Así se aplicaría el impuesto global mínimo corporativo en México
Aún hay muchas interrogantes sobre cómo exactamente se implementaría el impuesto global mínimo corporativo en México.
El tema es cada vez más urgente, pues la propuesta originalmente redactada por el Grupo de los Siete (G7) está avanzando rápidamente en los principales organismos internacionales. Los ministros de finanzas y banqueros centrales de las 20 economías más grandes del mundo (G20) se reunieron este viernes 9 y sábado 10 de julio en Venecia para, entre otras cosas, discutir precisamente la implementación de este proyecto.
A través del comunicado oficial del G20, los miembros del G20 solicitaron a otros países del mundo que aún no se han suscrito al acuerdo, a que lo hagan. La idea es que la propuesta reciba la última bendición de los líderes del G20 en Roma, Italia, en una nueva reunión este octubre.
Pero aún faltan muchos detalles por afinar antes de avanzar con su implementación a escala global. El Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque celebró la llegada de un impuesto global mínimo corporativo, advirtió que “la proliferación de varias tasas y preferencias especiales en el sistema impositivo regular ocasiona distorsiones costosas, bajos ingresos y fomenta la evasión de impuestos”.
En México, muchos detalles sobre el impuesto global todavía no están definidos claramente. Gabriel Yorio, el subsecretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), ha dado a conocer algunos puntos a través de su cuenta de Twitter y entrevistas con algunos medios.
Sin embargo, todavía quedan muchas dudas, específicamente si el estimado preliminar de recaudación adicional es preciso, qué empresas se podrían ver afectadas por el gravámen, cómo interactuará la legislación internacional con el marco legal nacional que ya existe, y qué lagunas podrían poner en riesgo la efectividad de esta propuesta.
¿Qué dice el proyecto del impuesto global?
Primero es importante entender exactamente a qué se han comprometido las naciones que han dado su visto bueno a este proyecto. El 1 de julio pasado, 130 países y jurisdicciones de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) firmaron una declaración conjunta apegándose a la propuesta de crear un nuevo esquema impositivo global.
La declaración detalla, a grandes rasgos, cómo se piensa aplicar el nuevo impuesto global mínimo corporativo en los países que participen. La solución se basa en dos pilares.
El primer pilar establece las condiciones básicas del nuevo impuesto global mínimo corporativo. Su alcance se limitará a las empresas con ingresos netos de 20 mil millones de euros y utilidades por encima del 10%. Todas las utilidades que excedan ese 10% serán consideradas “extra”, y la idea de la legislación es que los países donde se genera ese dinero puedan gravar entre el 20% y 30% de esta suma adicional.
Dentro del primer pilar se tienen previstas múltiples herramientas para evitar la doble tributación y evitar evasión en países con bajos ingresos, incluyendo la eliminación de los impuestos digitales que cada nación haya impulsado en el pasado y el uso de fórmulas complejas para definir cuánto dinero puede tasar cada administración.
El segundo pilar es un poco más complejo. Establece la creación de las Reglas Globales Anti-Erosión de la Base fiscal (GloBE), pensadas para compañías con varias subsidiarias de alta rentabilidad que, bajo su "compañía madre", tendrían utilidades por debajo de la ventana del 10% contemplada en el primer pilar. También aquí se establece que la tasa mínima a cobrar a estas multinacionales sea del 15%
Aquí también hay varias herramientas que pretenden evitar el sobre-cobro de impuestos a las empresas afectadas. De inicio, la implementación es voluntaria para cada país (aunque todas las naciones deberán cooperar con el resto en su ejecución, independientemente si decidieron adoptarlas o no). También se ha definido que varios organismos, entre ellos paraestatales, fondos de inversión y organizaciones sin fines de lucro, no estarán contempladas a esta regla.
En ambos casos se firmaría la propuesta oficialmente en 2022, con la idea de entrar en acción en todos los países que participen a partir de 2023.
Monto de recaudación y empresas
En México, el subsecretario del ramo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y agentes de la industria han comentado respecto de la implementación del impuesto global.
En una serie de tweets el 1 de julio, Yorio apuntó que podría haber una “bolsa global” de 500 mil millones de dólares a repartirse con esta política impositiva. Si se le aplica el gravamen de entre 20% y 30% contemplado en el Pilar Uno descrito por la OCDE, serían entre 100 mil y 150 mil millones de dólares a repartir entre los países firmantes.
Dentro del mismo hilo, el subsecretario de Hacienda dijo que a México le corresponderían “cuando menos, 30 mil millones de pesos” de esta cantidad gravada. La cifra equivale a unos mil 510 millones de dólares, entre 1.5% y 1% de la cantidad que se gravaría con el proyecto.
Es factible que la tasa mínima global quede en 15%, con lo que se estima obtener una bolsa global de 500 mil millones de dólares. Para México serían, cuando menos, 30 mil millones de pesos.
— Gabriel Yorio (@GabrielYorio) July 1, 2021
El rango superior de esta estimación es consistente con el peso que tiene México en la economía global. En cifras del Banco Mundial, el Producto Interno Bruto (PIB) nacional en 2020 fue de 1.2 billones de dólares, a precios constantes de 2010. Es decir, equivalente al 1.46% del PIB mundial de 81.88 billones de dólares ese año. Por ese lado, al menos, la expectativa tiene sentido.
Una pregunta más importante es qué empresas podrían estar sujetas a este impuesto global corporativo. En una entrevista radiofónica, Yorio apuntó que alrededor de 100 empresas con presencia en México podrían pagar el impuesto global contemplado por la OCDE. Sin embargo, el subsecretario no dijo qué compañías están en la mira de la SHCP.
