Política de aranceles cero, con efectos limitados sobre los precios

Expertos ven beneficios solo si los insumos alimenticios se importan de países con los que México aún mantiene un cierto nivel de aranceles.
13 Mayo, 2022 Actualizado el 13 de Mayo, a las 16:00
Muchos de los productos que aplican para aranceles cero ya se importan de países con TLC (Foto: Gobierno de Jalisco)
Muchos de los productos que aplican para aranceles cero ya se importan de países con TLC (Foto: Gobierno de Jalisco)
Arena Pública

Si México no diversifica sus proveedores de alimento, la política de aranceles cero tendrá un efecto casi nulo en los precios.

Como parte del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic), el Gobierno de México anunció una política de aranceles cero a 21 de 24 productos de la canasta básica y cinco insumos estratégicos para la producción de alimentos. Se espera que la medida se aplique durante seis meses y permita a las empresas transmitir sus ahorros directamente a los consumidores.

Sin embargo, el actual comportamiento de compra de alimentos de México en el extranjero significa que los beneficios del programa serían limitados si se mantienen las mismas estrategias de importación.

“De los 21 artículos en la reducción de aranceles propuesta, los primeros 10 se importan principalmente de Estados Unidos, Canadá, algunos de Brasil y de Chile. Entonces ya estarían prácticamente desgravados por los diferentes tratados que ya tenemos con esos países […]. El diferencial sería mínimo”, dice César Buenrostro Rubio, socio de la práctica de Comercio Internacional y Aduanas en KPMG México y Centroamérica.

La única forma en la que se podrían aprovechar estos incentivos es si las compañías mexicanas buscaran activamente diversificar a sus proveedores de alimentos. Una decisión que hace sentido económico, dado el contexto de la guerra con Ucrania.

“Más o menos el 30% de lo que se produce de trigo en el mundo viene de Rusia y Ucrania en conjunto. En maíz es el 20%. Entonces países productores de granos van a tener más países clientes que van a intentar comprar el producto […]. Pero hay otras naciones en Europa que también producen granos. [La política cero aranceles] abre la puerta […] a que también pudiéramos abastecernos de ellos”, asegura Fernando Ruiz Huarte, director del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, inversión y Tecnología (Comce).

Es una lógica similar a la que algunos especialistas del sector energético temen para el mercado del gas natural. A medida que Europa depende más de Estados Unidos para proveerle este insumo, las ventas a México podrían hacerse más caras solo porque hay una demanda más grande del gas natural americano.

Sin embargo, aún si los aranceles cero efectivamente motivan a empresas mexicanas a comprar insumos alimenticios de otros países, los especialistas señalan que puede haber otros desafíos para que los consumidores en última instancia se vean beneficiados por precios más bajos. De inicio, apunta el líder del Comce, se necesita un compromiso de las empresas para pasar los beneficios de la medida a los consumidores finales.

“Es importante que haya un compromiso de las empresas y el sector empresarial de apoyar, hasta donde se pueda, que no crezca más el proceso inflacionario […]. Es una labor social. Las empresas deben estar conscientes de los daños que causa la inflación, especialmente a la población de menores recursos”, agrega Ruiz Huarte.

Más allá de la responsabilidad ética de las empresas, hay barreras burocráticas que podrían anular los efectos positivos de suspender los aranceles en estos productos. El socio de KPMG señala que “los productos pueden tardar varios días en llegar a las empresas. Acompañado de la estrategia de arancel cero, necesitamos una estrategia de distribución que haga más rápido el reconocimiento aduanero. En teoría, se trabaja para hacer más rápido el proceso y que se puedan introducir estas mercancías al territorio nacional […]. El tema logístico y aduanal debe abonar para que puedan darse las cosas”, señala Buenrostro Rubio.

En paralelo, de acuerdo con el director del Comce, también deberían considerarse modificaciones al proceso de revisión fitosanitaria a corto plazo. “Los aranceles cero ayudan, pero no son determinantes. Todos los alimentos y productos agropecuarios requieren una autorización fitosanitaria [para entrar]. Si no hay  plan estratégico que acelere estas autorizaciones, la disminución en los impuestos no va a ser utilizada […]. No importa si es más barato el producto, si no lo van a dejar entrar. Por eso se necesita un programa emergente para estas autorizaciones”, afirma.

Por otro lado, si se aprovechan adecuadamente los aranceles cero en alimentos, éstos podrían tener un efecto positivo en la relación comercial de México con otros países. Específicamente en el caso europeo, se ha retrasado la ratificación de la firma del Tratado de Libre Comercio de la Unión Europea con México (TLCUEM) por una serie de encontronazos entre ambas administraciones.

Sin embargo, varios países del bloque han llamado a que los acuerdos comerciales pendientes con otros países, incluido México, se concreten más rápidamente a raíz de la guerra en Ucrania. Una actividad comercial más intensa motivada por la política de aranceles cero bien podría convencer a la Unión Europea de los beneficios de cerrar una relación comercial más cercana y moderna con México cuanto antes.

Y si México aprovecha los seis meses de aranceles cero para explorar importar alimentos desde naciones con las que no hay ningún TLC, César Buenrostro acepta que hay oportunidad para forjar nuevas alianzas comerciales.

“Es una posibilidad que, al consumir estos productos [de países sin TLC con México] resulten de buena calidad, manejen buenos precios y que, con arancel cero, valga la pena importarlos. Y que, pasando el tiempo, volviendo a la normalidad, si realmente vale la pena el producto, quizás sí vale la pena tratar de plantear esa opción al gobierno federal de crear un nuevo tratado”, concluye el especialista de KPMG.