Dos caminos: Brasil buscará privatizar refinerías para aliviar gasto público, México construirá más

López Obrador construye la etapa más nacionalista de Pemex desde su fundación, mientras que Bolsonaro abrirá aún más Petrobras al sector privado.
8 Enero, 2019 Actualizado el 10 de Enero, a las 08:16
Petrobrás, es la mayor empresa petrolera de América Latina. Foto: Bruno Covas.
Petrobrás, es la mayor empresa petrolera de América Latina. Foto: Bruno Covas.
Arena Pública

Todo indica que las petroleras de los dos gigantes de América Latina, Pemex y Petrobras, irán por caminos contrarios en los próximos años. 

Con el reciente nombramiento de Roberto Castello Branco como presidente de la petrolera estatal brasileña, los coqueteos con la privatización de algunos de los sectores de la empresa podrían volverse relaciones cada vez más formales.

Conocido por su ideología liberal, Castello es un economista de la Universidad de Chicago, para quien no es desconocido el sector público y mucho menos el energético. Ha ocupado puestos de dirección en el Banco Central de Brasil y todavía durante el gobierno de Dilma Rouseeff, fue miembro del Consejo de Administración de Petrobras en 2015 y 2016. 

Pero más allá su trayectoria lo interesante de Castello en su nueva posición son sus declaraciones sobre “la urgencia de privatizar no sólo Petrobras, sino también otras estatales”, como tituló a uno de sus más recientes artículos publicado antes de ser nombrado Presidente Ejecutivo de la petrolera brasileña. 

Para el economista parte de los motivos que originaron la huelga de camioneros que paralizó a Brasil al principio de 2018 fue que “aunque siguiendo el mercado global, es el comité de una única empresa –una estatal dueña de 99% del refino- quien marca los precios”. No había empresas privadas que compitieran en el mercado de los combustibles y eso dañó directamente a la población. Ahora su intención es generar más competencia desde el sector privado.

Sin embargo, las ideas económicas para el desarrollo de un país, constantemente se topan con la política, un juego con reglas muy distintas. Y es que por más liberal que Jair Bolsonaro se muestre ante los mercados, los votos son los votos y uno que pesó en su campaña fue el militar, mismo que tiende a inclinarse por el nacionalismo. 

Todavía en campaña, Bolsonaro aseguró que Petrobras no se privatizaría… totalmente. “Vamos a preservar aquí el sector eléctrico, Furnas, Banco do Brasil y Caixa Económica […] sobre Petrobras, creo que hay que preservar el núcleo de ella. La cuestión de refinería, podría irse paulatinamente privatizando”. La intención la ratificó en su discurso de toma de posesión el 1 de enero pasado. 

En México la historia ha comenzado a escribirse siguiendo un camino muy distinto. El discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador retrata la imagen más nacionalista de Pemex vista en las últimas décadas. Y lo hace anunciando grandes inversiones públicas en la creación de dos refinerías y en la reconfiguración de seis más para eliminar las importaciones de gasolinas, e, incluso, las exportaciones petroleras. 

Para llevar a cabo estos proyectos se aumentó once veces el presupuesto de la Secretaría de Energía para 2019, mientras se recortó en más de un 10% los de las comisiones autónomas que regulan y vigilan el sector energtico. 

El contraste no puede ser más evidente. “Es inaceptable mantener cientos de miles de millones de dólares asignados a empresas estatales en actividades que pueden ser desempeñadas por la iniciativa privada, mientras que el Estado no tiene dinero para cumplir obligaciones básicas, como salud, educación y seguridad pública, que incluso tuvieron recortes para financiar el subsidio al diésel”, comentó Castello Blanco apenas dos meses antes de ser nombrado presidente de Petrobras.

Si bien Roberto Castello ha suavizado sus palabras después de tomar posición como el mayor directivo de Petrobras, muy pocos creen que haya renunciando a sus ideas de mayor participación privada en la petrolera estatal. La extendida corrupción en la petrolera brasileña, que revelaron las investigaciones de los últimos años, encuentra a un gran aliado en la participación del Estado, según ha dicho Castello. 

"Cuanto mayor la intromisión del Estado en la economía, más restringida la libertad, menor el crecimiento y mayores las oportunidades para distribución de favores. Se trata de la construcción de una fábrica de pobres", dijo Castelló en su toma de posesión como Presidente Ejecutivo el 3 de enero pasado.

Las palabras de Castelló trazan una ruta opuesta a las que -a 7,500 kilómetros de distancia- pronunció Octavio Romero, el nuevo director de Pemex, el 15 de diciembre al presentar el Plan Nacional Para la Producción de Hidrocarburos: "Con la intervención del Gobierno Federal se rescatará a la empresa más importante del país para que se convierta de nueva cuenta en la palanca del desarrollo nacional, garantizando así la seguridad y la soberanía energética".

Petrobras -la mayor petrolera de América Latina- si bien es controlada por el Estado, cuenta con accionistas privados (11.1% en manos de extranjeros y 19% en ADRs) y parte de sus acciones se negocian en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York y Madrid. Las deudas de Petrobras y Pemex son un lastre para sus finanzas, pues son las dos petroleras más endeudadas del mundo en una relación de deuda/activos, como recientemente publicó el diario Reforma. 

Pero aún en la dimensión de los lastres las diferencias son marcadas. Mientras que la deuda de Petrobras equivale al 41.6% de sus activos, la de Pemex asciende al 97.1%.

Con un mercado energético mundial en acelerada transformación y un mercado petrolero bajo enormes presiones, pronto sabremos quién tomó la mejor decisión.

 

MÁS INFORMACIÓN: La urgencia de privatizar no sólo Petrobras, sino también otras estatales, Roberto Castello Branco. Artículo publicado el 2 de junio de 2018

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