Para Adriana García, coordinadora de análisis económico en la organización civil México, ¿Cómo vamos?, sí hay una industria claramente en la mira: “Se están considerando las empresas digitales, podríamos pensar una compañía de streaming, de servicios de entretenimiento, o de entrega de productos, cuyos estados de resultados están consolidados en el exterior. También veríamos empresas de todos los sectores, pero ahora las digitales son las más fáciles de identificar”, dijo en entrevista con este medio.
La implementación en México
En lo que se refiere a cómo se expresará el impuesto global corporativo en el país, tampoco hay mucha claridad sobre el tema. Yorio comentó que no se tiene contemplado reducir el Impuesto Sobre la Renta (ISR) por debajo del 30%, que ya pagan los corporativos internacionales. La intención sería mantener ese cobro, y luego sumar un 15% adicional sobre las utilidades “extra”. Para ello, el subsecretario dijo que tendría que hacerse una reforma a la Ley del ISR para la miscelánea fiscal 2022.
Pero el documento firmado por los integrantes de la OCDE contempla que, además de los impuestos que ya aplica cada país, se ejecute una suma adicional de entre 20% y 30% a las utilidades extra, no de 15%.
Pero un impuesto global de 15% ha recibido críticas de varias organizaciones en el mundo. La Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT) señaló, desde que la OCDE dio a conocer el trato original de 15%, que le parecía una tasa baja dado que se acerca mucho al estándar en diversos paraísos fiscales.
Estas críticas ya están influyendo en los miembros del G20 y podrían incrementar aún más la recaudación. Los representantes de Estados Unidos y Francia arribaron a la reunión de Venecia con la intención de convencer a sus colegas de subir algunos puntos porcentuales esta tasa base. Sin embargo, por el comunicado oficial del Grupo al final de la reunión, no se mencionan porcentajes específicos, y solo se respalda en lo general los pilares propuestos ante la OCDE.
Tampoco Yorio no dijo nada sobre la eliminación de los impuestos digitales, cuestión que se plantea en la propuesta de la OCDE. En diciembre del 2019 se implementó una serie de reformas a las leyes de recaudación de impuestos que contemplan, entre otras cosas, el cobro del Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 16% a empresas fuera del territorio mexicano.
Incluso, si se sigue el plan de la OCDE al pie de la letra, se daría una potencial afectación a los precios al consumidor final. Una investigación del CATO Institute sugiere que un aumento del 1% en los impuestos corporativos conllevan a un incremento del 0.17% en los precios al consumidor. Aunque no es un incremento mayúsculo, se podría combinar con el efecto que describe el Chicago Booth Review.
La publicación sugiere que eliminar los impuestos al valor agregado no reduce los precios en la misma proporción que poner nuevos gravámenes de este tipo. Es decir, el efecto del IVA a bienes digitales de 2019 no desaparecerá del todo, ni siquiera con las nuevas reglas del impuesto global.
Los análisis sobre los efectos del pretendido impuesto corporativo global se han multiplicado. Un estudio publicado en el American Economic Review, dice que el 60% del peso económico de los nuevos gravámenes a las compañías se ejerce principalmente sobre los trabajadores (a través de menores salarios) y los dueños de las propiedades.
El enfoque anterior es respaldado por un análisis del Stockholm School of Economics al concluir que, históricamente, los impuestos corporativos tienden a reducir la cantidad de empleos en la economía. Es decir, hay una posibilidad real que la implementación del nuevo gravamen global, si no se instrumenta con cuidado, pueda afectar también a los trabajadores mexicanos.
No basta por sí solo
Pero tal vez el detalle más importante sobre la implementación de este impuesto global en México es que no tendría el efecto esperado en materia de recaudación fiscal si no se acompaña de una estrategia más profunda.
Ya Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, escribió un artículo en El País cuestionando la efectividad del impuesto. Que el Pilar Uno, como está descrito ahora por la OCDE, deja muchos factores abiertos para la deducción de impuestos a las empresas multinacionales, dice. Pero también el Nobel critica el que solo se aplique a compañías con más de 20 mil millones de euros en ventas, que potencialmente podría dejar puntos a explotar a los abogados fiscalistas.
La baja recaudación derivada de la evasión fiscal en México ha sido duramente criticada por los organismos internacionales, como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Banco Interamericano del Desarrollo (BID) y la OCDE. No es para menos. En promedio, la tasa de evasión fiscal entre empresas del país es del 19.9%, lo que implica pérdidas tributarias equivalentes al 4% del PIB. Un fenómeno que también podría afectar a la implementación del nuevo impuesto global mínimo corporativo.
García, de México, ¿Cómo vamos?, asegura que el país “necesita una reforma fiscal agresiva para aumentar los ingresos tributarios. El impuesto global es claramente bienvenido. Pero en mayo, la SHCP recaudó 278 mil millones de pesos. Si a eso le agregamos 30 mil millones de pesos en un año, realmente no es tan significativo el incremento, ni siquiera a escala mensual. Hay que hacer una simplificación administrativa, para evitar que las empresas tengan a la mano huecos que hagan posible mayores deducciones de sus ingresos y paguen nuevos impuestos”.
Ya la jefa del Sistema de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro, ha dicho en diversas ocasiones que la pretendida reforma fiscal será una de carácter administrativo a fin de cerrar los 'huecos' a la evasión y elusión fiscal principalmente entre las empresas, pero no pretende incrementar impuestos como lo ha establecido el presidente López Obrador.
Buenrostro, que goza de la confianza presidencial, encabeza el SAT, un organismo descentralizado de la SHCP y cuya Junta de Gobierno está encabezada por el Secretario de Hacienda que en breve será Rogelio Ramírez de la O, un economista que aún no se ha pronunciado sobre la naturaleza de la reforma fiscal hacia 2022.