Falta de inversión de CFE colapsaría el sistema eléctrico nacional: Experto
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) está detrás de la vulnerabilidad del sistema eléctrico, no las compañías privadas como argumenta el gobierno, asegura un conocedor de la política energética. Y las cifras públicas confirman la fuerte caída que ha sufrido la infraestructura para generar y distribuir electricidad por parte del sector público.
“Se está creando un cuello de botella artificial. Tenemos tres años que no se han invertido ni tres pesos en proyectos de transmisión relevante”, advierte en entrevista Severo López Mestre, experto en política energética. El especialista afirma que es el descuido de la Red Nacional de Transmisión (RNT) la causa de la creciente vulnerabilidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y no la incorporación de generadores privados de energía como argumenta la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El especialista afirma que se puede pensar en el sistema de transmisión mexicano como la infraestructura carretera de un país. “Imagínate que el dueño de las carreteras fuera Ford y que dijera que no pudiera circular ningún auto de otra marca. [El gobierno debería declararlo como] una infraestructura esencial, donde puedan circular los Nissan, General Motors (GM), etcétera […]. Si solo pudieras circular en el Ford, ¿cuánto te podrían cobrar para comprarles uno de sus autos?”.
La estrategia de la actual administración y CFE, ilustra el analista, sería en este ejemplo como si la dueña de las carreteras dejara de invertir en expandir y mantener los caminos. “Imaginemos que Nissan, GM quieren poner nuevos autos eléctricos en la carretera. Pero a Ford se le ocurrió ya no construir ni un solo tramo de la carretera y volver muy difícil los espacios. Y como Ford tiene muchas palancas, después de tres años de no invertir en carreteras, puede decir ‘¿Ya ven? Por estarme obligando a meter a Nissan, a General Motors y otras marcas, miren lo que está pasando, ¡se está cayendo el sistema!’. […] Hay muchos menos kilómetros rodantes por culpa de esa falta de inversión. No tiene nada que ver con que se quieran meter autos nuevos”.
Varias estadísticas confirman que ni el sector público en general ni CFE en particular han logrado expandir la red de transmisión o invertido mucho en la expansión del sistema eléctrico mexicano. El valor de la producción para la infraestructura de generación y distribución de electricidad encargadas por el sector público en México mantuvo una tendencia al alza, con altibajos, desde inicios de 2014 y hasta finales de 2018, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Pero a partir que inicia el nuevo sexenio, hay una caída importante en el valor de producción de este tipo de obras. En marzo de 2019 parece tocar un punto de estabilización, pero empieza a caer de nuevo en septiembre de ese mismo año (meses antes de que la pandemia de COVID-19 fuera siquiera una amenaza) y mantiene el movimiento en picada hasta febrero de 2021, con una recuperación mínima en lo que va del año y sin que se vea un impulso suficiente para cerrar la brecha creada por la crisis sanitaria.
También las cifras públicas disponibles confirman que la expansión de la RNT prácticamente se quedó estancada, súbitamente, en los primeros años del actual gobierno. Comparando la extensión en kilómetros del sistema, entre 2016 y 2017 se extendió la red de transmisión en 1%, entre 2017 y 2018 creció 0.9% y de 2018 a 2019 se expandió 0.8%, de acuerdo con los reportes del Programa de Ampliación y Modernización de la RNT y las Redes Generales de Distribución (RGD).
Esta inercia, sin embargo, se perdió inmediatamente después del primer año del actual sexenio, pues entre 2019 y 2020, la expansión de la RNT se desaceleró sustancialmente, para quedar en solo 0.1% anual. Esto, a pesar que el presupuesto asignado para CFE Transmisión en 2020 para “proyectos de infraestructura económica de electricidad” fue de 3 mil 84 millones de pesos (MP), casi el triple de lo que se le asignó solo un año antes para las mismas actividades. Algo que podría explicarse al menos en parte por la fuga de recursos para “subsidiar” a otras unidades de CFE.
En este contexto, durante una conferencia en mayo de 2021, CFE Transmisión reafirmó su compromiso para la realización de 199 proyectos de ampliación y modernización, 22 de ellos propios, para el periodo 2020-2024. En conjunto, estas iniciativas requerirían una inversión de al menos 92 mil 616 MP. Pero de acuerdo con Severo López Mestre, es socio fundador de Galo Energy -una firma de consultoría en política pública y regulación del sector energético basado en la Ciudad de México-, podría ser muy poco, demasiado tarde, para evadir los problemas que la paraestatal ha creado para el mercado nacional.
