Presupuesto de AMLO en puerta, ¿alcanza para la consolidación fiscal?

El equipo encargado de las finanzas públicas de la administración de AMLO debe entregar el presupuesto el 15 de diciembre y con ello el inicio de las discusiones de una liga difícil de estirar.
23 Noviembre, 2018 Actualizado el 23 de Noviembre, a las 10:00
La administración de AMLO busca un superávit primario de 0.8% del PIB en el presupuesto de 2019, pero no contará con ingresos extraordinarios como los remanentes.
La administración de AMLO busca un superávit primario de 0.8% del PIB en el presupuesto de 2019, pero no contará con ingresos extraordinarios como los remanentes.
Arena Pública

Ante el avance de la incertidumbre y del riesgo país, tanto por factores internos como externos, el presupuesto se convierte en elemento decisivo y trascendente para la confianza de los actores económicos del país.

Es la última pieza del rompecabezas que conforma el programa económico del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, que tomará posesión como mandatario del país el primero de diciembre.

Carlos Urzúa ha sido mencionado como futuro Secretario de Hacienda y Gerardo Esquivel como subsecretario de egresos en la próxima administración, ellos serán los encargados de diseñar esa pieza clave que son el manejo las finanzas públicas, el dinero, el gasto, los ingresos, la deuda y los impuestos. 

Desde hace varios años, el presupuesto no logra detonar el crecimiento económico, se convirtió en una serie de ajustes y recortes para alcanzar metas presupuestarias que generalmente se quedan cortas o que se logran gracias a recursos adicionales como los remantes.

Por ser el primer año de gobierno, la ley señala que la nueva administración debe entregar al Congreso el día 15 de diciembre los Criterios Generales de Política Económica, el Proyecto del Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos, para ser aprobado tanto por la cámara de diputados como por el Senado.  

Hasta el momento se sabe que el gobierno busca un superávit primario de 0.8% del PIB (ingresos públicos y los gastos totales del gobierno, pero en donde se excluyen el pago de intereses) y en general se busca una responsabilidad fiscal con austeridad el gasto y eficiencia de los recursos, aunque preocupa la aplicación de programas sociales que fueron insignias de la campaña y que tendrán un costo para las finanzas gubernamentales.

 

Programas anunciados como el apoyo económico para jóvenes aprendices en las empresas, a personas adultas mayores o bien la reducción de impuestos en la zona fronteriza, que hay quienes calculan pueda generar un boquete en las Finanzas Públicas superior a los 40 mil millones de pesos (mdp) que tiene contemplado el futuro subsecretario de egresos.

Si bien la reforma fiscal ha generado una mejor recaudación que se refleja en mayores ingresos tributarios, hay elementos en el entorno que hacen suponer que el camino para la consolidación fiscal que se ha buscado en los últimos 12 años, puede aún posponerse.

Para 2019, Andrés Manuel López Obrador no contará con recursos por operación de remanente que en años anteriores otorgó Banco de México (Banxico) a la SHCP.

El último de los remantes se otorgó en 2017 por un monto de 321 mil 653 mdp (cerca del 1.5% del PIB), de los cuales el 70% se utilizaron para reducir el creciente endeudamiento y el otro 30% a contribuir a alcanzar la meta de superávit del sector público.

El remante es un recurso no programado que se generó por las fluctuaciones cambiarias en años pasados provenientes de las reservas internacionales, pero que pueden afectar el capital contable de Banxico. 

Otro aspecto a considerar son los ingresos petroleros, no sólo por la afectación respecto a la reducción de la plataforma petrolera de producción, también por la volatilidad en los precios internacionales del crudo, como cada año, la determinación de sus precios será una variable de discusión en la cámara.

Por otro lado, en la parte de ingresos tributarios, el nuevo gobierno ha anunciado que no habrá nuevos impuestos y que no se van a incrementar los ya existentes. Bajo ese principio y con el nulo combate frontal a la informalidad, la evasión y la elusión fiscal de años anteriores, no queda más que una gran dependencia a la misma base de contribuyentes.

Como la parte de ingresos no tiene mucho margen, la disciplina del gasto debe mantenerse considerando los compromisos del país como el pago de pensiones y jubilaciones, el costo financiero de la deuda, entre otros que limitan el margen de maniobra en la parte de las erogaciones.

Sin duda, el Legislativo tiene una ardua tarea que cumplir en la aprobación del presupuesto al no incluir abundantes recursos petroleros ni ingresos por remantes.

El reto es generar el superávit primario que se ha prometido con eficiencia en el gasto y no con recortes como en años anteriores, pero también sin recurrir a endeudamiento como en administraciones pasadas en donde llegó a tocar hasta el 50% del PIB, pero gracias a los remanentes de Banxico se pudo acortar el pasivo y convertir un déficit en superávit.

Pese a la mayoría de Morena en ambas cámaras, la discusión del presupuesto promete ser intensa. La apuesta por la consolidación fiscal con disciplina del gasto, austeridad en el uso de los recursos y la eficiencia prometida, son compromisos de papel por realizarse.