Publicar datos "incómodos" demuestra la autonomía plena de Inegi: Santaella

La autonomía se ejerce, se alimenta con la reputación y se traduce en resultados tangibles, dice Julio Santaella presidente del organismo rector del sistema de información nacional.
13 Diciembre, 2021 Actualizado el 13 de Diciembre, a las 08:21
Julio Santaella Castell, presidente del Inegi, en sus oficinas de la Ciudad de México (Foto: Arena Pública)
Julio Santaella Castell, presidente del Inegi, en sus oficinas de la Ciudad de México (Foto: Arena Pública)
Arena Pública

Ejercer a plenitud su autonomía legal y de facto es lo que ha hecho del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) una de las instituciones públicas más sólidas y resilientes del país.

Ha sido la larga crisis sanitaria y económica que inició a finales de febrero de 2020 una dura prueba para mostrar la solidez de la autonomía del organismo de información de México, de cara a la difusión oportuna y rigurosa de datos que pudieran resultar incómodos para políticos y gobiernos en el país; además de su solidez técnica y científica. 

Así lo afirma Julio Santaella presidente del organismo central del sistema de información nacional en entrevista con Arena Pública a unos cuantos días de que concluya su periodo al frente del organismo el próximo 31 de diciembre. En una amplia conversación con Santaella sobre su evaluación de los seis años al frente del Instituto y los retos que enfrenta, aseguró que la resiliencia del organismo autónomo recae en su fortaleza institucional, la misma que le permitió hacer frente a la peor crisis sanitaria del país en su historia moderna.

El Instituto, que en 2022 cumplirá 40 años de haberse fundado, ya tenía una gran reputación y una tradición probada de profesionalismo y trabajo técnico previo a su arribo a la presidencia, dice el doctor en economía por la Universidad de California en Los Angeles. “A lo largo del tiempo (Inegi) ha tenido un respaldo presupuestal que le ha permitido sostener esa solidez institucional, esto aunado a programas de capacitación e inversión en tecnologías, a contar con un equipo especialmente dedicado a temas de frontera, de investigación, a estar atentos a que es lo que los usuarios necesitan a través del diálogo constante”, señala.

Cuestionado sobre si cree que la autonomía que ostenta Inegi de acuerdo a las leyes es suficiente para llevar a cabo su labor, Santaella explica que la fortaleza institucional del instituto estadístico proviene del ejercicio de dos tipos de autonomía. Por un lado, la que está planteada en la ley, adecuada para el Inegi pero que ha planteado serios retos y debates en materia presupuestaria.

A diferencia de otros órganos autónomos, como el Instituto Nacional Electoral (INE) o la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el organismo que se considera el corazón estadístico del país está sujeto a un techo presupuestal determinado por la Secretaría de Hacienda que es revisado, y modificado, por la Cámara de Diputados.

“En la mayoría de los ejercicios fiscales esto no ha sido un impedimento para que el Inegi tenga un presupuesto adecuado, suficiente aunque apretado, para llevar a cabo su trabajo. Durante mi gestión, solamente en 2019, que fue cuando inició una legislatura y también esta administración federal, tuvimos una disminución de 500 millones de pesos que sí nos puso en dificultades”, rememora el presidente del organismo.

En segundo lugar, pero al mismo nivel de importancia, se encuentra la que llama la autonomía “de facto”, consistente en mantenerse apegados a criterios legales y científicos de la información, incluso cuando esto signifique que en ocasiones tengan que darse datos “incómodos”. 

“Para mí la autonomía no es nada más una autarquía sino que depende mucho de ejercerla todos los días, de alimentarla con la reputación y con resultados tangibles de lo que estás haciendo. Entonces, de repente consiste en dar datos incómodos”, dice Santaella sacando a relucir ejemplos de situaciones específicas que vivió a raíz de la pandemia y que pudieron haber incomodado al gobierno federal o a algunos gobiernos locales del país, particularmente a unos cuantos meses de celebrarse elecciones intermedias.

Uno de los casos que más impactaron al experimentado funcionario -con un amplio historial en el sector público particularmente en el Banco de México- fue el momento en que se revelaron los datos de las defunciones durante el año del COVID, que superaron el millón, una cifra "inaudita para tiempos de paz", destaca y que generó una avalancha de comentarios críticos en los medios de comunicación y redes sociales dentro y fuera del país.

Pero hay otros datos que Santaella recuerda como incómodos y que Inegi publicó en los meses recientes. Como cuando el Instituto que preside dió a conocer que 12 millones de personas quedaron desocupadas por la pandemia, cuando un millón de negocios tuvieron que cerrar sus puertas, o cuando se publicó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH) en la que se informó que el ingreso del 90% de los hogares en México había disminuido entre 2018 y 2020. Datos que pudieron resultar incómodos para los gobiernos y los políticos en el poder.

"Son datos muy fuertes. Para mí dar esta información, apegados a criterios legales, científicos, es el ejercicio pleno y la demostración de la autonomía", dice contundente.

Superar la pandemia, un salto al vacío

Santaella resalta el trabajo que hizo Inegi durante los duros meses de la pandemia. Y es que la labor del Instituto fue de las más afectadas por la crisis sanitaria, orillando al organismo a navegar en aguas desconocidas y a reinventarse, en las que Santaella y su equipo lograron salir adelante pese a las dificultades técnicas, sanitarias e incluso presupuestales.

“Todas las instituciones del mundo, como todos los países, sufrimos los efectos de la pandemia y esto tuvo impactos que seguimos resintiendo en distintos frentes. Cada uno tuvo que adaptarse a estas nuevas condiciones. Para nosotros tuvo un impacto muy fuerte porque jamás habíamos tenido una situación de teletrabajo y dimos el salto al vacío el primero de abril de 2020 sin tener certidumbre que iba a pasar”, relata.

