La venta de Banamex redefinirá la banca en México

La estabilidad del sistema financiero, la competitividad bancaria y la confianza de la inversión extranjera están en juego con la operación, dice un grupo de expertos.
23 Enero, 2022 Actualizado el 23 de Enero, a las 18:36
Citibanamex es uno de seis bancos de importancia sistémica para el país. (Foto: CitiGroup)
Citibanamex es uno de seis bancos de importancia sistémica para el país. (Foto: CitiGroup)
Arena Pública

La anunciada venta de Banamex será una operación que redefinirá el futuro del sistema financiero mexicano en su equilibrio y competitividad, pero que también mostrará el grado de confianza de las inversiones en el país, de acuerdo con expertos que han analizado la historia de la banca mexicana.

Desde el anuncio de Citi, analistas y políticos han planteado que ésta es una oportunidad para construir un gran banco mexicano ante el dominio de la banca extranjera a raíz de la crisis de 1994, sin embargo se requiere de un jugador con la envergadura suficiente para darle ‘la vuelta’ a la trayectoria descendente que ha seguido Banamex en los últimos años, tomando en cuenta que es un banco con importancia sistémica por lo que se espera que las autoridades regulatorias y de supervisión sean particularmente cuidadosas en su aprobación.

“Las consideraciones que tiene el gobierno federal para esa operación no son sencillas, porque tiene un elemento de competitividad”, dijo Bernardo Bátiz-Lazo, un experto en historia económica y empresarial de América Latina, con una larga trayectoria académica en Gran Bretaña y actualmente profesor en la Universidad Anáhuac.

Banamex es considerado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), el órgano supervisor y regulador del sistema bancario del país, como uno de los seis bancos de importancia sistémica en México, es decir, cuya quiebra podría causar un considerable daño al sistema financiero o a la economía misma; por ello su venta se considera un asunto relevante para las autoridades financieras. Los otros bancos bajo esta misma consideración son BBVA, Banorte, Santander, HSBC y Scotiabank.

El delicado equilibrio del sistema financiero pondría en jaque a las autoridades, dijo Gustavo del Ángel Mobarak, un experto en historia del sistema financiero y profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE). De acuerdo a Del Ángel Mobárak, las autoridades tendrán que decidir si permitir la venta a uno de los grandes peces del mercado sacrificando competencia, o a que compren los jugadores menores, quienes están limitados financiera y técnicamente para operar un banco de ese tamaño poniendo en riesgo la estabilidad del sistema.

“Si lo compra un banco nacional o extranjero ¿cuál es el impacto que tendrá sobre el nivel de competencia del mercado?” se preguntó Bátiz-Lazo. Y si bien, para varios analistas y políticos que se han expresado recientemente sobre el asunto es deseable que Banamex quede en manos de empresarios mexicanos, la llegada o no de extranjeros no solo tiene que ver con un asunto de competitividad, sino también con el estado de derecho y la seguridad que ofrece el estado mexicano a las inversiones, dice Roberto Santillán, un experto en economía financiera que ha seguido de cerca la extranjerización de la banca en México, investigador y profesor de la Escuela de Graduados en Administración y Dirección de Empresas (EGADE) del Tecnológico de Monterrey (ITESM).

Mexicano o extranjero ¿el dilema?

En la prensa se ha mencionado entre los posibles compradores de Banamex a dos bancos mexicanos -Banorte e Inbursa- y a tres extranjeros -el español Santander, el canadiense ScotiaBank y el brasileño Itaú-. La decisión no es sencilla pues tres de ellos -Banorte, Santander y ScotiaBank- ya tienen una importante participación en el mercado bancario lo que genera riesgos de concentración que a su tiempo deberán analizar la Comisión Federal de Competencia Económica, el Banco de México y la propia Secretaría de Hacienda. 

De acuerdo a los reportes del Credit Suisse y de Bank of America, Banorte sería el jugador con más posibilidades de adquirir el activo bancario puesto a la venta gracias a su sólida posición de capital y a una capitalización de mercado de cerca de 21 mil millones de dólares, más del doble de Inbursa y de Santander México, los otros posibles interesados en la compra.

