Bancos centrales de economías emergentes en ruta de alza de tasas

JP Morgan espera que los principales 18 bancos centrales de mercados emergentes realicen 73 incrementos de tasas en los próximos 12 meses; destacan Brasil, Colombia, Chile y México.
21 Julio, 2021 Actualizado el 21 de Julio, a las 15:19
El Banco Central de Chile fue el más reciente en sumarse a la ola con un aumento de 0.25 puntos en su tasa. (Foto: Banco Central de Chile)
El Banco Central de Chile fue el más reciente en sumarse a la ola con un aumento de 0.25 puntos en su tasa. (Foto: Banco Central de Chile)
Arena Pública

Los movimientos alcistas de las tasas de interés apenas comienzan en los bancos centrales del mundo.

Si bien referentes como la Reserva Federal estadounidense (FED) y el Banco Central Europeo (BCE) aún no dan ese paso, la persistencia de una inflación alcista en las economías y un giro hacia una línea dura en la FED, está moviendo a los bancos centrales de las economías emergentes a entrar en un ciclo alcista de tasas.

En junio, en un grupo muestra de 37 bancos centrales de mercados emergentes -que incluye a México-, se dieron cinco alzas de tasas de interés, después de que en mayo solo ocurrió una, dice un reporte de Reuters. Entre estos bancos centrales, además de México, se cuenta a Brasil, Chile, Rusia y República Checa. "Muchos señalaron un ritmo acelerado de alzas en los próximo meses", añade el mismo reporte. En lo que va del año y hasta el 6 de julio, se habían contabilizado 15 alzas de tasas en el grupo.

En Brasil, México y Chile, tres de las mayores economías de Latinoamérica, los encargados de formular la política monetaria decidieron incrementar sus tasas ante el rebase de sus niveles objetivo de inflación. El endurecimiento se da después de casi un año de relajamiento monetario adoptado para facilitar la recuperación económica de las economías.

El Banco Central de Brasil fue el primero de los tres en iniciar el ciclo alcista de la tasa de referencia -conocida como tasa Selic-. Los movimientos de política monetaria en la economía más grande de América Latina han sido agresivos, con tres incrementos de 0.75 puntos base durante tres reuniones seguidas hasta llegar a 4.25%, el 16 de junio pasado.

En enero, la Selic se encontraba en 2.00%, sin embargo desde el mes de marzo, la inflación comenzó a subir desproporcionadamente en comparación con meses anteriores, alcanzando 8.35% en junio, el doble de la inflación objetivo del Central de Brasil de 3.75% +/- 1.5 puntos. 

Pero a diferencia de Brasil, los otros bancos centrales se resistieron para meter reversa a su política expansiva. A pesar que desde abril la inflación superó el rango superior del objetivo de inflación del Banco de México (Banxico), de 4.0%, la Junta de Gobierno mantuvo la tasa de referencia en 4%.  Fue en junio que, en decisión dividida, la Junta decidió subir 0.25 puntos base la tasa, a 4.25%.

Chile es el caso más reciente de incremento en la tasa. El 14 de julio el Consejo del Banco Central de Chile decidió, por unanimidad, incrementar la tasa 0.25 puntos base a 0.75%, después de haberse mantenido en ese nivel durante 16 meses. 

Durante el primer trimestre del año, la inflación en Chile continuó su tendencia de 2020 con niveles interanuales entre 2.7% a 3.3%, concordantes con el objetivo de inflación del país andino de 3.0%. Sin embargo en abril, los incrementos comenzaron a encender las alarmas, hasta que en junio alcanzó un nivel de 3.8%. 

"Es así como, partiendo de uno de los niveles más expansivos entre economías comparables, el Consejo anticipa que la TPM (Tasa de Política Monetaria) estará por debajo de su valor neutral durante todo el horizonte de política de dos años", dijo el banco central chileno en su comunicado.

Otras economías de la región como Colombia, Perú y Argentina han decidido mantener sus tasas. 

En los dos primeros, la inflación no ha crecido tanto como en otros países, además de que la incertidumbre política -en Colombia por el intento de reforma fiscal y en Perú por el recién culminado proceso electoral- no dan condiciones para iniciar un ciclo alcista.

Argentina es un caso atípico en la región, pues desde antes de la pandemia de coronavirus, durante el gobierno de Mauricio Macri, el país inició un proceso hiperinflacionario que no se ha detenido, lo que diferencia la prioridades del Central argentino de la de otros en Latinoamérica. 

Avalancha de alzas en emergentes

Las diferencias en el inicio y agresividad de los ciclos alcistas entre los países que están reduciendo sus estímulos monetarios se deben a la disparidad de la recuperación económica que generan riesgos inflacionarios distintos. 

Los tres bancos centrales tienen un mandato único, es decir, que su responsabilidad es solo mantener la estabilidad de los precios, a diferencia de aquellos que cuentan con un mandato dual que suma también el objetivo de mantener un crecimiento económico sostenido. 

