Cae recuperación del empleo en México, con alta brecha laboral

Especialistas estiman que, frente a un escenario donde la COVID-19 nunca fue un factor, el empleo tiene un déficit de 1.7 millones de plazas.
29 Septiembre, 2021 Actualizado el 29 de Septiembre, a las 20:24
La brecha de empleo para mujeres es 5.4 veces más grande que la que existe entre hombres (Foto: Gobierno de Zacatecas)
La brecha de empleo para mujeres es 5.4 veces más grande que la que existe entre hombres (Foto: Gobierno de Zacatecas)
Arena Pública

Aunque hay indicadores laborales similares a los de la crisis de 2008-09, la recuperación del empleo sigue desacelerándose.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondientes a agosto pasado. En la comparación anual, se destacó que la Población Económicamente Activa (PEA), que incluye tanto a las personas que están trabajando como aquellas que están buscando un empleo, se incrementó en 5.2 millones de individuos, un avance del 4.3%.

Sin embargo, en la comparación mensual, se puede observar que la recuperación del empleo está perdiendo velocidad. La tasa de subocupación (que mide cuantas personas pueden trabajar más tiempo del que ya lo hacen) subió a 12.9%, un incremento de 0.2 puntos porcentuales respecto a julio. También la tasa de participación económica (porcentaje de la población de 15 años y más de edad que está económicamente activa) tuvo un retroceso mensual de 0.5 puntos porcentuales.

La Dirección de Estudios Económicos de Citibanamex, analizando estas cifras concluyó que “persisten condiciones de debilidad en el mercado laboral y que su recuperación se ha desacelerado”.

Esta opinión la comparten otros especialistas del mercado. De acuerdo con David Kaplan, especialista senior en la División de Mercados Laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), comparando en su conjunto la tasa de desocupación, de subocupación y de inactividad laboral con respecto a la PEA, persiste una brecha laboral del 26.3%.

Esta brecha no solo es apenas ligeramente menor a la medición más alta registrada para este mismo indicador luego de la crisis financiera de 2008-09. Además registra un claro estancamiento con respecto a las considerables reducciones en su magnitud que se consiguieron en el tercer trimestre del 2020 y finales del año pasado/inicios del 2021.

De acuerdo con Sofía Ramírez, directora del colectivo de investigación México, ¿Cómo vamos?, estas cifras revelan una importante oportunidad económica perdida para los hogares y el país en general. Reafirma que, si se toma en cuenta la población subocupada, desocupada y disponible para trabajar, “ya estamos hablando de 17.2 millones de personas. Esto es casi una tercera parte de la población ocupada. Si se los sumaras […], la PEA podría ser 25% más grande”.

Sin embargo, apunta que no es fácil capitalizar esta oportunidad económica laboral. Reafirma que, con la pandemia, se cambiaron muchos de las costumbres en varias industrias, particularmente en el entorno de servicios, que reconfiguró el panorama del empleo de tal forma que sería imposible cerrar la brecha en iguales condiciones.

Ramírez señala que sería necesario un “ente rector, que debería ser el estado, para ver cómo sector público, sector privado y sindicatos vuelven a capacitar a toda esta gente para que su productividad se eleve, para que se adecue a los nuevos puestos de trabajo, y para no ampliar las brechas y rezagos en empleos que ya no van a existir, o que no existirán con la misma intensidad de hace 12 meses”.

Mujeres, rezagadas en la recuperación del empleo

Kaplan también realizó estimaciones sobre el número de plazas que debería existir en México si no se hubiera presentado la crisis sanitaria. Considerando la tendencia observada entre mayo de 2017 y marzo del 2020, el economista del BID estimó que para este agosto pasado deberían haberse registrado 57.4 millones de plazas.

Sin embargo, las cifras reales de empleo reflejan que solo se tienen 55.6 millones de plazas en el país, lo que significaría un déficit de 1.7 millones de empleos respecto a lo que podría haber sido sin los efectos de la COVID-19. Pero cabe destacar que la distribución de estas plazas faltantes no es homogénea entre los géneros. Mientras que el déficit de plazas entre hombres es de solo 276 mil, entre las mujeres supera los 1.5 millones; 5.4 veces más grande.

Para Sofía Ramírez este fenómeno responde a que, previo a la pandemia, “la dinámica de creación de empleo para las mujeres era mucho más acelerada que la de los hombres, porque ya existía una brecha previa”. En otras palabras, como el cálculo de Kaplan considera tendencias previas, y las mujeres ganaban participación en el mercado laboral más rápido porque partían de una posición más baja, entonces el déficit es mucho más grande respecto al potencial previo.

El problema es que, por el impacto de la COVID-19 a la situación personal y profesional de las mujeres, así como algunos elementos estructurales que preceden la crisis sanitaria, probará ser mucho más difícil compensar el déficit de empleo entre las mujeres.

Sofía Ramírez asegura que “hay roles asignados que, al momento de cuidar enfermos, niños y ancianos, pues son las mujeres las que salen del trabajo. Y son decisiones económicas: Si las mujeres ya ganaban entre 15% y 20% menos que los hombres, en una familia la lógica económica es que las mujeres deben salirse de trabajar para atender esas tareas”.

Archivado en