Ricardo Aldana, tesorero de Deschamps, estará al frente del STPRM

El mayor sindicato de Pemex se mantiene en manos de la cúpula tradicional en un momento en que el Presidente busca concentrar esfuerzos en la petrolera del estado.
1 Febrero, 2022 Actualizado el 1 de Febrero, a las 11:06
Ricardo Aldana durante la presentación de su proyecto sindical en la conferencia matutina de AMLO (Foto: Presidencia de la República)
Ricardo Aldana durante la presentación de su proyecto sindical en la conferencia matutina de AMLO (Foto: Presidencia de la República)
Arena Pública

El sindicato petrolero se queda por dos años más en manos de Romero Deschamps, esta vez a través de su ex tesorero Ricardo Aldana. 

Al finalizar la jornada de comicios para la renovación de la dirigencia del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), fue hecho público que el diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Ricardo Aldana, arrasó la elección con 52 mil votos de los 60 mil emitidos, según el conteo preliminar.

Con casi 90 mil agremiados a nivel nacional, el STPRM es uno de los sindicatos más importantes del país, no solo por su número de agremiados sino por ser la fuerza laboral de Petróleos Mexicanos (Pemex), la empresa más importante del Estado mexicano y una de las prioridades del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. 

Si bien desde la entrada en vigor de la Reforma Energética del expresidente Enrique Peña Nieto, el poder del sindicato se vio reducido cuando se eliminaron los cinco representantes sindicales que antiguamente eran parte del Consejo de Administración de la empresa, el sindicato mantiene poder gracias los enormes ingresos que percibe tan sólo a través de sus cuotas sindicales. 

Con sueldos promedio de 7 mil 58 pesos, y cuotas a la dirigencia del 2.5%, el gremio obtiene como mínimo 154 millones de pesos anuales, un monto equivalente a la suma de las cuotas que aportan los sindicalizados de la UNAM, los electricistas, telefonistas, del servicio postal y de minería, reportó El Economista con base en una solicitud de transparencia. Ricardo Aldana ha sido el hombre que controla este tesoro desde hace 26 años. 

Una muestra de ese poder fue el llamado caso Pemexgate, en que bajo el mando de su mentor Romero Deschamps, el STPRM fungió como medio para el desvío irregular de mil 500 millones de pesos a la campaña del candidato del PRI, Francisco Labastida, durante la campaña electoral del año 2000.

Si bien la campaña no prosperó y el candidato oficial fue derrotado, la impunidad del caso tanto para el tesorero como para el dirigente sindical, fueron muestra de lo que la cúpula sindical era capaz de hacer sin temor alguno a las consecuencias. 

Desmontar o, por lo menos, controlar al grupo de Romero Deschamps, priístas de hueso colorado, ha sido desde la llegada a la presidencia de López Obrador uno de sus principales objetivos. Tan solo en 2019, después de 26 años al frente del STPRM, el poderoso sindicalista renunció a más de 5 años del final de su periodo, en medio de una investigación por lavado de dinero en su contra. Sin embargo, de facto, Deschamps siguió en el poder a través de su mano derecha Manuel Limón. 

Al día de hoy, y con la ratificación del grupo hegemónico tradicional del mayor sindicato de Pemex, el gobierno federal tendrá que verse en la necesidad de negociar especialmente con la reciente creación de nuevos espacios dentro de la empresa productiva del estado como Gas Bienestar y la cada vez más cercana Refinería Olmeca, en el municipio de Dos Bocas, Tabasco, que sumaría un número aún indeterminado de empleados  a los 22 mil 472 que laboran actualmente en las seis refinerías existentes. 

Novedoso proceso, mismos vicios 

El proceso de votación directa en el STPRM fue una novedad para los trabajadores petroleros en el que la votación directa por un representante es un hecho inédito, en contra de la tendencia mundial a la democratización y transparencia en el sindicalismo. 

Desde 2017 la democracia sindical fue parte de las negociaciones del TMEC con Estados Unidos y Canadá, por lo que  la votación no solo fue un "buen gesto" ni solo interés político del gobierno federal, sino una obligación internacional. 

En ese sentido, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) se encargó no solo de supervisar el proceso sino de incluso de crear una plataforma electrónica, el Sistema Remoto de Votación Laboral (Sirvolab), para emitir un voto electrónico y con ello asegurar la secrecía y evitar coacción del voto. 

No solo fue para tratar de eficientar los comicios, sino también para evitar un episodio como el sucedido en la votación original en el sindicato de trabajadores de de General Motors Silao, cuyas irregularidades llevaron a la cancelación del mismo e incluso a que Estados Unidos exigiera a México, a través del capítulo laboral del TMEC, la repetición de las elecciones sindicales. 

No obstante, esto no fue suficiente en la elección de los dirigentes petroleros pues surgieron gran cantidad de denuncias de prácticas de compra y coacción del voto. Además, pese a que el presidente López Obrador permitió a los candidatos presentar sus propuestas a nivel nacional en su conferencia matutina para que tuvieran “piso parejo”, en realidad las campañas fueron fuertemente desiguales. 

Bloqueos a otros candidatos para ingresar a hacer campaña a los centros de trabajo, uso de recursos del sindicato para la masiva campaña de Aldana, compra y coacción del voto al registrarse fallos de seguridad en la aplicación de la STPS, fueron algunos de las irregularidades reportadas en medios como La Jornada y El País

Al cierre de la votación, el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL) reveló que se presentaron 87 quejas y denuncias desde el inicio del proceso electoral, de las cuales 23 se registraron el día de la elección. En días próximos se revelará si proceden o no. 

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