"Los grandes perdedores de esta crisis son los trabajadores formales": Alfredo Thorne

Las medidas del presidente peruano Martín Vizcarra sí están sirviendo para evitar que se rompa la cadena de pagos, pero el golpe es muy fuerte, dice Alfredo Thorne, ex ministro de Economía. Sobre México dice que el gobierno está contra la pared.
15 Mayo, 2020 Actualizado el 20 de Mayo, a las 13:02
Entrevista | Alfredo Thorne - 13 de mayo de 2020.
Entrevista | Alfredo Thorne - 13 de mayo de 2020.
Arena Pública

El golpe que recibirá la economía peruana este año, será duro. Una caída de dos dígitos como creen la mayoría de los economistas, producto del azote de la pandemia que ha cerrado fronteras y mercados en todo el mundo. Pero hay pocos casos entre las economías emergentes, como el peruano, del que se espera una recuperación rápida y completa de la mayor crisis económica que ha visto el mundo desde la Gran Depresión, hace casi un siglo.

Las alentadoras expectativas sobre la recuperación peruana se encuentran por doquier, desde el Fondo Monetario Internacional hasta los analistas locales, pasando por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y los grandes bancos de inversión.

Alfredo Thorne Vetter (64 años), ex ministro de Economía y Finanzas del Perú (2016-17) durante la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski, también lo cree así. “Estamos pronosticando una caída entre el 12 y 13% del producto”, dice desde Lima en una entrevista a través de una video llamada. Pero a la brutal caída estimada de dos dígitos –que no se veía desde los años ochenta en Perú- le seguiría un rebote por el mismo estilo, dice Thorne Vetter.  “A partir del tercer y cuarto trimestre (de este año) veremos una economía reactivándose rápidamente”.

Sin embargo, la sombra de la pandemia del coronavirus, en momentos en que el gobierno del presidente Martín Vizcarra anunció la reapertura gradual de la economía, se sigue extendiendo. Hasta el jueves 14 el número de infectados en el país andino superó los 80 mil 600 y las muertes causadas por el Covid-19 ya sumaron dos mil 267, desde el 6 de marzo cuando se dio a conocer al primer contagiado en el país.

“Me preocupa que esto (la recuperación económica) se convierta en una ‘W’, que reabramos la economía y después tengamos que cerrar rápidamente”, dice el ex ministro. Durante las últimas dos décadas, Perú impulsó una economía abierta, con finanzas públicas sanas y una política monetaria prudente, que le permitió atraer grandes sumas de inversiones privadas, crecer a tasas elevadas y abatir significativamente los niveles de pobreza. Pero las tareas inconclusas de una elevada informalidad y un sistema sanitario deficiente, le están pasando la cuenta con una pandemia que ha desafiado a una de las economías ejemplares de la región.

“El gobierno enfrentó un sector de salud muy disminuido que no le permitía enfrentar la crisis”, relata Thorne, “de allí que parte del aislamiento era para que no se llegara al límite de uso de camas”, dice buscando explicar la situación de un sistema de salud olvidado por décadas.

Pero el reto peruano para derrotar a la pandemia va más allá. Con una gran población aún laborando en la informalidad, casi tres cuartas partes de ella es vulnerable. El doctor en economía por la Universidad de Oxford arroja una cifra dramática sobre la vulnerabilidad de una población que roza los 33 millones de habitantes. “Cerca de 6.8 millones de familias (son vulnerables)”, cuantifica Alfredo Thorne.

 

El gobierno enfrentó un sector de salud muy disminuido que no le permitía enfrentar la crisis”, de allí que parte del aislamiento era para que no se llegara al límite de uso de camas

 

 

‘Gabinete de Guerra’

El gobierno de Vizcarra fue uno de los primeros en América Latina en reaccionar con medidas drásticas para contener al virus. Apenas seis días después del primer caso de infección, dictó la emergencia sanitaria y una serie de medidas de restricción.

Así lo reconoce el ex ministro. “Prácticamente hizo un gabinete de guerra” –recuerda Thorne Vetter, detallando la gran cantidad de recursos que se le autorizó al sector salud derivado de una posición fiscal envidiable. “El Perú tiene ahorros equivalentes a casi el 14% del PIB, una relación de deuda al PIB de 27%, hizo una emisión muy rápida de 3 mil millones de dólares y, recientemente, el FMI recomendó una línea contingente de 11 mil millones de dólares”, dice Thorne, quien se desempeñó por ocho años como economista senior en el Banco Mundial y 15 años como economista en jefe para América Latina de JP Morgan.

Su actual colega en el cargo -la joven ministra de Economía y Finanzas del gobierno peruano, María Antonieta Alva- tuvo que cambiar sus planes de año nuevo de acelerar el crecimiento a través de contrarrestar la caída en la inversión pública para infraestructura, salud y educación, y –en cambio- enfocarse en la contención de los graves efectos económicos de la pandemia con un agresivo plan de estímulos fiscales que suman recursos equivalentes al 12% del PIB.

Facilidades en los pagos tributarios, bonos para familias vulnerables, nuevos recursos al sistema de salud, y diversas ayudas a las empresas a través de ‘Reactiva Perú’, entre otros, forman la parte medular del plan peruano presentado por Alva.

