El SAT, las aseguradoras y tu bolsillo

El SAT finalmente llega a un acuerdo con las aseguradoras: Todos ganan y tú pierdes. Además, el SAT contempla un tratamiento del IVA que en espíritu es contrario al convencional.
26 Octubre, 2025
Servicio de Administración Tributaria (SAT)
Servicio de Administración Tributaria (SAT)

No tengo problema en que si las empresas del sector asegurador tienen adeudos fiscales, los paguen.

Desde 2018 inició un litigio entre aseguradoras y el Servicio de Administración Tributaria (SAT). Se acusó a las aseguradoras de tener adeudos por 200 mil millones de pesos (mmp) que no enteraron al SAT por el IVA que cobran en sus primas de seguros.

Estos adeudos son justificados. También es cierto que toda empresa tiene el derecho de acreditar el IVA que paga contra el IVA que cobra. El hecho de que las aseguradoras sean instituciones financieras y, en algunos casos, también funcionen como intermediarios financieros en sus esquemas de ahorro, no justifica un trato fiscal diferenciado frente a las sociedades mercantiles y otras obligadas a enterar el IVA que recaudan a nombre del SAT y con derecho a acreditar el IVA que pagan.

Parece que el SAT y el sector asegurador ya llegaron a un acuerdo: las aseguradoras saldrán los presuntos adeudos fiscales con 20 mmp (el 10% de lo que supuestamente deben).

Cuando se adquiere una póliza de seguros, la factura incluye el IVA correspondiente. La razón es simple: usted está adquiriendo un servicio de protección ante un posible siniestro. 

Ahora el SAT está contemplando que las aseguradoras enteren el importe íntegro del IVA que usted paga cuando paga una prima de seguro de autos y de gastos médicos mayores. Pero a las aseguradoras debe permitírseles acreditar a su favor el IVA que pagan.

Una consecuencia directa de regular esta situación es que ahora el IVA será trasladado al asegurado o a quienes adquiera una póliza. Para quienes ya cuenta con una póliza de seguros no tienen escapatoria del pago del IVA que ya pagan, pero el costo de sus pólizas se va a incrementar significativamente.

Adicionalmente, se está contemplando que en caso de un siniestro cubierto por estos seguros, la aseguradora cobre al asegurado el IVA correspondiente por concepto de los gastos en que se incurra por el siniestro y que ese IVA se entere totalmente al SAT. Permanece la duda de si será por el monto total de los gastos del siniestro o de sólo los copagos o deducibles. Tampoco está claro si a las aseguradoras se les permitirá acreditar el IVA que paguen por los insumos derivados de cubrir el siniestro.

Aquí hago un paréntesis, hay quienes afirman que las aseguradoras no consideran en sus cálculos actuariales el IVA que pagan cuando calculan las primas que cobran los asegurados o cuando cubren los siniestros a favor del asegurado. Este argumento carece de sustento. En los cálculos actuariales de las aseguradoras, consideran los precios de todos los insumos, los cuales ya incorporan el IVA, de tal forma que es ilusorio pensar que sus primas no reflejan el IVA en que van a incurrir en caso de un siniestro.

Otro punto relevante es si los contribuyentes que adquieren un servicio de aseguramiento van a poder seguir deduciendo las primas por seguros médicos en sus declaraciones anuales del ISR, al igual que los copagos y deducibles en que incurren cuando ocurre un siniestro. Además, estos gastos -hoy deducibles- ya incluyen un pago de IVA. Para colmo, el monto de estas deducciones se acumula a otras posibles deducciones, las cuales están topadas a niveles irrisorios en su totalidad para este tipo de seguros.

Una motivación para muchas personas físicas para contar con un seguro de gastos médicos mayores es la incapacidad del Estado (gobierno federal, entidades federativas e institutos públicos de salud) para proveer acceso suficiente, oportuno, eficaz y de calidad a la atención médica, lo que obliga a la ciudadanía a incurrir en un gasto propio de bolsillo para asegurar su estabilidad económica y proteger su patrimonio en caso de un siniestro. 