La fecha que cita el presidente de Inegi es el día en que entró en vigencia el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, cuando el gobierno federal anunció la suspensión total de todos los censos y encuestas con entrevistas cara a cara, formato esencial para el levantamiento de la información.  

“Pensé ¿qué vamos a hacer? ¡No puedo dejar a México sin la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo! ¡Esto va a ser terrible! Pero pudimos ajustarnos. Esa es parte de la resiliencia, nos adaptamos a la adversidad y continuamos con mayor vigor”, dice con orgullo la cabeza del Instituto. 

Las nuevas tecnologías permitieron seguir realizando la labor estadística, aunque la cultura organizacional y disposición humana surgieron como retos a superar, especialmente entre un equipo de trabajo altamente capacitado pero con un promedio etáreo mayor a los 40 años, acostumbrados a un trabajo “a la antigüita”. 

Las pruebas del éxito del Inegi frente a la pandemia están a la vista. De seis trimestres desde que inicio la pandemia, solamente durante el segundo trimestre de 2020 -cuando se decretó la suspensión cara a cara- dejaron de publicarse algunos indicadores como la ENOE. 

Para el tercer trimestre del año, los indicadores quincenales, mensuales y  trimestrales habían vuelto, incluídos los de ocupación que renacieron en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOEN) a partir de encuestas telefónicas pero con el rigor ya característico del Instituto y que le ha valido el reconocimiento internacional de sus pares.

Sin embargo, la colaboración de los generadores de información pública son cruciales para el trabajo que realiza Inegi. Cuestionado sobre la disponibilidad de las autoridades locales y líderes de organismos federales para colaborar con la entrega de registros informativos para el procesamiento de datos en proyectos ya en marcha, Santaella dice que ésta es heterogénea. Mientras que ha encontrado buena disposicion en dependencias federales como Relaciones Exteriores, Economía, Hacienda o Gobernación; no ha sido tan buena en otras.

"Recientemente hemos tenido más dificultades con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), con la secretaría de Energía -se han cerrado, se han echado para atrás-, con el sector medioambiental, que no es una situación de disposición o de actitud, sino de una reducción severa de las capacidades que tiene el sector ambiental. Estamos muy preocupados, por ejemplo, de la situación en Conafor (Comisión Nacional Forestal), que no podamos continuar con el cálculo del inventario nacional forestal", dice el presidente de Inegi. 

 

El futuro del Inegi

Santaella llegó al Inegi hace seis años, el 1 de enero de 2016, propuesto por el entonces presidente Enrique Peña Nieto. Este año termina su periodo frente al Instituto aunque la posibilidad constitucional de ser ratificado para un segundo periodo, es una oportunidad para la que ha levantado la mano.

“A mí me gustaría continuar porque tenemos pendientes por hacer. El Instituto necesita fortalecer su posición como coordinador del sistema. Tenemos fuentes tradicionales de información -censos, encuestas, registros administrativos- pero la gran mayoría de registros administrativos están en poder de dependencias del gobierno como secretarías de Estado, yo creo que el trabajo es fortalecer el acceso y permitirle al propio sistema, al propio Estado Mexicano a explotar esa información” asegura Santaella. 

Durante su gestión, el Inegi ha iniciado la recopilación y publicación de proyectos estadísticos novedosos como el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), un estimado mensual, utilizando el método del nowcasting, del Producto Interno Bruto que permite conocer cómo se está comportando la economía sin necesidad de esperar la medición trimestral. 

El ambicioso proyecto del Censo Agropecuario es el reto más difícil que a Santaella le gustaría enfrentar el próximo año luego de las limitaciones presupuestales de años previos y que ahora con un presupuesto aprobado de 11,115 millones de pesos, 46.3% mayor al de este año, tendría oportunidad de superar. Pero no se queda en lo inmediato, sino que el funcionario apunta a un futuro a más largo plazo. 

Las necesidades de información de los usuarios son lo que alimenta la creatividad del Inegi, que idean nuevas formas de medir y cuantificar la realidad del país, por lo cual frente a un mundo de tecnologías que cambian rápidamente la forma de vida de la mayoría de la población el Inegi no puede quedarse con las fuentes tradicionales sino ir por más, algo que Santaella quiere alcanzar de ser nominado para un nuevo periodo.

“Lo que tengo como visión es tener un sistema integrado donde convivan muchas fuentes de información pública, como los registros administrativos, y también de la agenda privada. Fuera de estos tenemos lo que se llama el Big Data [...] esto debería ser parte del universo de datos que se nutre y, que al mismo tiempo por un beneficio de interés público, permitir un mejor conocimiento de la realidad mexicana”. 

Poder hermanar la demanda y oferta de los datos, ser capaz de interactuar con una gran cantidad de actores de alto nivel en el sector público y privado, habilidad natural para negociar y coordinar rumbo a un fin específico, son las características que un presidente del Inegi debe tener y que Santaella considera ha demostrado a lo largo de su carrera frente al organismo.

“Yo argumento que tengo seis años probados de capacidad de resultados y que hay menor incertidumbre de qué es lo que pueden esperar del Inegi con mi persona, que con alguien que viene por primera vez a hacerse cargo del instituto” aseguró Santaella.

A la fecha de esta publicación, el presidente López Obrador aún no ha enviado al Senado su propuesta para presidir el Inegi por los próximos seis años, a partir del 1 de enero de 2022. Julio Santaella confiesa que en los últimos 21 meses, después de su encuentro en Palacio Nacional el 16 de marzo de 2020 con motivo del Censo de Población y Vivienda, no ha tenido contacto directo con el presidente López Obrador.

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