Banorte es un grupo financiero liderado por la familia Hank González que en 2018 fusionó a Interacciones convirtiéndose en el segundo grupo financiero más importante del país después de BBVA. Formalmente han declarado que actualmente no están interesados en la compra, sin embargo tampoco descartan la posibilidad de cambiar de opinión una vez se analicen los riesgos y oportunidades. “Debemos analizar cualquier oportunidad de valor, incluido el caso de Banamex. Hoy no podemos decir aún que estamos interesados en participar en este proceso, sería irresponsable. Vamos a empezar el análisis [..] y de ahí vamos a ir viendo poco a poco”, dijo Marcos Ramírez Miguel, el director general del grupo, hace unos días en conferencia de prensa.

De concretarse la compra por parte de Banorte, la concentración en ciertos negocios sería un asunto a analizar por las autoridades. Si bien la concentración en materia de crédito al consumo ya sería alta, sería aún mayor en otros de los negocios que se venden en el paquete Banamex, particularmente en las pensiones ya que la suma de las afores de Banorte y Banamex llegarían a concentrar más del 37% del mercado; inadmisible por ley.

La hipotética adquisición de Banamex por parte de Banorte se alimentó aún más con las declaraciones del presidente López Obrador quién afirmó que le gustaría que el banco se "mexicanizara". Aunque el guiño del Presidente también se dirigió al multimillonario Carlos Slim, cuyo grupo financiero- Inbursa- no generaría un concentración indeseada en los diversos negocios financieros; pero también al controvertido empresario Ricardo Salinas Pliego, propietario de Banco Azteca, un banco con un fuerte negocio de banca de consumo dirigido a las clases populares.

La intención del Presidente responde a que, a diferencia de otros países, en México la banca está altamente extranjerizada. De los seis bancos de importancia sistémica que controlan el 74% de los activos del país, solo Banorte está en manos mexicanas, mientras los otros cinco son parte de grupos financieros globales con sede en otros países.

"Imagino que la autoridad va a ser muy cuidadosa en esto pero es muy preocupante el silencio que hay: no hubo un pronunciamiento de la Secretaría de Hacienda, la Junta de Gobierno de Banxico se está reacomodando con la nueva gobernadora, quién tiene cero experiencia en el tema, no hubo declaración del Presidente a los mercados. Esto es crítico” advirtió Gustavo del Ángel. 

‘Mexicanizar’ Banamex no es poca cosa

La extranjerización de la banca no es un fenómeno exclusivo de México, no en América Latina, explica Roberto Santillán, dado que que las economías latinoamericanas vivieron episodios de fuerte inversión extranjera luego de los quiebres y rescates bancarios.

Sin embargo -dice Santillán- a diferencia de otros países de la región, a 30 años del episodio de quiebras masivas, la participación de los bancos mexicanos nunca se recuperó como en otros países, tirando por la borda más de cien años de una banca altamente competitiva a nivel internacional, enfatiza quién también trabajó como analista senior de Banamex durante los años 80.

La razón principal de que los banqueros nacionales nunca regresarán a México se debió a la estatización de la banca decretada por el entonces presidente José López Portillo. Un hecho que -según Santillán- fue una herida mortal que alejó para siempre el interés de los banqueros mexicanos pues temían que a sus inversiones les pasara lo mismo. 

“Los que entraron fueron los ‘casabolseros’ pero en poca escala junto a los bancos extranjeros", recuerda Santillán. Hasta el día de hoy las casas de bolsa de capital nacional controlan varios de los bancos medianos del país, mientras que los extranjeros se insertaron comprando grandes cuotas de mercado, como Bancomer, Serfin y Banamex; éste último al momento de su adquisición tenía una participación del 25% del mercado.

Para los expertos entrevistados, el comprador mexicano que adquiera Banamex no solo debe implicar que tiene la solidez necesaria para atender el actual negocio, sino que puede darle la vuelta a la caída en picada que ha tenido la participación de mercado del banco en manos de Citi, desde el 25 al 14%.

“Se necesita un comprador que pueda mantener la credibilidad, confianza y la buena administración del banco en aras no solo de la protección de los 23 millones de usuarios [...] es un banco de importancia sistémica”, recordó Del Ángel.

Para Bátiz y Santillán, la decadencia de Banamex tiene un origen claro en la falta de inversión que ha causado que, a pesar de que el banco sigue manteniendo una sólida rentabilidad, se ha visto muy superado por sus competidores, principalmente BBVA y Banorte. Y no solo es cuestión de inversión, si no de mantener y limpiar la reputación de un banco icónico para el sistema, que se ha visto envuelto en escándalos, como el caso Odebrecht y Oceanografía, por lo que en opinión del investigador del CIDE necesitaría de un fuerte y equilibrado gobierno corporativo. 

