Deuda pública, ¿ha cumplido AMLO?

Diariamente se leen desacuerdos en torno al compromiso sobre el endeudamiento público porque depende de las cifras que se analicen.
29 Noviembre, 2020
El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo el compromiso de no aumentar la deuda pública en términos reales, un asunto que ha generado una enorme controversia ante la crisis sanitaria y económica que vive México.
El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo el compromiso de no aumentar la deuda pública en términos reales, un asunto que ha generado una enorme controversia ante la crisis sanitaria y económica que vive México.
Econokafka

Entre las diversas promesas con respecto a las finanzas públicas, Andrés Manuel López Obrador hizo dos que hoy son objeto de enorme controversia: tener un déficit público reducido y que la deuda pública no aumentaría en términos reales. Ambos compromisos están evidentemente relacionados, dado que el déficit es habitualmente financiado con deuda.

Promesas, promesas…

Otras promesas con impacto en las finanzas públicas han sido discretamente abandonadas en mayor o menor grado, como fue la de reducir los precios de las gasolinas, que en algún momento indeterminado se transformó en que no aumentaría dichos precios en términos reales. Otra es que no habría nuevos impuestos, cuando no ha sido el caso.

Sin embargo, peculiarmente no hay acuerdo en torno al compromiso sobre el endeudamiento público. Igual se lee un análisis que presenta cifras de una deuda que ha crecido en forma explosiva que otro que dice que se ha mantenido estable. Ambos son correctos, porque depende de los números que se analicen.

Decía Mark Twain que hay tres clases de falsedades: las mentiras, las grandes mentiras y las estadísticas. Los números no mienten, pero ciertamente se puede mentir (o presentar un hecho bajo otra luz) con un uso selectivo de cifras. Es lo que ha estado sucediendo con la deuda pública debido a dos factores que se utilizan comúnmente para medirla: la moneda en que se denomina y el Producto Interno Bruto contra la que se compara.

La distorsión cambiaria

La deuda básicamente está denominada en dos monedas: pesos mexicanos y dólares estadounidenses, si bien hay también ciertas colocaciones de bonos en euros, yenes japoneses, libras esterlinas y francos suizos. El tipo de cambio nominal es entonces un factor que expande o reduce el endeudamiento total cuando se expresa en una sola moneda.

Por ejemplo, si el tipo de cambio pasa en cuestión de semanas de 19 a 25 pesos por dólar, ello sería una fortísima depreciación. Es un ejemplo real: la paridad interbancaria pasó de 18.552 unidades por billete verde el 14 de febrero de este año a 25.135 el 23 de marzo cuando la pandemia empezó a golpear a México.

 

Fuente: Banco de México.

 

En el caso de movimiento de 19 a 25 pesos por dólar, una deuda de mil millones de dólares, como ocurrió al inicio de la explosión de la pandemia, se transforma obviamente en una de 19 a 25 mil millones de pesos, un aumento notable de 31.6%, pero totalmente cosmético. Lo mismo ocurre con una deuda de 19 mil millones de pesos, que pasaría entonces de mil millones de dólares a 760 millones de dólares, una contracción igualmente dramática, y cosmética, de 24.0%.

El Informe Trimestral que presenta la Secretaría de Hacienda al Congreso muestra esta distorsión con claridad. El correspondiente al primer trimestre captura la fuerte depreciación del peso en esos meses. Comparando el cierre de ese trimestre con diciembre 2018 se tiene que la deuda pública neta total denominada en pesos aumentó en 11.6% en esos 15 meses, al pasar de 8.09 billones de pesos a 9.02 billones. Un aumento no espectacular, pero tampoco menor. Un comparativo que podría sustentar que la deuda “aumentó” en forma importante. Sin embargo, la deuda pública neta total denominada en dólares se contrajo en 6.6%, al pasar de 410.9 mil millones de dólares a 383.1 mil millones. Un comparativo que podría sustentar que la deuda “disminuyó” en forma importante.

 

Fuente: Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

 

La distorsión del PIB

Comparar diversas estadísticas contra el tamaño de la economía es obligado para tener una idea de la verdadera dimensión de la variable. Un déficit fiscal de 10 mil millones de dólares sería algo estratosférico en Haití (alrededor de 50% de 2019), pero risible en Estados Unidos (0.00005% del PIB).

El PIB de México se expresa en pesos, aunque para términos comparativos internacionales se expresa muchas veces en dólares (como se hace con el PIB per cápita). Una aplicación del tipo de cambio del momento también distorsiona la cifra. Pero, además, ocurre que en 2020 el PIB ha presentado una impresionante volatilidad por la pandemia, con una contracción impresionante en el segundo trimestre (-17.1% con respecto al trimestre inmediato anterior) y un fuerte rebote en el tercero (12.1%).

La combinación cambiaria y de PIB ha traído entonces una subida espectacular del indicador deuda/PIB. En la deuda pública total neta se observa un aumento de casi 10 puntos porcentuales, de 33.2% del PIB a fines de 2018 a 42.9% en julio 2020. Parecería entonces que la deuda ha aumentado en forma notable cuando definitivamente no ha sido el caso.

Fuente: Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

 

Los números llanos

Para realizar un comparativo lo mejor es ver las cifras nominales a lo largo del gobierno obradorista, cada serie en forma independiente: en pesos y dólares. La deuda interna neta a fines de septiembre 2020 se ubicó en 7.35 billones de pesos, un aumento de 9.8% nominal con respecto a noviembre 2018, y 7.0% si el comparativo se realiza con respecto a diciembre 2018. La inflación acumulada entre noviembre 2018 y septiembre 2020 ascendió a 5.7%. Sí hay un aumento en términos reales, pero es marginal (y más considerando un año tan atípico como 2020). Puede argumentarse que se ha mantenido el compromiso presidencial con respecto a la deuda interna.

 

La deuda externa neta del sector público en septiembre 2020 ascendió a 219.8 mil millones de dólares, un aumento de 9.2% con respecto a diciembre 2018, y 10.9% si el comparativo se realiza con noviembre. De nuevo se observa un aumento en términos reales, pero también menor. Decir que la deuda ha crecido en forma importante, ya no se diga extraordinaria, durante el gobierno de López Obrador no tiene un sustento real, por más que se pueda sostener que sí ha sido el caso debido a la distorsión cambiaria o la contracción tan fuerte del PIB.

Resultado lógico de una política fiscal conservadora

La deuda pública prácticamente estable, sin embargo, tiene una fuerte faceta negativa: es el resultado lógico de una política fiscal conservadora, que en parte explica la explosión en el desempleo y en la pobreza que se registrará en México durante 2020, y la pobre recuperación económica que probablemente se observará en los próximos años.

Puede argumentarse que una fortísima contracción económica es el momento, siguiendo a Keynes y sobre todo lo aprendido tras la Crisis Financiera Global de 2008-09, para el gasto deficitario y la deuda. No es el caso de México, y no lo será en el futuro, aunque ciertamente sí se ha cumplido con el compromiso presidencial sobre deuda.

Sergio Negrete Cárdenas Sergio Negrete Cárdenas Doctor en Economía por la Universidad de Essex, Reino Unido. Licenciado en Economía por el ITAM. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Profesor-Investigador en el ITESO. Fue funcionario en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Gobierno de México.

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