FMI niega estanflación, pero pide "estar alerta"
El Fondo Monetario Internacional (FMI) negó que pueda hablarse de estanflación actualmente, pero afirmó que las disrupciones en las cadenas de suministros ponen en riesgo la formación de precios y el crecimiento económico.
En su reporte World Economic Outlook, el FMI revisó ligeramente a la baja las perspectivas de crecimiento económico mundial a 5.9%, desde el 6.0% pronosticado en julio, y mantuvo en 4.9% las perspectivas para el 2022. Se trata de la segunda ocasión al hilo en que el Fondo reduce en 0.1 puntos el pronóstico mundial.
El nuevo reporte presenta un balance de riesgos sustancialmente distinto a los anteriores. Ahora menciona a las presiones inflacionarias globales -que han alcanzado niveles históricos en Estados Unidos, Europa y varios países de América Latina, incluyendo México- con un protagonismo compartido con el COVID-19.
El Fondo plantea que la alteración de las cadenas de suministros globales, junto a las fluctuaciones en los precios de las materias primas y el desanclaje de las expectativas, podrían causar el empeoramiento de las condiciones de recuperación, especialmente entre los mercados emergentes y las economías en desarrollo, que enfrentarán los peores efectos de las presiones inflacionarias, de acuerdo al organismo multilateral.
Aunque Gina Gopinath, economista el Jefe del FMI, descartó en conferencia de prensa que por el momento se pueda hablar de estanflación, es decir, alta inflación y nulo crecimiento económico, llamó a los bancos centrales del mundo a “estar muy alerta” ante cualquier alza de precios que pueda contagiar los salarios y los precios subyacentes.
Cuestionado al respecto, Joel Virgen, fundador de Out of The Box Economics dijo en entrevista que la disrupción en las cadenas de suministro es un riesgo presente para los precios y el crecimiento económico para lo que resta del año y que mantendrá el debate sobre la estanflación durante los próximos meses, especialmente porque algunas presiones sobre los precios tendrán una mayor permanencia lo que alargará el entorno de altas inflaciones.
El economista señaló que el factor común que está presionando los precios al alza y la producción a la baja son los cuellos de botella que afectan a no pocos insumos clave, problema que podría extenderse hasta 2022 y enfrentarse a factores estructurales como el proteccionismo de ciertos países y a un menor estímulo monetario por parte de los bancos centrales. "Pero no considero que el principal riesgo para el avance económico en estos momentos sea la inflación", puntualizó Virgen.
México desacelerará junto a los Estados Unidos
El reporte del Fondo también destaca una fuerte disminución en sus expectativas para el crecimiento económico estadounidense, que las redujo de 7% a 6%, en sintonía con el pronóstico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Según explica el FMI, su nueva previsión es menos optimista como consecuencia de los trastornos del suministro industrial y la moderación del consumo que se presentó en la Unión Americana durante el tercer trimestre del año.
Debido a la fuerte relación entre ciclos industriales-manufactureros de México con su vecino del norte, las perspectivas del crecimiento mexicano también fueron revisadas a la baja, aunque con una gran moderación. El FMI espera que el PIB mexicano cierre este año con un crecimiento de 6.2%, 0.1puntos menor a su anterior pronóstico.
“Es de esperarse que el crecimiento económico del último trimestre del año sea menor al de los tres previos, digamos de entre 0.4 y 0.5% a tasa trimestral. Lo anterior asociado al avanzado proceso de apertura económica que nos deja cada vez mas cerca del nuevo sendero potencial de avance económico, el cual anticipo sea más bajo que el previo a la pandemia”, estimó Virgen.
Para el 2022, la expectativa pasó de 4.2% a sólo 4%, un recorte ligeramente mayor pero que incluso así se mantiene como el pronóstico más cercano al del gobierno federal de 4.5%, muy por encima del consenso de los analistas quienes estiman que el crecimiento para el próximo año no superará el 3%.
“Tomando en cuenta el comportamiento de la manufactura en EU y sus indicadores adelantados, creo que las proyecciones para México tienen actualmente asociado un riesgo que apunta hacia un menor dinamismo. En específico, si bien no creo que el crecimiento de este año se ubique muy debajo del 6%, para el siguiente año creo que podría ubicarse por debajo del 3%”, comentó.
Poco más de la mitad de incremento en el PIB se dará por un efecto rebote señalan los analistas, mientras que el resto es el que está sujeto al comportamiento de la producción en el año, que desde finales del segundo trimestre muestra claras señales de desaceleración, especialmente en el sector manufacturero de exportación, como sucede en los Estados Unidos.
El rápido proceso de recuperación del comercio internacional durante el primer semestre del año trajo consigo un sobrecalentamiento de las rutas logísticas, que empeoró con la llegada de nuevos casos de contagio en fábricas y puertos de Asia, principalmente en China, donde la severidad de las medidas sanitarias suspendieron días enteros de embarques.
La región norteamericana, principalmente los Estados Unidos, ha sido una de las más afectadas por esta nueva crisis pues la producción de distintas manufacturas como los automóviles, se ha visto bruscamente reducida debido a los paros técnicos que han tenido que adoptar las armadoras ante la falta de piezas como los semiconductores, producidos en su mayoría en Asia.
México no se ha salvado de la crisis. Tan solo la producción automotriz lleva tres meses a la baja debido a los distintos paros técnicos en las armadoras y ya apunta a cerrar el año con un nivel incluso menor al registrado en 2020, lo que se estima podría costar hasta un 1% del PIB nacional de 2021.