El INSABI, más que remplazo del Seguro Popular, una reforma de ensueño con serias dudas de fondo

De no especificar con plena suficiencia la operación y el financiamiento del INSABI, se podría destruir el avance que tuvo el Seguro Popular.
7 Noviembre, 2019 Actualizado el 7 de Noviembre, a las 18:27
La basificación para el INSABI de los trabajadores del sector público de salud en el país podría costar 17,991 mdp anuales. Foto: Presidencia de la República
La basificación para el INSABI de los trabajadores del sector público de salud en el país podría costar 17,991 mdp anuales. Foto: Presidencia de la República
Arena Pública

El pasado 23 de octubre la Cámara de Diputados aprobó la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), un organismo que viene no solo a sustituir el Seguro Popular, sino también a buscar un sistema de salud público verdaderamente universal -y gratuito- a partir del primer día del próximo año.

De acuerdo con lo dicho por el gobierno, con el INSABI los afiliados al Seguro Popular dejarán de contar con limitaciones y  tendrán todos los servicios médicos que recibe un afiliado del IMSS o del ISSSTE, pero gratuitamente.

De la misma forma lo tendrán todas las personas que actualmente no cuentan con acceso a algún sistema de salud, por el simple hecho de estar dentro del territorio nacional, lo que también incluye a extranjeros. Un especie de sueño hecho realidad.

Para el director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), Héctor Villarreal Páez, la creación del INSABI es una de las “mayores reformas sociales en la historia del país” que tiene implicaciones para todos los mexicanos desde distintos ángulos.

En primer lugar, se busca que sea la puerta para que alrededor de 20 millones de personas que actualmente no tienen ningún tipo de servicio médico según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), tengan acceso a ellos y finalmente se llegue a un sistema universal de salud público.

En segundo lugar, como institución, el INSABI será un coordinador y administrador de salud, ya que para crearlo será necesario centralizar los sistemas de salud estatales. Pero todo lo anterior conlleva varias implicaciones financieras aún no resueltas -dice Villarreal Páez- particularmente en los que se refiere a la gratuidad con la que se plantea entregar estos servicios; además de que esta modalidad incentiva la permanencia de la informalidad.

 

El INSABI es más que el remplazo del Seguro Popular

Foto: Gobierno del estado de Sinaloa

 

El financiamiento, la gran incógnita del INSABI

Un buen sistema de salud público no es barato y México no se ha caracterizado por invertir fuerte y eficientemente en ello.

Según los últimos datos del Banco Mundial, México fue el segundo país con el gasto más bajo de entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 2016, con una inversión del 5.4% en relación a su PIB; siendo Turquía el que menos invierte, con un equivalente al 4.3% al tiempo que el promedio de gasto en los países de la OCDE es de 8.8% del PIB, solo contando bienes y servicios de salud consumidos durante el año.

Tras entregarse la iniciativa original del INSABI a la Cámara de Diputados por la bancada de Morena, el CIEP publicó los posibles impactos presupuestarios que podría acarrear poner en marcha este instituto. Los analistas del centro especializado en finanzas públicas llegaron a la conclusión que brindar un paquete servicios de salud ilimitados a 53.2 millones de personas ya beneficiadas con el Seguro Popular y 22.5 millones que no tienen ningún tipo se servicio de salud, costará alrededor de 792 mil 620 millones de pesos (mdp), una cifra equivalente al 3.2% del PIB de 2019. Como dice el dicho, no hay almuerzo gratuito, tiene un costo.

Pero eso no es todo. El monto anterior si bien ya toma en cuenta los costos actuales de la salud, el cambio demográfico y la incidencia de la enfermedades, aún se deben añadir los costos relacionados con la infraestructura, la inversión tecnológica o la fuerza laboral, ésta última estimada en 17 mil 991 millones de pesos anuales por la basificación de todos los trabajadores del sector público de salud en el país, según la organización.

Al cuestionar el asunto a Héctor Villarreal, un doctor en economía y experto en finanzas públicas y presupuesto, sobre si las finanzas del país se podrían permitir un impacto económico de tal magnitud comentó: "Depende de qué se quiere lograr. A mí me parece que aquí hay una discusión política con muy buenas intenciones, pero con muchas cosas utópicas, en especial cuando se habla de esta gratuidad de básicamente todos los servicios para toda la gente… Un sistema de salud público es caro… y podrás ser muy eficiente en el gasto y muy eficiente con un combate a la corrupción durísimo, pero si no hablamos de fuentes de financiamiento la verdad es que termina en utopía".

 

La centralización del sistema de salud para la creación del insabi no esta clara

Foto: Karina Casarrubias/Arena Pública

 

¿Se creará un INSABI sin conocer su estructura básica?

El decreto aprobado por la Cámara de Diputados aún deja inconclusos los detalles clave del reglamento que habrá de publicarse dentro de los 180 días siguientes a la creación oficial del nuevo instituto.

La duda sobre cómo será la integración y la coordinación voluntaria de los sistemas estatales, es una de las que más ha levantado inquietud, comenta Villareal, pues “es un poco ambigua sobre si realmente es voluntario o si es voluntariamente a fuerza”.

Actualmente se observa que gobiernos, como el del gobernador Alejandro Murat en Oaxaca, ya levantan la mano para ser integrados al INSABI, y otros, como el de Guanajuato que gobierna Diego Sinhue, se oponen a la integración al considerar que será imposible para la federación otorgar una calidad de servicios como los actuales en el estado.

Para el director general del CIEP éste es un problema de selección adversa, pues los que tengan peores sistemas de salud serán los primeros en decir ‘yo sí le entro’, debido a que cuando estos sistemas empiezan, generan una especie de piso; en cambio, los que estén por encima de ese nivel se abstienen y prefieren autoexcluirse.

Hay otros asuntos relevantes que los legisladores están optando por dejar para su discusión en la las disposiciones reglamentarias de acuerdo al decreto aprobado, como las métricas con las que se va a evaluar la calidad de los servicios, cuánto deben aportar los gobiernos estatales, los gastos burocráticos laborales y de infraestructura y qué va a suceder después de los 40 mil millones de pesos que, de inicio, se le va a transferir al INSABI.

El diablo está en los detalles de una propuesta tan atractiva, como peligrosa. De no definirse con claridad y suficiencia estos puntos en la reglamentación, advierte Villarreal, puede derivar en el peor de los casos en que “no solo no funcione el nuevo instituto, sino que de alguna manera mate a los que ya están funcionando (el actual Seguro Popular), lo que sería terrible y no es algo que se descarte”.

 

FUENTE: Consideraciones de impacto presupuestario ante la Iniciativa de creación del INSABI, CIEP

FUENTE: Decreto aprobado por la Cámara de Diputados para la creación del INSABI

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