“¿Quién es el mejor candidato para darle la vuelta a la caída en picada? Yo creo que de los tres mexicanos, ninguno” dijo contundentemente Santillán. Pero, entonces ¿si no es un banco mexicano, quién compraría Banamex?

México ¿atractivo para la banca extranjera?

El caso de CitiBanamex ejemplifica lo que, según Santillán, podría convertirse en una tendencia de retirada paulatina de la banca extranjera del país ante el cambio de las condiciones internas. No es el caso de los españoles BBVA y Santander que han invertido en el país en los últimos años, pero no así el caso del canadiense Scotiabank o del HSBC.

Esto no se debe al desinterés de México como negocio, pues el país es un mercado fértil para cualquier banco al tener un porcentaje de bancarización de apenas 43%, uno de los más bajos de América Latina. Según una investigación de Adrian Tschoegl, investigador de la Universidad de Wharton, la permanencia de la banca extranjera en los países emergentes se sostiene en la capacidad de obtener rendimientos mayores a los que se pueden encontrar en sus países de origen. Y por los resultados, el mercado mexicano ofrece rentabilidades muy superiores a las de los mercados desarrollados, en Europa y Estados Unidos.

Para Gustavo del Ángel, la aparición de más y mayores competidores en mercados anteriormente con casi nula variedad de opciones financieras, ha sido factor para la salida de jugadores como Citi, quienes reconocieron que ya no eran competitivos en el sector de banca retail. “No es un efecto que están viendo ahora, pero sí sobre la capacidad de mercado que están proyectando. No solo con las fintech, si no con los otros jugadores del sistema financiero; se vió muy claro con BBVA y Banorte. Banamex fue perdiendo participación de mercado, aunque siguió creciendo. Lo que pasa es que los otros dos fueron muy agresivos en su estrategia de crecimiento y crecieron mucho más” dijo del Ángel Mobarak. Pero Batiz es escéptico sobre esto. Dice que en el caso mexicano ni los bancos medianos, ni los pequeños, ni las fintech tienen una penetración de mercado que les permita siquiera acercarse a la capacidad de los bancos grandes. 

El hecho es que el clima político del país y los horizontes para el crecimiento pueden ser factores que los grandes bancos extranjeros consideren como no favorables en México. El año pasado JP Morgan cerró su negocio de banca privada y Deustche Bank cerró sus oficinas en México, previo al anuncio de Citi de vender Banamex.

Para Santillán que los bancos mexicanos crezcan e incluso “echen a la calle” a los extranjeros es deseable, sin embargo aunque algunos bancos como Citi estén saliendo y otros no están llegando, no está sucediendo por un asunto de competitividad. Para el experto del Tec, hasta la fecha los extranjeros son quienes han sido la punta de lanza en la innovación bancaria del país, especialmente en materia de tecnología e informática, en el que destaca el caso de BBVA. Pero es la falta de estado de derecho lo que ha evitado que venga mayor inversión a México y que aumente la competitividad del sistema financiero. “Si Banamex queda en manos mexicanas solo será una confirmación de que los extranjeros no quieren venir a México no porque no sea buen negocio [...] si no porque no le ven seguridad a su inversión” dijo Santillán.

Gustavo del Ángel concuerda con ello y dice que Citi puede ser un ejemplo de esto, ya que la magra expectativa de crecimiento económico junto a mayores cambios regulatorios en el país pudo contribuir al timing de la decisión, aunque ésta ya llevaba tiempo cocinándose. “La realidad es que sí hay esa decisión corporativa [de salir de la banca de consumo] pero la decisión es elocuente con el momento. Una combinación de muchas cosas chiquitas como el tope a las tasas de las afores, la retórica del gobierno, no es una en particular, pero la que puede ser transversal es la expectativa de crecimiento”, dijo el investigador del CIDE.

De acuerdo con Jane Fraser, la CEO de Citi, la venta de Banamex no deberá tardarse y prevé que se inicie en marzo, con la primavera, según dijo hace una semana. Con ello se pondrá en marcha el mayor proceso de redefinición de la banca mexicana desde los años noventa.

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