El decepcionante desempeño económico de la Ciudad de México

Se esperaba que las ventajas de la Ciudad de México, traducidas en una mayor infraestructura pública y privada que el promedio del país, le dieran una mayor fortaleza para resistir la pandemia. No fue así.
5 Octubre, 2022

La Ciudad de México ha gozado históricamente de ventajas en materia económica que la situarían en una posición envidiable para suavizar el golpe que ha representado la pandemia y recuperarse de ella rápidamente. Pese a ello, en los últimos años, el desempeño económico de la ciudad ha sido decepcionante, particularmente en lo que ha generación de empleos se refiere.

Desde al menos 1960, el entonces Distrito Federal ha sido la entidad federativa con el mayor PIB per cápita del país, de acuerdo a la reconstrucción de estadísticas hecha por el Informe de Desarrollo Humano de 2002 de las Naciones Unidas. Décadas de industrialización, pero sobre todo la apertura comercial de finales del siglo pasado, diversificaron ampliamente sus actividades productivas. Además, la conectividad que ha tenido con el resto del país y el mundo le ha conferido acceso privilegiado a muchos mercados.

Estas ventajas, traducidas en una mayor infraestructura pública y privada que el promedio del país, se esperaba dieran una mayor fortaleza a la Ciudad de México para resistir la pandemia. No fue así. En 2020 la ciudad tuvo una caída de 4.7 años en su esperanza de vida, 54% más que el promedio nacional. La escolaridad esperada de los alumnos inscritos en la ciudad se estancó, mientras estados como Jalisco o Nuevo León pudieron incrementarla.

Uno de los más grandes golpes a la ciudad fue el económico, a decir de las cifras de producción y empleo del INEGI. En 2020 el PIB de la Ciudad de México se contrajo 8.8%, una caída 8.6% mayor que el promedio nacional y 44.2% superior a la contracción en el Estado de México, con quien comparte la zona metropolitana. Cabe mencionar que el deterioro de la actividad económica de la ciudad ya se presentaba desde antes de la pandemia, cuando el crecimiento cayó de 2.7% a 0.2% de 2018 a 2019.

Con la pandemia, la Población Económicamente Activa (PEA) disminuyó notablemente ante el cierre de actividades y la baja perspectiva de encontrar empleo. Esta situación se esperaba se revertiría una vez que se fuera normalizando el funcionamiento de la economía y, en el caso de la ciudad, que esto ocurriera más rápidamente que en el resto del país. La Ciudad de México, sin embargo, ha tenido una de las más lentas recuperaciones en este sentido.

Para el segundo trimestre de 2022, la capital ha aumentado en 0.9% su PEA respecto a la que tenía en el mismo periodo de 2019. En ese mismo lapso, en el país el aumento de la PEA ha sido de 4.9%.  Claramente la ciudad no está proporcionando las condiciones para que las personas aumenten su participación en el mercado de trabajo.

Parte del problema laboral es el lento crecimiento de la creación de empleos. Entre el segundo trimestre de 2019 y el mismo periodo de 2022 el número de ocupados mayores de 15 años ha aumentado 0.6% en la Ciudad de México, mientras en el país este porcentaje fue de 4.3%. En ese lapso, de los cerca de los 1.3 millones de empleos que se crearon en el país, 28,678 correspondieron a la ciudad, una cifra por demás decepcionante.

Cabe mencionar que 24.8% de los empleos creados entre 2019 y 2022 fueron informales, mientras que en el resto del país predominó el regreso al empleo informal. Los 21,576 empleos formales creados se han dado en empresas que han gozado el entorno de alta competitividad que la Ciudad de México ha mantenido en los últimos 23 años, de acuerdo al Instituto Mexicano de la Competitividad.

En la Ciudad de México la recuperación económica aún no es un proceso robusto y parece que de poco le han servido los logros históricos de su PIB per cápita y su competitividad para traducirlos en un elevado crecimiento del empleo respecto a la situación previa a la pandemia. La transformación económica que requiere la capital aún sigue pendiente.

Rodolfo de la Torre Rodolfo de la Torre Actualmente es Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Ha sido coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, y Director de El Trimestre Económico, del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue parte del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es economista por el ITAM, y maestro en Filosofía de la Economía por la Universidad de Oxford.

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