El espejo del FMI: estabilidad que se agota sin rumbo claro

Cada año, México se somete al examen del Artículo IV del FMI. No es un simple trámite: se trata de una evaluación que combina técnica y política, que influye en la percepción que los mercados y los inversionistas tienen del país. Este espejo suele ser incómodo. En 2025, el informe preliminar vuelve a mostrar el mismo contraste que en otros años: fortalezas que dan estabilidad, pero problemas estructurales que nos condenan al bajo crecimiento.
Crecimiento: lento y frágil
El FMI señala lo evidente: México crece poco y crece mal. Para 2025 proyecta un avance de apenas 1%, insuficiente para un país que aspira a ser el centro manufacturero de Norteamérica. El nearshoring sigue siendo la gran promesa, pero aún no se traduce en un motor de crecimiento.
Inflación y Banxico: misión cumplida, con reservas
El Fondo reconoce que Banxico hizo su tarea. La inflación se ha moderado y apunta a converger hacia la meta de 3% en 2026. El FMI pide paciencia: recortar más tasas solo cuando haya señales claras de que la inflación subyacente -esa que se resiste a bajar- está realmente bajo control. Además, recomienda que el banco central comunique mejor sus decisiones publicando escenarios alternativos, con supuestos macro y trayectorias asociadas de tasas de interés, indicar en qué momento la tasa de interés llegaría a un nivel neutral y explicar la manera en que las expectativas de inflación inciden en las decisiones.
Política fiscal: la cuenta no cuadra
El déficit de 2025 será de 4.3% del PIB, por encima de la meta oficial y, sin ajustes, la deuda podría alcanzar 61.5% en 2030. El FMI considera que esta trayectoria es insostenible y pide un ajuste más ambicioso: llevar el déficit a 2.5% del PIB en 2027, equivalente a un recorte de 1.5 puntos del PIB.
La receta incluye ampliar la base tributaria: mayor progresividad en ISR, eliminación de exenciones, un IVA más robusto, impuestos verdes y a la minería, y reforzar impuestos locales como predial y tenencia. En pocas palabras: las finanzas públicas ya no pueden sostenerse con las mismas fuentes de siempre.
El organismo vuelve a poner a Pemex en el centro de sus advertencias. Reconoce planes para mejorar su situación, pero insiste en la necesidad de alianzas con privados, reducción de costos, venta de activos no estratégicos y separación clara entre objetivos comerciales y sociales. La carga que representa para las finanzas públicas no solo limita otras prioridades, sino que además resta competitividad a México en el terreno energético. Mientras tanto, la política actual, centrada en favorecer a CFE y restringir la inversión privada, también frena el atractivo del país para el nearshoring y retrasa la transición hacia energías limpias.
En su estrategia de mediano plazo, el FMI recomienda la creación de un consejo fiscal independiente: un organismo autónomo que evalúe la coherencia del presupuesto y la sostenibilidad de la deuda. Sin un contrapeso técnico, las proyecciones fiscales corren el riesgo de depender más del optimismo político que de la realidad económica.
El Fondo también insiste en establecer un ancla de deuda vinculante y reglas más claras que garanticen disciplina en el gasto. Estas medidas no son tecnicismos: son instrumentos que aportan credibilidad, reducen la incertidumbre y abaratan el financiamiento soberano.
Sector financiero: sólido, pero con deudas pendientes
El FMI reconoce la fortaleza del sistema bancario: capitalizado, líquido y resistente a choques. Pero advierte que la inclusión financiera sigue siendo baja. Sugiere promover mayor competencia, avanzar en open finance y fortalecer los derechos de acreedores para ampliar el crédito. También pide reforzar la coordinación nacional e internacional en la lucha contra el lavado de dinero, donde aún existen vulnerabilidades asociadas al crimen organizado.
El largo plazo: donde siempre tropezamos
El Fondo no suelta el dedo del renglón: productividad, infraestructura y confianza institucional. Energía, transporte, telecomunicaciones, agua, capital humano y participación femenina en el mercado laboral son los eslabones débiles. Lo que más preocupa este año: la gobernanza.
Lo que dice el espejo
El FMI no dicta políticas, pero funciona como un espejo incómodo y lo que refleja es claro:
- Banxico cumplió: inflación bajo control, credibilidad intacta.
- Las finanzas públicas no dan para más: el gasto crece, los ingresos no, y Pemex se lleva buena parte del pastel.
- La confianza pesa tanto como los datos: un marco institucional frágil puede espantar más que un déficit alto.
México puede presumir estabilidad frente a otros países de la región, pero esa estabilidad no equivale a un rumbo de desarrollo. El desafío no es evitar una crisis mañana, sino construir una estrategia de mediano plazo que combine disciplina fiscal, energía competitiva e instituciones sólidas.
El mensaje del FMI es claro: sin reformas estructurales, México seguirá atrapado en el bajo crecimiento. El país tiene bases sólidas, pero sin decisiones firmes corre el riesgo de perder una oportunidad histórica. No se trata de aceptar recetas externas al pie de la letra, sino de reconocer que los números ya no dan margen para la complacencia.
El tiempo corre, y la ventana para corregir el rumbo no permanecerá abierta para siempre.