Sin embargo, a pesar de ello, la pandemia -que trajo la peor contracción económica desde hace años- forzó a los bancos centrales a adoptar de manera excepcional medidas para facilitar que las economías de sus países se levantaran. Mantener tasas de interés bajas permite una mayor capacidad de endeudamiento a personas y empresas con el objetivo de mantener circulando el dinero para la reactivación necesaria en los momentos de crisis. 

En el caso de Chile, la diferencia es clara con los otros dos países, pues si bien la inflación ha superado el objetivo, no lo ha hecho al ritmo visto en Brasil y México. 

Además, entre los hechos que consideró su banco central para decidir subir la tasa, la recuperación en el país andino está siendo mucho más dinámica debido a los estímulos fiscales -que alcanzan el 8% del PIB- y una tasa de vacunación contra el coronavirus de 69.5%, a comparación de México (28.1%) y Brasil (42.4%). 

Estas dos condiciones materializadas en una sólida recuperación del mercado interno, le facilitó sobrellevar la ola de coronavirus que les golpeó en marzo pasado, por lo que el Banco Central de Chile, tuvo mayor confianza en que el alza de tasas no repercutiría negativamente en la recuperación económica.

También en Brasil, a pesar de tener una menor tasa de vacunación debido a su alto número de población y retrasos recurrentes en los programas de inmunización, la economía creció más de los esperado durante el primer trimestre del año a pesar de la mortal ola de coronavirus que golpeó al país en marzo. Sin embargo, la economía brasileña está mostrando signos de desaceleración además de mantener una tasa de desempleo de 14.7%, muy por debajo de sus niveles prepandémicos aunque una de las más altas de la región.

México enfrenta una situación distinta. El nivel de inflación supera por mucho el objetivo del banco central, con una recuperación económica para este año (calculada entre 5% y 6.5% por los analistas) pero que no será suficiente para recuperar los niveles prepandemia durante el 2021, con una fuerte dependencia de los Estados Unidos

A diferencia de los bancos centrales chileno y brasileño, la división al interior de la Junta de Gobierno de Banxico sobre el rumbo inmediato de la tasa plantea divergencias sobre la percepción de la transitoriedad de la inflación observada, como lo expusieron sus miembros en la minuta. Un divergencia que también existe en la FED y en amplios círculos de economistas. 

Alfredo Coutiño, economista en jefe para América Latina de Moody´s Analytics, explicó en Twitter que los bancos centrales que se aferran al argumento de “transitoriedad inflacionaria” lo hacen “ante el temor de generar una reacción desordenada de los mercados. Esto por la desilusión que crearían al empezar a revertir la expansión monetaria”.

En una lectura de mercados muestra en esta semana, JP Morgan dice que espera que los principales 18 bancos centrales de mercados emergentes realicen 73 incrementos de tasas de interés en los próximos 12 meses, destacando Brasil, Colombia, Chile y México, publicó Reuters este miércoles. Para el caso mexicano el consenso de analistas es que el incremento llegue a 125 puntos base a finales de este año.

Los ojos sobre la Reserva Federal 

Pero los ojos de los banqueros centrales del mundo están puestos en las señales que envíe la Reserva Federal estadounidense y su impacto en los mercados emergentes.

Larry Fink, el CEO de BlackRock, el mayor manejador de activos financieros del mundo, dijo a Reuters que a su consideración la inflación no será temporal y matizó que si bien el nivel no era comparable al de los años 70, sí podría quedarse entre 3.5% y 4.0%, por lo que la Fed debería de cambiar su política monetaria y aumentar su tasa entre 0.50 y 1.00 punto.

Si bien en su decisión de junio el comunicado de la FED ya dio muestras del inicio de un mayor endurecimiento de su política monetaria, adelantando el alza de tasas hacia 2023, el presidente de la FED, Jerome Powell, ha defendido reiteradamente la transitoriedad de la inflación -que en junio alcanzó el 5.4%-, sin embargo las divergencias entre los 12 presidentes de los bancos regionales del Sistema de la Reserva Federal se han recrudecido.

El peligro del aumento de tasas en los Estados Unidos se debe al temor de que, cómo ocurrió en 2013, el retiro de los estímulos monetarios dé inicio a un episodio conocido como taper tantrum, que consiste en la reacción desordenada de los mercados. Ello podría llevar a un debilitamiento de las monedas nacionales en relación al dólar, así como fugas de capitales provocadas por oleadas de ventas de bonos reduciendo sus precios y aumentando sus rentabilidades.

Por lo pronto este riesgo aún luce alejado. Los presidentes de los bancos regionales de la FED debaten el futuro de su programa de estímulos y cuándo es el momento oportuno para retirarlos gradualmente. El programa de estímulos contempla compras de activos por 120 mil millones de dólares mensuales.

Se prevé que este debate continúe en la reunión del Comité de Mercado Abierto de la FED el 27 y 28 de julio próximos. "La Fed es independiente. Tomarán las acciones que consideren necesarias para mantener una fuerte y duradera recuperación económica", dijo el presidente Biden, quien respaldó la postura de la transitoriedad inflacionaria; mientras que un sondeo de Reuters entre analistas muestra, por aplastante mayoría, que Biden nombrará a Jerome Powell para un segundo periodo de cuatro años.