (85.56%), humedad excesiva (13.05%), inundaciones (7.77%), heladas (16.61%), vientos (36.8%) y granizo (21.11), de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

“El valor presente de las pérdidas en rendimientos en seis cultivos (maíz, trigo, soya, arroz, sorgo y caña de azúcar) durante este siglo asciende a cerca de 452 mil 300 millones de pesos, lo que sería similar a perder hoy alrededor de dos veces el producto agrícola anual total de México”, escribió Francisco Estrada Porrúa, investigador del departamento de Ciencias Atmosféricas del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, y Coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM en un artículo publicado en la revista Nexos.

Estrada Porrúa señala que “la capacidad de producción agrícola del país podría reducirse drásticamente durante este siglo si no se implementan acuerdos internacionales ambiciosos para reducir las emisiones globales de GEI (gases de efecto invernadero). Para finales del siglo, las reducciones en rendimientos de granos podrían alcanzar hasta un 80% en algunos estados y de entre 5 % y 20 % en las próximas dos décadas.”.

Si bien en México existen algunas programas para mitigar el impacto del cambio climático como Fertilizantes para el Bienestar y Productores para el Bienestar, “en realidad en muchos de estos programas de manera nominal dicen que el objetivo del programa es combatir el cambio climático, pero en ningún lado dice cómo, lo único que dice es que los agricultores van a transitar hacia una agricultura más sustentable, pero en ningún lado explican cuáles son esas estrategias específicas para que ellos lo logren”, dijo Isael Fierros, profesor-investigador adjunto de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey.

A lo anterior habría que agregar que México es un país heterogéneo, por lo que no se pueden aplicar medidas universales. Ruiz apunta que “el cambio climático tiene un un carácter regional, es decir, no se manifiesta de igual forma en todas las regiones del planeta ni en todas las regiones del país ni en todas las regiones del estado”.“

De allí que los apoyos deben ser dirigidos, según Fierros. "Hay agricultores que solo sufren un efecto directo en la agricultura familiar, hay otros que sufren múltiples efectos y eso no está claro a la hora de dar los apoyos”. De allí que el investigador del Tecnológico de Monterrey subraye la desagregación del tipo de productores y cultivos a fin de estratificar mejor los apoyos.

Se esperan mayores daños en el futuro

“En México, la agricultura puede ser uno de los sectores más afectados por el cambio climático; algunos de los impactos asociados con la variación de la temperatura pueden ser, dependiendo de la región, disminuciones en el rendimiento debido al estrés por calor, un aumento de plagas y enfermedades de las plantas, un aumento de los incendios y una disminución en el suministro y la calidad del agua”, se advierte en el artículo Consumo de agua por la agricultura en América Latina y el Caribe: impacto del cambio climático y aplicaciones de técnicas nucleares e isotópicas, escrito por 16 investigadores de América Latina y publicado en abril de este año en la Revista Internacional de Agricultura y Recursos Naturales de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

“El clima global está cambiando rápidamente y no está claro si los productores agrícolas de los países en desarrollo podrán adaptarse lo suficientemente rápido para mitigar sus efectos negativos”, dice Fierros en Farmers’ Perception of Climate Change: A Review of the Literature for Latin America, publicado en Frontiers in Environmental Science el año pasado.

Para 2050 se proyectan descensos del 22.8% y el 29.9% para el frijol y el maíz de seco, mientras que los rendimientos de frijoles y maíz bajo riego disminuirían en un 12% y 17.3%, respectivamente, en México. “Del mismo modo, el cambio climático podría provocar una disminución de los rendimientos del arroz y el trigo de seco en un 13.6% y 19.6%”, respectivamente, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En este sentido, el BID prevé que el área promedio apta para el cultivo de banano, papa y ñame disminuirá en un 83.8%, 58.1% y 12.1%, respectivamente. Además, proyecta que la disminución del promedio en la aptitud para el café arábica y robusta será severa (43,9% y 22,9%, respectivamente. “El cambio climático plantea grandes retos para nuestro país y tiene la capacidad de amplificar gran parte de los otros problemas socioambientales que enfrentamos y enfrentaremos en este siglo”, concluye Estrada Porrúa.

“Si tratamos de verlo más profundamente, éste es un reto que nos podría llevar a una escasez importante de alimentos en varias regiones del mundo. México, afortunadamente, no está en una situación caótica o tan extrema, pero sí nos debería obligar a pensar desde ahora qué estrategias podríamos utilizar para que nuestra agricultura siga proveyendo seguridad alimentaria [...] y no tengamos que depender de otros países”, destacó Ruiz.

“Como consecuencia de los fenómenos hidrometeorológicos atípicos, se han producido pérdidas en agricultura y ganadería que han llegado a afectar a más del 50% del total de la producción”, señala el Programa Especial de Cambio Climático 2021-2024, “vinculado a lo anterior, en México, el 88% de las 145 especies cuyo fruto o semilla se cultivan para uso alimenticio dependen de los polinizadores para su producción”, las cuales también están siendo afectadas por el cambio climático.

Enfrentar el problema aún con dificultades

Ante este panorama se están desarrollando varias estrategias desde la investigación. “Se requiere que se vayan desarrollando variedades de diferentes tipos de cultivos como de maíz y frijol, por ejemplo, que sean más resistentes tanto a las sequías, o sea que resistan más la falta de agua para los cultivos de temporal y también las altas temperaturas”, dijo Gilberto Velázquez, Investigador adscrito al departamento Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez en entrevista.

El académico añade que “una forma de hacerlo menos vulnerable es la tecnificación del riego que se use menos agua, de tal manera que la poca agua que se tenga disponible en ciertos años alcance para sembrar más hectáreas y tener mejor productividad”. Otros sistemas útiles son la agricultura protegida y la agricultura climáticamente inteligente.

En este mismo sentido, el académico de la UdG señala la necesidad de proveer de microclimas más adecuados a los cultivos. “Podemos establecer cortinas rompevientos alrededor de una parcela para mejorar la condición climática, se pueden dentro de las prácticas de cultivo utilizar el riego como una forma de proveer humedad al ambiente y que esta regule un poco más la temperatura”, dice.

Aunque el investigador encuentra algunas limitaciones para la investigación por la falta de recursos disponibles. “Para los jóvenes estudiantes no es tan fácil hacer investigación científica en cambio climático porque se requieren datos climatológicos, datos sociodemográficos y datos sobre los medios de vida de los hogares rurales. Y eso es costoso en términos de tiempo, pero también de dinero y muchas veces las universidades no tienen el financiamiento suficiente”, concluye Fierros.