Alta subocupación, el gran pendiente laboral en la era post-COVID

La tasa de subocupación general fue de 12.28% en septiembre, hilando un semestre de virtual estancamiento, frente a una tasa menor al 8% previo a la pandemia.
1 Noviembre, 2021 Actualizado el 2 de Noviembre, a las 07:52
Personas acuden a una bolsa de trabajo en la Ciudad de México (Foto: Gobierno de la CDMX)
Personas acuden a una bolsa de trabajo en la Ciudad de México (Foto: Gobierno de la CDMX)
Arena Pública

La recuperación del empleo no es suficiente, como luce en el discurso público. Uno de los grandes retos laborales que enfrenta México en la postpandemia es la alta subocupación que persiste entre la población.

Y es que el deterioro de la calidad de los puestos de trabajo en el país es evidente, como lo muestran las cifras del organismo público de estadísticas del país, y de persistir -según explican los expertos- se producirían cambios estructurales en el mercado laboral, menor productividad en la economía y deterioro en el bienestar de las familias.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) define a la población subocupada como las “personas de 15 y más años de edad que tienen la necesidad y disponibilidad de ofertar más horas de trabajo de lo que su ocupación actual les permite”. Es decir, personas que tienen un empleo pero que podrían dedicar más tiempo en la semana a actividades productivas y, por consiguiente, generar más ingresos.

Este indicador fue uno de los que más se vio afectado por la crisis de la COVID-19. De acuerdo con la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE), la tasa de subocupación como porcentaje de la población ocupada total casi se triplicó entre marzo y abril del año pasado, pasando de 9.12% al 25.4%. Como otros indicadores negativos del mercado laboral en México, ha ido retrocediendo a lo largo de 2020 y 2021.

Las cifras más recientes del Inegi muestran que si bien la tasa de subocupación se ha reducido respecto de la crisis vista a mediados de 2020, ésta se ha estancado en un nivel muy superior al de la prepandemia. A septiembre pasado la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de Inegi, registró una tasa de 12.28%, aún 3.16 puntos porcentuales por arriba del 9.12% de marzo del 2020. En la gráfica de evolución mes a mes, se puede observar este estancamiento.

El presidente de Inegi, Julio Santaella, lo hizo notar en su cuenta de Twitter. "La tasa de subocupación se encuentra atorada en niveles muy superiores a las tasas prepandemia: 12% de la población ocupada en septiembre 2021 vs menos de 8% con frecuencia en 2019", escribió.

Fuente: Inegi.

De acuerdo con Brenda Flores, investigadora del colectivo México, ¿Cómo vamos?, este fenómeno podría responder a varios factores. Primero, la falta de apoyo a las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMEs) podría haber provocado que muchas tuvieran que cerrar y, las que continúan operando, lo hagan con un plan de trabajo reducido.

Asimismo, apunta que “vamos a restaurantes menos que antes de la pandemia o sales menos de viaje, vamos menos a la estética… [Los empleados en estos sectores], aunque sí tienen trabajo, no es suficiente y no es lo que tenían antes en cuestión de tiempo”.

La población más afectada por la subocupación

El que se hayan mantenido altas cantidades de personas con más tiempo disponible para trabajar, junto con la incidencia de la desocupación y la informalidad laboral, ha contribuido a una precarización generalizada del empleo en todo el país, especialmente en la zona metropolitana del Valle de México.

Sin embargo, la subocupación muestra un comportamiento particular en la forma que impacta a la población trabajadora, que la distingue de los impactos de la informalidad, la desocupación y el trabajo en condiciones críticas en exactamente qué parte de la población se ve más afectada por este fenómeno.

De acuerdo con las cifras desagregadas de Inegi para el segundo trimestre del año, la subocupación parece afectar particularmente a la población del estrato socioeconómico medio bajo, donde se registran más de la mitad de los casos reportados de subocupación.

Asimismo, dos terceras partes de la población en condiciones de subocupación a mediados del año trabajaban en el sector terciario. Y en la comparación por nivel de instrucción, la población más afectada es aquella que tiene una preparación media superior y superior.

También parece afectar con mayor gravedad en el agregado de las 32 ciudades que contempla Inegi para representar la zona urbana promedio en México, en donde en septiembre pasado había una tasa de subocupación de 12.84%; más de medio punto por encima de la tasa nacional.

Brenda Flores explica que esto se debe a que probablemente “en los estratos más bajos ya están trabajando todas las horas que pueden […] o hay personas sin empleo. Pero aquí estamos hablando de gente que sí tiene un trabajo […] pero que podría ser mucho más productiva […]. La economía no está acelerando y creando plazas que se ajusten a sus necesidades y sus capacidades”.

Consecuencias y soluciones

La mayor subocupación observada precede a la pandemia. Solo entre diciembre del 2019 y marzo del 2020, justo antes de la crisis sanitaria, la tasa se había incrementado de 7% a 9.12%. Un incremento que sugiere un problema más profundo mas allá de la disrupción ocasionada por la COVID-19.

Sus consecuencias son muy relevantes. Para Edgar Vielma, director general de Estadísticas Sociodemográficas de Inegi, el indicador de subocupación será "la medida clara de recuperación" de la economía mexicana, escribió en Twitter. 

Y Brenda Flores añade que una alta tasa de subocupación podría provocar un cambio estructural en el ecosistema del empleo en México. Como la subocupación implica menor productividad, asegura, los efectos empezarían a notarse directamente en el bienestar de las familias.

Además, como está afectando principalmente a un sector de la población con mucho potencial productivo, se estaría “limitando el crecimiento potencial de la economía, que de por sí ya está muy afectado […] y no permitir que se recupere completamente el mercado laboral. Sería otro factor que limita las posibilidades de crecimiento del país”.

De acuerdo con un reporte del Fondo Monetario Internacional (FMI), las altas tasas de subocupación e informalidad, cuando el nivel de empleo en México está regresando a niveles similares al nivel pre-pandemia, podría significar que hay una desaceleración en la creación de empleos de alta productividad.

La especialista de México, ¿Cómo vamos? señala que la solución a este desafío estaría en, primero, voltear a ver el problema con atención. Lamenta que, cuando se habla de empleo en el mercado laboral mexicano, muchas veces solo se observan el número de plazas sin prestar tanta atención a la subocupación o la informalidad.

Y ya cuando se trata de diseñar estrategias que aborden directamente este reto -dice Flores- se debe desarrollar “una política pública intensa de creación de empleos, ligada a inversión pública y privada porque ahí se van a crear mayores oportunidades de trabajo […]. Y pues también hay que tener más apoyos a las PyMEs, pues son las que se constituyen como las mayores generadoras de empleo”, concluye.

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