“Van tres años que no invertimos prácticamente nada ni en líneas, ni en transmisión. ¿Sabes cuánto te tardas más o menos en construir una línea troncal de transmisión? Aún habiendo la voluntad política y el presupuesto, son cinco años. Estamos en un escenario muy complicado […]. El sistema está operando ahorita en una situación crítica. Solemos operar con capacidad de sobra. Así, si ocurre un accidente y destruye parte de tu infraestructura, todavía puedes dar servicio a esa zona porque tienes líneas paralelas […]. Pero ahora ya no tenemos ese margen de sobra. Si llega a haber una contingencia fuerte, vamos a tener apagones. Y eso es por falta de inversión. No porque el mercado no funcione”, afirma el analista.
Protecciones al sistema de transmisión
La idea que los jugadores privados son responsables de la saturación de la red eléctrica fue defendida por la titular de la Secretaría de Energía (Sener), Rocío Nahle, durante una reunión de la Comisión de Estudios Jurídicos del Gobierno Federal en noviembre pasado. Entonces la funcionaria aseguró que, desde 2015, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) había otorgado permisos para 134 mil Megawatts (MW) de capacidad nueva, cuando la demanda máxima del país había sido de alrededor de 50 mil.
El argumento lo repitió el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) durante una de sus conferencias de prensa. En octubre del año pasado señaló específicamente a compañías como Bimbo, Oxxo, Femsa y Walmart por sus contratos de autoabasto, señalando que su operación provoca “inestabilidad y pérdida de confiabilidad en el sistema “.
Esta idea se ha repetido como uno de los grandes pilares sobre los que está construida la Iniciativa de Reforma Energética. En la exposición de motivos, el documento afirma que se otorgaron “permisos de generación de manera ilimitada, sin considerar la planeación y la demanda futura […], creando una sobreoferta de generación”; una situación “irracional, insostenible y representa varios riesgos para el sistema eléctrico nacional, ha saturado la red y comina a la CFE a construir líneas de transmisión […], con enormes costos a cargo de la CFE”.
Pero Severo López Mestre asegura que “eso es una gran falacia, una media verdad, y técnicamente es incorrecto. Porque puede haber 100 mil permisos, no importa […]. Lo relevante es el contrato de interconexión que otorga el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace)”.
De acuerdo con el analista, para que una planta de generación de electricidad pueda participar en el mercado, conectarse a la red de transmisión de energía y ultimadamente ofrecer su producto a la CFE para su distribución a los consumidores finales, necesita obtener un contrato de interconexión. Sin esta autorización, ningún jugador puede poner su energía en el SEN, mucho menos poner en riesgo la infraestructura de transmisión nacional.
Y es que el proceso para otorgar un contrato de interconexión es extenso y demandante, con fuertes contrapesos precisamente para evitar afectaciones a la RNT. De acuerdo con la misma documentación del Cenace, las centrales eléctricas deben someterse a varios estudios, que tienen precisamente la finalidad de determinar el posible impacto del proyecto en el SEN. Estos análisis, apunta Severo López Mestre, incluyen simulaciones sofisticadas para determinar si hay algún impacto negativo de conectar una central eléctrica a la red.
Si el Cenace determina que sí podría haber afectaciones, se hace un tercer estudio para calcular qué tipo de obras tienen que llevarse a cabo para soportar la capacidad eléctrica adicional. Obras que correrían a costo del mismo solicitante. “Te pueden decir que el refuerzo que se necesita vale 300 millones de dólares (MD). Y si la planta [que está solicitando el permiso de interconexión] requiere una inversión de solo 250 MD, pues ya mataste el proyecto”, afirma el analista.
La diferencia entre los permisos de generación vigentes registrados ante la CRE y los contratos de interconexión registrados frente a Cenace demuestran qué tan duros son estos filtros. En la lista de permisos y autorizaciones otorgados en materia de electricidad registrados ante la Comisión Reguladora [CSV], al 31 de diciembre pasado había mil 266 permisos para plantas entre todas las modalidades que contempla la institución, con una capacidad de generación conjunta de 132 mil 807.81 MW. Es decir, 3.74 veces más de la demanda pronosticada para un sábado en la noche, el nivel pico del día, según estimaciones del Cenace.
Pero ante el Cenace, para el 7 de diciembre pasado, el número de plantas con un contrato de interconexión vigente [XLXS] sumaba apenas 390, con una capacidad de generación conjunta de 38 mil 668.23 MW, solo 9.01% por arriba de la demanda pico pronosticada para un sábado en la noche. Un nivel hasta por debajo de lo que la misma Rocío Nahle consideró como un “porcentaje de reserva” aceptable durante sus declaraciones ante la Comisión de Estudios Jurídicos.