Ciertamente, la provisión del sector público por la vía de los institutos de seguridad social (IMSS, IMSS Bienestar e ISSSTE) se encuentra en las peores condiciones de su historiaUstedes ya se la saben: no hay medicamentos, no hay equipos, no hay insumos básicos. Las instalaciones están en un estado deplorable (goteras, inundaciones, insalubridad, y hasta roedores,) y no se dan abasto ante la demanda de servicios de salud (pacientes que se sometieron a una cirugía y están sentados en sillas de vinyl con suero y disque medicamentos, o de plano en el piso).

A los médicos residentes y de planta les pagan salarios de miseria, en condiciones deplorables y con jornadas de trabajo extenuantes de 16 horas, y con guardias inhumanas de 24 y 48 horas, todo ello a pesar de los grandes sacrificios que realizaron para su capacitación, entrenamiento y para titularse como médicos generales o médicos cirujanos, y especialmente si obtuvieron o están obteniendo una especialidad o subespecialidad.

No, no estamos en Dinamarca. Nunca hemos estado tan lejos de tan noble aspiración. Según la ENIGH 2022, 40 millones de mexicanos perdieron el acceso a la salud. Aunque el Coneval ya desapareció, la nueva medición de pobreza multidimensional del INEGI reporta que esta cifra se elevó a 44 millones en 2024. Valga la redundancia, esto empobrece a los más pobres. La realidad es que si a esa medición del INEGI se le excluyen las transferencias de los programas sociales, y nos quedamos con los demás componentes del indicador “multidimensional”, en realidad la pobreza aumentó.

Desde una perspectiva verdaderamente multidimensional de la pobreza que incluya el acceso a la salud y a la educación de calidad, que promuevan la movilidad social y contribuyen a romper el círculo virtuoso de la pobreza, es evidente que la pobreza ha aumentado de manera exorbitante, contrario a lo que nos quieren hacer creer.

Lo que la 4T ha logrado es empobrecer más a la población, pero ello está disfrazado de programas sociales que promueven que los mexicanos permanezcan atrapados dentro del círculo vicioso de la pobreza. 

Tristemente se han sentado las bases para estar cada vez más lejos de lo que algunos malamente llaman “justicia social”. Si algo verdaderamente ha demostrado la 4T es que no le interesan los pobres. Sólo le interesa engañarlos con programas sociales que los mantenían empobrecidos. Si esos programas populistas mal diseñados desaparecieran, sus “beneficiarios” descubrirían que son más pobres que nunca.

Sigan apoyando la destrucción de lo poco bueno que habíamos construido. ¿Hasta dónde y hasta cuándo van a seguir apoyando un proyecto de Nación que no es otra cosa que el absolutismo populista de un régimen mentiroso, traidor y corrupto? El Estado no lo puede todo, nunca podrá, y serán los mexicanos los que sigan pagando las consecuencias, muy superiores a las que vivimos en el pasado con otros partidos políticos. No se conoce de ningún experimento populista o socialista en el siglo pasado o en este siglo que haya tenido éxito.

Desde hace tiempo he tomado notas para proponer lo que, a mi juicio, constituye una reforma hacendaria de gran calado, acompañada de diversas acciones y reformas legales que permitan no sólo reconstruir o revertir el daño causado por la 4T en múltiples ámbitos, sino también detonar el verdadero potencial productivo y de desarrollo de la economía mexicana. Se trataría de una medicina amarga, con un costo político considerable para quien decida aplicarla, pero cuyos beneficios económicos y sociales, a la larga, serían mucho mayores.

Esto que se contempla en el tratamiento fiscal del IVA en el sector asegurador es tan sólo un pequeño ejemplo de algo que, en mi opinión, va precisamente en sentido contrario de lo que hay que hacer para construir un mejor México.

Había que escribirlo y aquí se hizo.

Abraham Vela Dib Abraham Vela Dib Economista por el Tecnológico de Monterrey, maestro en Economía por el Colegio de México y doctor en Economía por la Universidad de California en Los Ángeles. Fue presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) desde 2018 hasta 2021. Antes, trabajó en el Banco de México y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Actualmente es profesor en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

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