¿Cuánto ha sido el costo de la pandemia?

Se dice que lo que no se puede medir no se puede entender, y si no se puede entender difícilmente se puede solucionar. Para poder dimensionar la tragedia humana que ha representado la pandemia del COVID-19 es preciso empezar a entender el costo que ha tenido en todas sus dimensiones.
27 Julio, 2022

La Organización Mundial de la Salud (OMS) al día de hoy reporta que desde el inicio de la pandemia del COVID-19 se han registrado 6.3 millones de decesos en el mundo. Es una cifra alarmante, sin embargo, no refleja la realidad del verdadero número de muertes. Muchas personas han perdido la vida a causa del COVID-19 sin haber recibido ni siquiera un diagnóstico. Esto obliga a hacer estimaciones sobre el verdadero número de muertos.

El exceso de mortalidad es una manera de hacer esta estimación. Esta técnica consiste en observar antes de la pandemia cuál era el número natural de fallecimientos para compararlo con el número de personas fallecidas durante la pandemia. Esta estimación, no solo contabiliza a las personas que han fallecido por COVID-19 sin haber sido diagnosticadas. También incluye los decesos que no hubieran ocurrido durante la pandemia, por ejemplo, personas que padecían alguna otra enfermedad y no pudieron ser atendidas por la saturación del sistema de salud. Así, el exceso de mortalidad es una medida bastante completa sobre el costo en vidas humanas de la pandemia.

En mayo pasado, la OMS publicó su estimación de exceso de mortalidad, la cual asciende a 14.9 millones de decesos. Pongamos en contexto este número, equivale aproximadamente a la suma de la población total de los estados de Nuevo León y Jalisco. Este es un número enorme de muertes, comparable solo con las tragedias de salud más grandes de la historia. De hecho, con este número de decesos, el COVID-19 se ubicaría entre las 7 pandemias más mortales de la historia, junto con las diversas olas de la peste negra de la Edad Media, la viruela que arrasó con los habitantes originales de las Américas, la Gripe Española de 1918 y la pandemia del VIH/SIDA.

En México el número de fallecimientos estimados a través de este método se ubica entre 610 y 640 mil personas, casi el doble de las muertes oficiales registradas. Para dimensionar esta tragedia basta decir que se estima que la Guerra contra el Narco desde 2006 ha dejado un saldo de 350 mil muertos, poco menos de la mitad que la pandemia.

La pandemia además del costo en vidas ha tenido un impacto económico descomunal. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima las pérdidas en el Producto Interno Bruto mundial, derivados de la pandemia y del cierre de la actividad económica, en 12.5 billones de dólares. Esta cantidad excede la imaginación bajo cualquier circunstancia. Equivale a 11 veces el valor de la economía de México. Si distribuyéramos esta pérdida en partes iguales entre todos los habitantes de la tierra, a cada ser humano la habría costado 1,500 dólares la pandemia. En México, el Dr. Everardo Elizondo profesor en la EGADE en el Tecnológico de Monterrey estima que la pérdida en el PIB durante 2020 y 2021 asciende a 241 mil millones de dólares, aproximadamente 1,915 dólares por persona, cifra por arriba de la pérdida per cápita mundial.

Si el costo estimado del FMI parece grande, consideremos que este solo representa el impacto acumulado hasta ahora, sin tener en cuenta los costos futuros. La enfermedad tendrá un impacto económico a largo plazo: familias sin fuentes de ingreso, cuentas médicas por pagar, pérdida de calidad de vida, etc. Larry Summers, ex secretario del Tesoro de los Estados Unidos durante el periodo de Bill Clinton y profesor en la Universidad de Harvard, estima que el costo a largo plazo del COVID-19 solo en los Estados Unidos será de 16 billones de dólares. Esta cantidad representa un costo de 196 mil dólares para una familia de 4 personas. Cabe señalar que la estimación es casi 4 veces mayor que el costo total que tuvo la Crisis Financiera de 2009.

Estas cifras están lejos de capturar el costo social completo de la pandemia. Tras casi dos años de cuarentenas y disrupciones en los sistemas escolares de todo el mundo se empieza a observar un impacto negativo en la educación el cual tardará décadas en corregirse. El Banco Mundial estima que el porcentaje de niños de 10 años que no sabe leer, se incrementó de 57% a 70% en los países de bajos ingresos tras la pandemia. Esta cifra es particularmente preocupante en América Latina donde el porcentaje habrá pasado de 50% a 80%. El incremento en el analfabetismo es un retroceso sin paralelo en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles. Sin embargo, el mayor costo en el desarrollo probablemente será debido a un mayor índice de deserción en los próximos años, el cual afectará desproporcionadamente a las niñas. Si el costo social no es suficiente para dimensionar el tamaño de la crisis, el Banco Mundial anticipa una pérdida permanente en el ingreso de los niños afectados durante toda su vida adulta.

Ante esta avalancha de cifras, las cuales capturan solo un aspecto de la pérdida humana que hemos vivido por la pandemia, cabe preguntar ¿cuánto costaría evitar que esta tragedia vuelva a suceder? El Banco Mundial y la OMS estiman que la inversión adicional que se requiere a nivel global para establecer un sistema de preparación y respuesta ante una pandemia es de tan solo 10.5 mil millones de dólares anuales. Únicamente el costo estimado en el PIB por el FMI es más de 1,000 veces superior que esta cifra. Significa que si invertimos 1.35 dólares por persona podríamos sentar las bases de un sistema que evite una nueva tragedia como el COVID-19.

Una pandemia parece ser un evento extremo que sucede una vez cada 100 años y que tuvimos la mala suerte de experimentar hoy. Lamentablemente, esto no es cierto: la probabilidad de que una persona experimente una pandemia durante su vida es de hasta 38%. Es decir, es altamente probable que nuestros hijos y nietos vuelvan a vivir lo que hemos vivido con el COVID-19. Tenemos la responsabilidad de tomar las decisiones adecuadas hoy y empezar a invertir en un sistema global de preparación y respuesta ante pandemias para evitar que las generaciones futuras vuelvan a enfrentar el altísimo costo de no estar preparados.

Roberto Durán-Fernández Roberto Durán-Fernández Roberto Durán Fernández es profesor en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey. Es economista por el ITAM, cuenta con una maestría en economía por la London School of Economics y se doctoró por la Universidad de Oxford, especializándose en desarrollo regional. Ha sido consultor para el Regulador de Pensiones del Reino Unido, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento y la Organización Mundial de la Salud. En la iniciativa privada colaboró en la práctica del sector público de McKinsey & Co y la dirección de finanzas públicas e infraestructura de Evercore. En el sector público fue funcionario en la SHCP y en el Banco de México.

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