2024

El arranque del nuevo gobierno en 2024 será difícil y requerirá plantear una profunda corrección del rumbo de políticas públicas clave.
27 Diciembre, 2023
Elecciones (Foto: Gob CDMX)
Elecciones (Foto: Gob CDMX)

¿Se han cumplido las expectativas que se tenían sobre 2023? ¿Qué se puede esperar para 2024?

Para 2023 preveía una desaceleración económica, por las elevadas tasas de interés que contendrían el crecimiento de la inversión, y por una posible recesión en los Estados Unidos. Esto mantendría estable la pobreza laboral y contribuiría a deteriorar la aprobación del presidente. Bajo esas condiciones, la percepción de incumplimiento de objetivos económicos y sociales podría orillar a medidas gubernamentales extremas.

2023 fue un año moderado respecto a lo previsto. El presidente ha planteado medidas muy controvertidas, como la desaparición de órganos autónomos o la sustancial elevación del déficit público para 2024, pero no hay radicalismo. Tampoco se percibe un fracaso total de sus políticas. Reprueba en seguridad, economía y combate a la corrupción, pero aprueba en programas sociales y educación (encuesta de El Financiero, diciembre 2023).

La aprobación presidencial ha caído muy poco (de 68 a 66% durante el último año, según la poll of polls de Oráculus) en parte porque la pobreza laboral ha continuado acercándose al mínimo registrado a inicios de 2020. Ésta, a su vez, ha respondido a políticas internas, como la elevación del salario mínimo, y a que la desaceleración de la economía norteamericana no se ha convertido en una recesión que nos afecte.

Lo destacable es el repunte en la inversión privada, particularmente en la industria de la construcción, que ha incrementado y sostenido el crecimiento de la economía mexicana por más tiempo del esperado. Sin embargo, aunque el ‘nearshoring’ ha ayudado, ya se observan signos de debilidad en la expansión del sector manufacturero, y las altas tasas de interés que moderan el crecimiento aún persisten.

En este contexto, 2024 no parece un año prometedor en lo económico, pero es de esperar que lo más difícil se muestre hasta el segundo semestre. A la desaceleración en proceso en los Estados Unidos se sumará la incertidumbre electoral, tanto por un posible triunfo de Trump como por los resultados en México. Todo indica que el arranque de la próxima administración federal será la que enfrente el golpe económico que se avizora.

La posposición y moderación del declive económico para 2024 favorecerá la continuidad en la presidencia del partido en el poder, pero la obtención de una mayoría calificada que permita cambios constitucionales luce difícil. La aprobación del presidente seguirá deteriorándose, pero lentamente, y el aún considerable arrastre presidencial no se transmitirá por completo a la candidata del oficialismo o los sus candidatos locales.

Quien sea quien gane las elecciones de 2024 deberá enfrentar unas finanzas públicas debilitadas en un contexto económico frágil y con grandes pendientes en materia de desarrollo. Por ello, para finales de 2024 será clave anunciar una reforma hacendaria y medidas de promoción del gasto público y de la inversión privada socialmente rentable. Evadir estos anuncios profundizaría la vulnerabilidad socioeconómica heredada.

El balance del gobierno actual se anticipa como uno de escasos logros, numerosos errores y grandes oportunidades perdidas. La política laboral habrá sido la de mayores aciertos, pero la energética dejará el mayor lastre para las finanzas públicas y el crecimiento sostenible. En lo que corresponde a la política social, habrá habido resultados mixtos, con un gran esfuerzo en incrementar las transferencias monetarias, aunque pobremente focalizado.

Por otra parte, el arranque del nuevo gobierno en 2024 será difícil y requerirá plantear una profunda corrección del rumbo de políticas públicas clave. Por si no bastaran los problemas de finanzas públicas y crecimiento, claramente la política de salud deberá modificarse dados los retrocesos persistentes observados, pero también la educativa, donde las evaluaciones disponibles registran pérdidas de aprendizaje considerables.

En 2024 se extingue un gobierno con pretensiones ‘históricas’ y todo parece indicar continuará uno sin desproporcionadas grandilocuencias, sino de mayor pertinencia para la vida diaria de las personas. Tiempo de dar vuelta a la página.

Rodolfo de la Torre Rodolfo de la Torre Actualmente es Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Ha sido coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, y Director de El Trimestre Económico, del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue parte del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es economista por el ITAM, y maestro en Filosofía de la Economía por la Universidad de Oxford.