Ley de Narcomenudeo, medicina contra infecciones de VIH en cárceles de Tijuana

La aplicación efectiva de la Ley de Narcomenudeo podría prevenir hasta el 10% de las nuevas infecciones de VIH en de Tijuana
2 Octubre, 2018 Actualizado el 2 de Octubre, a las 13:40
Doctora de la Universidad de San Diego examina a consumidor de drogas en Tijuana como parte de un programa de prevención de VIH auspiciado por la institución. Imagen: Jonhn Cohen y Malcom Linton en "Tomorrow is a long time: Tijuana's unchecked HIV/AIDS epidemic".
Doctora de la Universidad de San Diego examina a consumidor de drogas en Tijuana como parte de un programa de prevención de VIH auspiciado por la institución. Imagen: Jonhn Cohen y Malcom Linton en "Tomorrow is a long time: Tijuana's unchecked HIV/AIDS epidemic".
Arena Publica

En las cárceles de Tijuana se vive una verdadera pesadilla sanitaria respecto a la propagación del virus del VIH entre reclusos adictos a la droga, ya que hasta 10 reclusos utilizan la misma jeringa, así lo aseguró Gary Zabicky, médico psiquiatra especialista en adicciones.

Si bien aún no existe la cura para el VIH, un estudio de la Universidad de California en San Diego da un rayo de esperanza.

El estudio publicado en agosto de 2018, sostiene que una eficaz implementación de la Ley de Narcomenudeo, tendría el potencial de prevenir hasta en 10% la aparición de nuevas infecciones del virus en los próximos 12 años.

 

¿En qué consiste la Ley de Narcomenudeo?

Las reformas en delitos contra la salud de 2009, permiten la posesión de drogas en ciertas cantidades para consumo personal, como lo establece la Ley General de Salud.

La disposición representó –en cierta medida- un paso para dejar de encarcelar a los consumidores de drogas, sin embargo, el sistema de justicia los sigue criminalizándo de dos formas:

  1. La ley permite que sean detenidos -hasta por 48 horas- y llevados ante el ministerio público para ser sometidos a investigación hasta que se determine que la cantidad de drogas en posesión es permitida.
  2. Las dosis máximas son tan bajas que convierten a los consumidores en narcomenudistas, o bien, permiten que sean castigados por posesión simple, sin fines de comercio.

La dosis máxima de cocaína es 500 miligramos, pero en el mercado la droga se vende por gramo; en el caso de la marihuana son 5 gramos, el equivalente a dos o tres cigarros, pero los consumidores suelen comprar bultos de entre 40 y 50 gramos; las dosis no reflejan el consumo real de drogas ilícitas.

Así, las cárceles son abarrotadas con supuestos narcomenudistas que bien podrían ser consumidores.

De acuerdo la Procuraduría General de la República (PGR), el 70% de las averiguaciones previas iniciadas por delitos contra la salud están vinculadas a la posesión.

Tan solo en abril de 2018 cada nueve minutos y siete segundos –en promedio- se abrió una carpeta de investigación por narcomenudeo a nivel nacional, con datos del Observatorio Nacional Ciudadano.

 

Te puede interesar: Inai exige informar sobre protección de datos de pacientes con VIH ¿Riesgo de ciberataques?, 14 de agosto de 2018.

 

El lado positivo de la Ley de Narcomenudeo

No obstante los problemas que alberga la Ley, también ha permitido librar de la cárcel a una cantidad considerable de personas.

Entre 2009 y 2012 se emitieron casi 90 mil resoluciones de no ejercicio de la acción penal para consumidores llevados ante el ministerio público, según el dato más actual disponible obtenido a través de solicitud pública de información por las investigadoras del CIDE.

 

El caso de Tijuana

En la ciudad fronteriza existen numerosas barreras para la implementación de la Ley de Narcomenudeo, el desconocimiento de la policía local sobre las reformas, conflictos entre las reformas federales y leyes locales, advierte el estudio de la Universidad de California.

Sin contar otros factores que motivan las detenciones de consumidores de drogas, como el hecho de que los incentivos al desempeño de los policías tienen métricas basadas en el número de detenciones realizadas.

La infección de VIH se propaga porque dentro de las cárceles los consumidores de drogas no encuentran programas de rehabilitación o reinserción social que les permita dejar su adicción, una condición que no es exclusiva de Tijuana, sino que prevalece a nivel nacional.

Lo único que existe para los consumidores en Tijuana es un programa obligatorio de abstinencia de drogas al que son sometidos cuando suman tres reportes de no ejercicio de la acción penal.

Contrario al efecto esperado, el programa puede aumentar la cantidad de nuevas infecciones de VIH al incrementar el uso compartido de jeringas “como resultado de una mala salud mental y un bajo autocuidado después de abusos psicológicos o físicos” de los consumidores, asegura la investigación de la universidad.

Para Gary Zabicky, médico psiquiatra especialista en temas de adicciones y miembro de la Sociedad Mexicana de Medicina Cannabinoide, en las cárceles debería existir un control de la calidad de las drogas que consumen los internos.

“En Tijuana la situación es alarmante, hay miles y miles de usuarios de drogas muy duras que viven en las cárceles. Si uno le dice a la autoridad queremos regalarles jeringas y condones, la respuesta va a ser ¿a quiénes? ¿a los Tecatos?, ¡déjalos que se mueran solos!, así nos cuestan menos dinero”, dijo Zabicky durante el Encuentro Latinoamericano por la Reinserción Social en septiembre de 2018.

 

La Ley Narcomenudeo como medida contra la propagación de VIH

El panorama podría ser menos grave para los consumidores de droga en Tijuana.

Para la Universidad de California, si a partir de 2018 se aplicara efectivamente la Ley de Narcomenudeo y se redujera en un substancial 80% el número de consumidores de drogas que actualmente se encarcelan, así como la confiscación de jeringas en los penales, podrían prevenirse el 10% de las nuevas infecciones de VIH en los próximos 12 años.

Y si en lugar de encarcelar a los consumidores de drogas fueran remitidos a un tratamiento con agonistas opioides, la prevención de nuevas infecciones de VIH se elevaría hasta 21%.

Entre 2015 y 2016 arrancó el Proyecto Escudo, un “alentador” programa de educación para ayudar a los policías a aplicar mejor las reformas y transformar sus actitudes y prácticas dirigidas a quienes se inyectan drogas.

Los hallazgos preliminares sugieren una mejor comprensión del estado legal de la jeringa, la heroína y la posesión de marihuana, junto con mejores actitudes sobre la Ley de Narcomenudeo, reconoce.

 

MÁS INFORMACIÓN: El efecto de la reforma de la ley de drogas orientada a la salud pública sobre la incidencia de VIH en personas que se inyectan droga en Tijuana, México: un estudio de modelación de epidemias, Universidad de California San Diego, agosto 2018. (Inglés)

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