“Estas medidas sí están sirviendo para ayudar a evitar que se rompa la cadena de pagos, pero el golpe es muy fuerte”, dice Thorne enfatizando que “lo que realmente importa son las señales de empleo”.  Y es que la alta informalidad en el Perú le hace prever que habrán graves afectaciones a los trabajadores. “Esperamos una tasa de desempleo del 16%, una pérdida de 600 mil puestos formales” en una economía en la que la formalidad representa 3.6 millones de empleos, de una fuerza laboral de 17 millones de trabajadores.

Y advierte en el mismo renglón, “los grandes perdedores en esta crisis van a ser los trabajadores formales en el Perú”. El retroceso en la formalización del trabajo está a la vuelta de la esquina. “Se va a informalizar a la economía”, apunta Thorne.

 

Los agujeros de Vizcarra

Si bien el presidente Vizcarra actuó con rapidez al inicio de la pandemia, 60 días después se observan agujeros en el diseño y ejecución de algunas políticas y programas que el ex ministro señala.

“Lo que ha ido en contra del gobierno y no ha permitido que se aplane la curva es el hecho de que la población –con pocos recursos- está obligada a ir al mercado casi de forma diaria. En Perú la población va al mercado 200 de los 365 días del año, y menos de la mitad de la población tiene refrigerador”.

En estas condiciones, “el gobierno –señala Thorne- cometió algunos errores. Por ejemplo, entregó estos bonos a través de los bancos, lo que obligaba a la gente a ir a los bancos haciendo una ruta de bancos-mercado formando una ruta de contaminación”. Y añade, “se debió bancarizar a la población para su entrega”.

“Otra cosa que se pudo hacer mejor es la lucha de la sanidad. El gobierno hizo bien en aumentar el número de pruebas que se hizo, pero lo que no hizo muy bien es procesar esa información, …y ahora estamos en un punto en que el gobierno está reabriendo la economía pero –en mi opinión- es un riesgo muy grande”.

Thorne también apunta la importancia de actuar con oportunidad y sensatez cuando se trata de hacer llegar las ayudas a las empresas para proteger el empleo. Eso no ocurrió en Perú, según relata.

“Lo ideal era que estas líneas de crédito de ‘Reactiva Perú’, ligadas a la ventas, (era) más importante que estuvieran ligadas al monto de empleo de cada empresa… pero no se hizo esa relación; entonces ocurrió que  las líneas llegaron tarde, las empresas tuvieron que despedir trabajadores, y el ministerio del trabajo –al inicio- se empecinó en proteger al trabajador y no permitió flexibilidad para hacer ajustes”

Pero los señalamientos que hace Alfredo Thorne de los errores cometidos por el gobierno peruano en su lucha por contener la pandemia y en la reactivación de la economía, se ven opacados ante su optimismo por una recuperación que, estima, será rápida y fuerte.

“Se han hecho bien las cosas, se ha dado mucho dinero a la población, se ha evitado un rompimiento de la cadena de pagos, el gobierno ha utilizado bien sus recursos; justificaría ver una recuperación entre el tercer y cuarto trimestre de este año”, dice Thorne.

Sin embargo, el economista no deja de advertir un par de riesgos durante la recuperación que tiene que ver con los rezagos en la ejecución del gasto público, y las dislocaciones en los mercados que podrían llevar a la no respuesta de las empresas hacia las ayudas del gobierno y, por lo tanto, la aceleración en la quiebra de empresas.

“La ministra (Alva) habla que va a gastar doce puntos porcentuales (del PIB), pero hay que dividirlos en: Cuatro puntos, que son estas garantías a los créditos que da el banco central, y ocho puntos que está utilizando; pero de éstos ha gastado menos de cuatro, lo cual significa que el dinero que está entrando a la economía, entra muy lentamente. Hay que asegurarse que el dinero llegue a las familias”, dice.

 

Se han hecho bien las cosas, se ha dado mucho dinero a la población, se ha evitado un rompimiento de la cadena de pagos, el gobierno ha utilizado bien sus recursos; justificaría ver una recuperación entre el tercer y cuarto trimestre

 

 

El gobierno (mexicano) está contra la pared

Thorne es un viejo conocido en los ámbitos financieros y de negocios de México desde los años noventa. En el país se desempeñó como director ejecutivo de JP Morgan y, posteriormente, como director general de Banca de Inversión en Banorte-Ixe. Su firma de asesoría, Thorne & Associates, también se enfoca en el mercado y la economía mexicana sobre la que publica regularmente estudios.

Al preguntarle porqué sus expectativas sobre la recuperación mexicana no son tan optimistas, como sí lo son para el Perú, su respuesta no deja lugar a dudas. “En el Perú el tema es cíclico, en México el tema es mucho mas permanente. La economía mexicana venía entrando en una recesión, y el coronavirus simplemente agudizó una recesión debido a las malas políticas que se han implementado y, después, a la falta de confianza empresarial”.

“Es un gobierno que está contra la pared, sobre todo cuando se ven casos como el de Pemex. Un tema muy grave. Es una empresa perdedora y no queda claro si el gobierno la puede salvar”. Y el ex ministro va más allá: “Comprometerse a salvar esa empresa podría hundir al soberano”, dice.

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